lunes, 9 de mayo de 2011

Atlas shrugged


Comúnmente conocida en español como La rebelión de Atlas, la traducción literal del título sería más bien Atlas se encogió de hombros, o podríamos llamarle de forma más accesible Atlas dijo "meh". Esta novela, escrita por Ayn Rand y publicada en 1957, es lo que podríamos llamar una "novela filosófica", pues se dedica a exponer de manera narrativa los principios del Objetivismo, corriente creada por la misma Rand. Básicamente, nos plantea que existen los valores absolutos, lo correcto y lo incorrecto, y no hay medias tintas. Sin embargo, no es tan maniquea como podríamos pensar, más bien se acerca a los pensamientos de Nietzsche sobre el superhombre que vive bajo sus propios preceptos morales, aunque aquí esos preceptos son deducidos a través de la razón.


También es una gran defensa del individualismo y, por ende, del laissez-faire y del capitalismo. Me imagino que ésta podría ser la novela favorita de Carlos Slim. ¿De qué trata? Digamos que un buen día, los Slim de Estados Unidos empiezan a desaparecer: renuncian a su trabajo y se van sin dejar huella. Todo esto es parte de una conspiración en la cual estos hombres, los emprendedores, los grandes pensadores, los que cambian al mundo, se niegan a seguir trabajando para mantener a la humanidad a cambio de su desprecio. Se critica a la humanidad en general y a los políticos en particular, que se apropian de las máquinas creadas por los inventores y creen que se pueden operar como por arte de magia, sin la capacitación correspondiente. Se plantea que si todos estos hombres se pusieran en huelga, el mundo probablemente se iría al carajo.


El libro comienza con la pregunta "¿quién es John Galt?", que es más bien usada como una expresión de desencanto, de alguien que se rinde, aparentemente sin hacer referencia a una persona real. Dagny Taggart, la protagonista, vice-presidente de la compañía de ferrocarriles más importante del país, lleva a cabo una lucha en diversos frentes: lucha por poder hacer su trabajo sin la intromisión del gobierno, lucha por evitar que un "destructor" persuada a otros colegas a abandonar su posición y lucha por encontrar al inventor de un revolucionario motor que encontró entre las ruinas de una fábrica desierta. El misterio de la identidad de John Galt se desarrolla lentamente, uniendo varios de los puntos narrativos hasta ya muy avanzada la trama (en la tercera y última parte, a más de setecientas páginas). A pesar de ser bastante pesada y extensa (tiene mil ciento sesenta y ocho páginas) está bastante bien escrita y la historia es lo suficientemente buena, aunque llega a ser muy repetitiva al plantear sus ideas y, si uno no coincide con ellas, puede llegar a ser chocante.


¿Por qué leí esta novela? Pues resulta que Steve Ditko, dibujante que co-creó a Spider-Man, es un ferviente seguidor de Rand y del Objetivismo. Algunos de sus personajes, como The Question y Mr. A, son perfectos ejemplos de esta tendencia. Por ende, en repetidas ocasiones se hace homenaje/referencia a esta novela, al relacionarla con los personajes creados por Ditko. Además, hace varios años leí una síntesis de The Fountain, otra novela de Rand previa a Atlas, y me gustó lo suficiente como para despertar mi interés. Entonces cuando vi este libro, a pesar de que generalmente huyo de los tabiques enormes pues no me gusta dedicarle tanto tiempo a un solo libro, lo compré sin dudarlo. Y no me arrepiento.


Sí, el Objetivismo es muy cuestionable. Sí, puede llegar a ser demasiado ingenuo, confiando en el buen funcionamiento de la sociedad como movida por la mano invisible de Adam Smith. Sí, nos plantea que la mayoría de los industrialistas son también pensadores y casi no nos muestra el espécimen que me parece más común: el heredero incompetente a quien sólo le interesa ganar dinero y no desarrollar sus habilidades. Sí, es fastidioso que los protagonistas lleguen a ser tan fríos (e increíblemente apuestos todos ellos). Sí, dado que fue escrita en los años 50 no contempla el aspecto ambiental que décadas después ha ocasionado estragos en el planeta por la ambición desmedida de esos mismos industrialistas. Sí, su visión es limitada y no alcanzó a adivinar los límites del sistema capitalista y su posible final, el cual aparentemente está llegando desde hace algunos años. No obstante todos estos peros, fue visionaria en varios aspectos: hoy en día hay muchas leyes en Estados Unidos que están ocasionando que los empresarios produzcan menos a propósito o que migren a estados con menos restricciones de impuestos. También critica durísimo al comunismo y sus variantes. Pero este no es un blog de política, así que hablemos de algo más.


Algunas ideas que plantea son bastante sensatas. Estoy totalmente de acuerdo con su defensa del egoísmo y sus ataques al altruismo. Me encantaría que en el mundo real se brindaran oportunidades a quienes tienen aptitudes, no a quienes conocen a la gente indicada. Y me gusta la invitación implícita a mejorarse uno mismo para ser mejores en lo que hacemos y a usar la razón ante todo (aunque eso no nos garantice encontrar la felicidad, a diferencia de la novela). También, como fan de los superhéroes, no puedo evitar el gusto por personajes que hacen lo que consideran correcto, aún teniendo que romper la ley para ello. Otra cosa que me gustó fue su crítica al posmodernismo y a la indefinición caracterísitica de éste (en la trama, los "hombres" que luchan por destruir los valores objetivos son descritos como seres indefinidos que quieren que todo en la realidad se vuelva una masa informe, haciéndolos parecer criaturas lovecraftianas). No puedo evitar ver cierta similitud entre el concepto de Anti-Vida manejado por Rand y el mismo concepto incorporado por Jack Kirby (y revitalizado por Grant Morrison) en sus comics del Fourth World. Y la visión de la sexualidad y el romance manejada por los protagonistas (a pesar de su aparente frialdad) es bastante idealista y por eso mismo me agrada: uno debe estar con quien lo merece, no se puede amar a alguien que no se lo ha ganado.


En definitiva, no es recomendable para todo público. Digamos que le gustó más a Adrián que a Pok, si es que eso tiene algún sentido. Me recordó formas de pensar que solía tener en etapas más ingenuas de mi vida y anteriores a mi conversión al Discordianismo. Me gustó, me entretuvo, pero no creo que la volvería a leer nunca. Aunque sí me motivó a seguir el ejemplo de la autora, quien forjó su carrera como escritora sin la ayuda de nadie. Para terminar, los dejo con un par de citas:

"-and that would be the end of the world, not fire and brimstone, but goo."

 "The mystics of both schools, who preach the creed of sacrifice, (...) tell you that they possess a means of knowledge higher than the mind, a mode of consciousness superior to reason -like a special pull with some bureaucrat of the universe who gives them secret tips withheld from others."

Traducción libre por parte de su servidor:

"-y eso sería el fin del mundo, no fuego y azufre, sino baba."

"Los místicos de ambas escuelas (N. del T.: se refiere a la escuela de la mente y a la del cuerpo, que predican el predominio de uno sobre el otro pero siempre separándolos), que predican el credo del sacrificio, dicen poseer una forma de conocimiento más elevada que la mente, un modo de consciencia superior a la razón -como una especie de 'palancas' con un burócrata del universo que le da consejos secretos que no comparte con los demás."

No hay comentarios:

Publicar un comentario