jueves, 27 de enero de 2011

El concierto

(Le concert,  Radu Mihăileanu, Francia, 2009)

El viernes pasado se estrenó esta comedia francesa que cumple su propósito: entretener. Pero no va mucho más allá.

Nos cuenta la historia de Andreï Filipov, otrora director de la orquesta Bolshoï, cuya carrera fue publicamente destruida treinta años atrás. Querían correr a los integrantes judíos de la orquesta mas él no hizo caso y condujo un concierto de Tchaikovsky, el cual fue interrumpido de manera abrupta y trayendo consecuencias graves para más de uno de los involucrados.


En el presnete, Filipov trabaja como conserje en la sala de orquestas en al cual solía dirigir, esperando una oportunidad para recobrar su gloria. Al parecer tiene un trauma por la manera en que su carrera fue detenida, a la manera de un coitus interruptus. Mientras hace la limpieza de la oficina del director, llega por fax una invitación a tocar en el Teatro Châtelet en París. Haciendo gala de una audacia que tiene más que ver con locura que con otra cosa, esconde el documento, reúne a sus amigos y compañeros de antaño y se propone a suplantar a la orquesta verdadera para tocar en Francia y poder por fin cumplir su sueño de tocar el concierto completo. Para esto pide como solista a una violinista de fama mundial, Anne-Marie Jacquet. Ésta no lo sabe, pero algo en su pasado la une a la historia de Filipov y compañía.


Obvio las cosas empiezan a salir mal, tienen que sacar a los músicos casi casi de abajo de las piedras, el grupo de rusos que llega a Paris no son mucho más que una caterva de alcohólicos que ven en el viaje la oportunidad de quedarse a trabajar como ilegales.. Sin embargo, de una manera completamente inverosímil, cierto espíritu de grupo los hace unirse y apoyar el sueño común, haciendo una parodia del comunismo.


La película no nos deja nada a la imaginación, nos lo explica todo y une todos los cabos. Abusa del contrato de credibilidad, llevando las situaciones mostradas al límite de lo plausible. Los riesgos que enfrentan los personajes nunca son amenzas reales, aunque supongo que el enfoque era el de derrotar al enemigo interno más que a los obstáculos de fuera. Las formas en que se presenta esta cinta son demasiado convencionales y el desenlace es muy complaciente, pero el concierto del final es bastante disfrutable. La señora que se sentó a mi derecha hasta aplaudió cuando terminó, ja.

En resumidas cuentas, es una película disfrutable, un tanto aleccionadora, poco creíble, pero entretenida. Recomendable si no hay nada bueno que ver.


De amor y otras adicciones

(Love and other drugs, Edward Zwick, Estados Unidos, 2010)

Algo que me resulta curioso, sociológicamente hablando, del cine de Hollywood es la forma en que expone y refuerza el status quo. Es decir, de una forma a veces sutil y a veces descarada, nos indica qué es socialmente aceptable y cómo se supone que debemos comportarnos. La película que reseño en este post pertenece a una corriente a la que denomino "chick flick incluyente". Otros ejemplos del género son Good luck Chuck (Mark Helfrich, Estados Unidos, 2007) y He´s just not that into you (Ken Kwapis, Estados Unidos, 2009). Estas películas se distinguen de otras comedias románticas principalmente dirigidas al público femenino por la inclusión de mujeres muy atractivas y escenas altamente eróticas para atraer también a un público masculino (o al menos para hacerlas más llevaderas para los hombres que acompañan a sus novias a verlas). Pero no sólo eso, sino que además estas películas muestran un punto de vista masculino, al menos en principio.


Como todas las comedias románticas contemporáneas, nos muestra una "nueva" especie de mujer, la cual también puede usar al hombre para tener sexo en lugar de simplemente ser la abnegada víctima. Esto nos muestra cómo ha cambiado la sociedad en las últimas décadas, no solamente tomando la postura feminista de mujeres comportándose como los hombres sino como mujeres libres que pueden disfrutar de su sexualidad. Con esto en mente, la cinta aquí reseñada nos promete grandes dosis de desnudez femenina y sexo salvaje y animal. Y lo cumple.


Sin embargo, por otra parte, estas películas también nos muestran lo que "se espera" de los hombres. Presenta a personajes masculinos que también son sensibles (sin dejar de ser varoniles), que se dan cuenta que también ellos tienen su corazoncito y "cambian" mágica y milagrosamente en lo que se supone las mujeres buscan. Simplifican la interacción entre hombres y mujeres a esquemas previamente definidos y fácilmente reconocibles. El personaje masculino se convierte en ese mítico "hombre sensible" que surgió en los años 90. La falla de estas comedias románticas "incluyentes" es que al final caen irremediablemente en el punto de vista supuestamente femenino, dejando de lado la intención de mostrar ambos lados de la historia y complaciendo a aquellos en el público que buscan finales rosas.

Dicho lo anterior, pasaré a hablar en forma de Love and other drugs. Basada en el libro Hard Sell: The Evolution of a Viagra Salesman, nos cuenta una historia que empieza en 1996 (quisiera hacer una mención especial al nostálgico y bien logrado soundtrack noventero) con Jamie Randall, un joven que dejó la escuela de medicina, es un casanova y ambiciona tener mucho dinero. Para este fin se vuelve representante de la farmacéutica Pfizer, intentando promover medicamentos nuevos dentro de la comunidad médica. Haciendo uso de tácticas sucias y abusando de su carisma natural, poco a poco empieza a posicionar sus productos. En una de sus visitas a un consultorio conoce a Maggie Murdock, mujer de veintiseis años que padece del mal de Parkinson prematuramente. El acierto de la película es mostrarnos el "defecto" de Maggie desde un principio, evitándonos un patético descubrimiento o una lastimera revelación. Obvio la mujer está guapísima (y qué bien se ve Anne Hathaway) y Jamie se propone a conquistarla.


La chica en cuestión parece ser la mujer ideal para él pues, dado su malestar, no desea involucrarse sentimentalemente con nadie y acuerdan solamente tener sexo. De este punto en adelante, lo que pudiera tener de inventivo u original es descartado y la historia sigue los pasos de la formulita uno por uno. No se preocupen, no les cuento nada que no puedan intuir del trailer: Jamie se enamora de Maggie, ella lo rechaza y hace que se aleje, pero eventualmente él se da cuenta de que no puede vivir sin ella y renuncia a una prometedora carrera para quedarse con ella. El final se ve venir a leguas pero se tarda mucho en llegar, prolongando el sentimentalismo lacrimógeno tal vez un poco más de lo necesario.

No me malinterpreten, no me parece una mala película. Dentro de lo que cabe es bastante buena, logra hacerte reír cuando se lo propone, seguro a más de un@ l@ hará llorar y es bastante disfrutable. Sólo me incomoda un poco que una premisa que podría dar para más se diluya en algo tan complaciente. En general me enojan y me deprimen los finales tan felices. Pero no me puedo quejar, digo, Anne Hathaway. Uff...


Rebelde sin causa

(Rebel without a cause, Nicholas Ray, Estados Unidos, 1955)

Para terminar con mi educación, vi este clásico del cine de los años 50. Nunca antes lo había visto a pesar de su fama y es un peliculón. La historia es simple: James "Jimbo" Stark es un joven problemático, acaba de mudarse a otra ciudad junto con sus padres para escapar de las broncas que tenía (aunque más bien su madre quiere huir del "qué dirán"). Lo arrestan por borracho, es rechazado por una núbil, se hace amigo de un inadaptado y vuelve a meterse en líos con los bravucones locales. Esta película lo tiene todo: peleas con navajas, competencias en coches robados rumbo a un barranco, chicas guapas, copetes parados y mucha actitud. Es más, en la escena inicial, tiene un changuito de cuerda, ¿qué más puede uno pedir?


Pero por si fuera poco, también tiene una gran historia. Retrata a una juventud sin rumbo, sin ejemplos a seguir, sin ambiciones, sin un mañana, cuyos padres pusilánimes no pueden enseñarles lo que es ser un hombre o carecen del interés en saber cómo les va. Esta descripción no se limita a los jóvenes de los años 50, sino que puede aplicarse a cualquier generación posterior que padece de diferencias con sus padres, que cuestiona los valores comúnmente aceptados y que se desespera ante la aparente imposibilidad de lograr algo distinto, ante el inminente destino de convertirse en lo que más odian y terminar igual que sus progenitores.


Estos jóvenes tienen muchas causas para rebelarse, mas carecen de la disciplina para encauzar su ímpetu. Cometen crímenes porque están aburridos, pero lo hacen para probar su honor (no para enriquecerse por medios ilícitos ni para simplemente recalcar lo absurdo de la existencia). Sin embargo, Jim quiere entregarse y recibir el castigo correspondiente, harto de esconderse y seguir hipócritamente las normas de la sociedad, poniendo a prueba la moral que le han inculcado desde que nació. Su enojo está justificado, su angustia responde al conflicto neurótico de aceptar que el mundo real nunca se parece al mundo ideal que nos metieron en la mente a la fuerza.


En la comandancia de policía, Jim conoce a otro chico con problemas, John "Plato" Crawford. Este joven me recordó muchísimo al sociópata Holden Caulfield, protagonista de la novela El guardián del centeno (The catcher in the rye, J. D. Salinger, 1951). No sabe cómo relacionarse con el resto de la gente y es peligrosamente inestable. Poco a poco empieza a ver en Jim a la figura paterna de la cual carece. Sin darse cuenta, éste último asume el rol paterno que su amigo proyecta en él, intentando demostrarse a sí mismo que ser un buen ejemplo a seguir es algo fácil, realizable. No obstante, el destino le enseña crudamente la lección de que nadie es infalible, todos somos realmente impotentes ante ciertas dificultades y a veces tendremos que aceptar que no tenemos lo que se necesita para salvar otra vida.


El icónico papel de James Dean resultó ser profético. En una parte está discutiendo con su padre y éste le dice que en diez años recordará este momento y le parecerá insignificante en retrospectiva, a lo que Jim responde que no tiene diez años, lo que necesita es una respuesta en ese momento. Más adelante, platicando con Judy (la núbil que lo rechazó pero se da cuenta de que en realidad se comportaba como una auténtica perra sin querer serlo, sólo por pretender), le dice que al despertar deseó que ese día fuera muy bueno, pues podría no tener un mañana. Como bien sabemos, Dean murió trágicamente en un accidente automovilístico poco tiempo antes de que la película se estrenara, quedando inmortalizado como la personificación de la juventud eterna.

La película empezó a ser rodada en blanco y negro, pero decidieron hacerla a color. Gran acierto, ya que de lo contrario no contaríamos con la imagen de esa inolvidable chamarra roja.

Para terminar con otra nota necrótica, esta cinta también contó con la primera aparición en pantalla de Dennis Hopper, quien falleció hace menos de un año y a quien recordamos con gran admiración.

lunes, 24 de enero de 2011

Powerless


Escrita por Matt Chemis y Peter Johnson, con arte a cargo de Michael Gaydos y colores de Lee Loughridge, esta miniserie de seis números publicada originalmente en 2004 puede consegurise en trade paperback, o lo que es lo mismo, en una compilación en formato de libro.

Nunca antes había leído nada de estos escritores, del artista sólo conocía su trabajo en el comic Alias (escrito por Brian Michael Bendis). Lo que despertó mi interés fue la sinopsis:

"¿Qué hace a un héroe?

"¿Son sus acciones, o los resultados de estas? Powerless explora el significado del heroísmo en términos muy humanos. Reimaginando a los personajes más populares de Marvel sin poderes sobrehumanos, esta historia revela el núcleo de héroes a quienes todos hemos llegado a conocer y a amar. Estos personajes - incluyendo a Peter Parker, Matt Murdock y Logan - estaban destinados a ser héroes.

"Sólo porque a Peter Parker no lo haya mordido una araña radioactiva no significa que no combata a un hombre enloquecido llamado Norman Osborn. ¿Matt Murdock? Ciego, sí - pero sin sentidos aumentados. Sin embargo, sí se convirtió en el defensor legal de los pobres en Hell´s Kitchen, así como también se interpuso en el camino de Wilson Fisk, el Kingpin. Y Logan es, desde luego, el enigmático - y amnésico - viajero errante huyendo de su pasado."


En general me gustan mucho las historias alternativas, ésta en particular me llamó la atención. Comienza con un hombre que despierta de un coma de tres días, recordando imágenes del Universo Marvel y teniendo visiones de seres superpoderosos al retomar su vida rutinartia como psicoanalista. Siempre se había sentido satisfecho con no involucrarse en las vidas de los demás, pero sus visiones hacen que esto cambie.

Uno de sus pacientes es el adolescente Peter Parker, huérfano desde chico, ñoño de tiempo completo y perseguido por bravucones. Por si fuera poco, tras entrar a trabajar como becario a Industrias Stark, una araña radioactiva que era parte de un experimento lo muerde, dejándo su brazo derecho todo chupado y parcialmente inutilizado. Para acabarla de amolar, a los pocos días asesinaron a su tío y ahora Norman Osborn, el padre de su mejor (y único) amigo lo presiona para involucrarlo en intrigas de espionaje industrial.

Otra persona busca la ayuda del psicoanalista William Watts. Se trata de Matt Murdock, abogado invidente quien intenta probar la inocencia de un tal Frank Castle, inculpado por la muerte de un criminal que asesinó a su esposa e hijos. Dado que ayudar al defensor lo enemistaría con Wilson Fisk, principal figura del hampa, Watts le niega su apoyo. Esa misma noche, un hombre llamado solamente Logan y armado con un juego de tres cuchillas en cada mano (llenas de la sangre del ahora difunto paciente de Watts, Charles Xavier) asegura ser inocente e interroga al psicólogo en busca de las respuestas que su memoria destrozada no le puede dar.


De este modo van transcurriendo las tres historias, vistas a través de los ojos de William Watts (así como el Phil Sheldon en Marvels, de Kurt Busiek y Alex Ross) mientras éste se involucra cada vez más, tomando decisiones de moral cuestionable pero impulsado por su sentido de estar haciendo lo correcto.

Esta historia se siente como alguna de las novelas gráficas publicadas por el sello Vertigo, aborda temáticas realistas y maduras, además de estar permeada por un ambiente oscuro y hasta cierto punto pesimista. En esta realidad, no sólo los héroes carecen de poderes sino que además tienen obstáculos o desventajas. No obstante, esto no los detiene ni los desvía en su determinación a hacer el bien, a poner en riesgo sus propias vidas, a pesar de hallarse ante situaciones frente a las cuales son prácticamente impotentes.


El arte de Gaydos resulta más que apropiado, lleno de sombras y mostrando rostros y locaciones realistas. Los colores de Loughridge se mantienen sobrios y opacos, creando una atmósfera opresora, excepto cuando retrata las visiones del mundo superheróico lleno de colores brillantes y llamativos. En particular me encantaron las últimas tres páginas del capítulo cinco, desarrollando tres secuencias simultáneamente haciendo uso de la repetición de tres viñetas casi sin variaciones, creando un ritmo trepidante que lleva al cliffhanger de la última página.

Me incomoda un poco la visión objetivista de las cosas, en la cual un héroe no deja de serlo sólo por careccer de sus poderes. Me resulta más interesante cuando se plantea que distintas circunstancias podrían llevar a un mismo personaje a una situación radicalmente diferente. Aunque, por otra parte, la trama no cae en lugares comunes ni en complacencias gratuitas. No todos los personajes alcanzan un final feliz y, justo como en la vida real, aún cuando se logra hacer justicia por los medios ortodoxos los malhechores tienen formas de prevalecer.

Tal vez este comic no sea tan disfrutable para aquellos que no estén tan familiarizados con el Universo Marvel en general, aunque siento que es lo suficientemente grato para quien al menos tiene conociemiento de los personajes a través de las películas. Además de las apariciones mundanas de otros héroes haciendo cameos, también hay un curioso homenaje metaficticio a Brian Michael Bendis (uno de los escritores que hoy por hoy dictan el rumbo de Marvel Comics, sino es que el más importante).


El mismo protagonista/narrador, William Watts, es un personaje clásico de Marvel (aunque un tanto oscuro). Yo logré adivinar su identidad como a la mitad de la historia y se revela sólo hasta la última página, la cual termina con una nota bastante abrumadora. Para terminar, traduciré libremente (con las negritas extraídas del original) el texto que acompaña a las dos últimas páginas (no se preocupen, sin el contexto de las imágenes no es en realidad un spoiler):

"Frecuentemente, cuando soñamos, nuestra imaginación nos lleva al mundo de lo fantástico, lo asombroso y lo espectacular. Soñamos con volar, con poseer la fuerza de mil hombres o incluso con salvar al mundo. En estas sorprendentes fantasías, el bien vence al mal... y nadie muere en realidad.

"Pero así no es la vida. Ser humano... verdaderamente humano, es aceptar que a veces somos héroes, a veces somos vencedores...

"Y a veces somos impotentes."

Jamás desistiremos de explorar,
Y el final de todas nuestras exploraciones
Será el llegar a donde empezamos
Y conocer el lugar por primera vez.
-- T. S. Eliot

Los sueños de la bella durmiente


Gracias a La Rumu, mi principal proveedora de recomendaciones literarias, pude conocer este maravilloso libro de Emiliano González. Autor mexicano nacido en 1955 quien en definitiva merece mayor reconocimiento, al parecer la fama le ha rehuído y permanece prácticamente desconocido; sus libros son muy difíciles de conseguir y, por ende, muy buscados.

Los sueños de la bella durmiente es una colección de cuentos y poemas publicada originalmente en 1978, la cual hizo a González merecedor del Premio Villaurrutia. Y no es poca cosa, los relatos son muestra de una desbordante imaginación, decididamente entregada a la literatura fantástica con influencias, principalmente, de Borges y Lovecraft. La edición original del libro corrió a cargo de El Volador, con un tiraje bastante reducido (una de esas copias reside en la biblioteca de La Rumu, en su cubil felino, pero esa no la presta). Por fortuna, la editorial Aldus, junto con Conaculta, lanzaron una nueva edición en 2005 (mostrada arriba).


Esta nueva edición contiene dos libros, La ciudad del otoño perpetuo y La torre de los espejismos. El cuento principal en el primer libro es Rudisbroeck o los autómatas, que transcurre en la imaginaria y entrañable ciudad de Penumbria, donde siempre son las cinco de la tarde. Un viajero llega a la ciudad e intenta desentrañar los misterios de la misma, topándose con un anticuario excéntrico, un anciano borracho, una obra de gran guiñol con Cristofagia y fenómenos, una historia sobre androides que se enamoran, pinturas vivientes, laberintos y versiones discordantes del origen de Penumbria que nos hacen dudar de la veracidad de la información narrada.

Algunos cuentos y poemas en el libro primero son abiertamente Lovecraftianos (El museo, H. P. Lovecraft y El escarabajo), otros lo son más veladamente (como La danza de Salomé, relato sobre un pintor que me hizo recordar al infame Pickman). También se incluye una bonita historia victoriana de fantasmas (El hombre embozado), un relato sobre sectas de escritores/lectores (La lectura secreta) y otro sobre un perseguidor perseguido en sus sueños por un poema que tal vez es él mismo (El peregrino amarillo).

El libro segundo inicia con un prólogo metaficticio que nos habla del origen del libro mismo, prosiguiendo con ejemplos Borgesianos de relatos sobre bibliografías de autores inexistentes (Los cuatro libros de Garret Mackintosh) o semblanzas de libros exquisitamente escritos (La última sorpresa del apotecario).

Ahora sé que haré todo lo posible por conseguir mi propia copia de este libro y me uniré a la cada vez más numerosa legión de buscadores de libros de Emiliano González. En una nota aparte, cabe mencionar el ligero parecido del autor con mi querido neuroamigo Carlos. Si éste último se pregunta cómo se vería con el cabello largo y una barba hirsuta, sólo le basta con ver la siguiente foto:


Para terminar, transcribiré uno de mis cuentos favoritos en la colección. Que lo disdfruten.

Relación de un esclavo

Construyen el pozo de Babel

Franz Kafka

Esa mañana, por fin, llegamos al cielo. "Tantos siglos de esfuerzo para nada", lamentóun arquitecto, luego de golpear con su martillo el cristal transparente que definía, como nunca antes, a los orbes celestes: era más recio que la indestructible piedra de nuestra torre. Aquel vidrio era límpido, pero atrás podía verse, ay, sólo el mismo azul monótono de siempre.
   Antes de que emprendiéramos el descenso, el arquitecto que había comprobado nuestros temores quiso tomar un camino más corto, lanzándose al vacío con un grito que permaneció unos instantes mkientras, leguas abajo, la mota de polvo que había sido él se disipaba.
   Muchos siglos después (treinta o cuarenta más de los que abarcó la construcción de la torre) nos dimos cuenta de su error y, en consecuencia, del nuestro: la tierra firme anhelada por todos no era menos quimérica que los espacios divinos; la caída del arquitecto sería infinita.
   Desolados, inmóviles en aquel punto, nos resignamos a esperar a la muerte, considerando preferible un simulacro de tierra firme a un pozo sin fondo que, después de todo, era lo único verdaderamente real.

domingo, 23 de enero de 2011

Empowered


Creo que fue a principios de 2009 cuando por primera vez me topé con Empowered. Entre los comics que acababan de llegar se encontraba el volúmen 1 y el arte de Adam Warren me llamó la atención. La sinopsis en la portada posterior despertó mi interés. Pero fue la ilustración que acompañaba dicha sinopsis la que me convenció de comprarlo, se las muestro a continuación:
Esta imagen expresa perfectamente la personalidad de Emp, la protagonista de la serie. Es una superheroína, aunque su lado más importante es el humano, el enfoque es en su vida privada. Es una chica guapa y muy sexy pero con problemas de imagen propia, generalmente se siente apenada de su apariencia.


El meollo del asunto es el siguiente: Elissa Megan Powers (Emp, para abreviar sus iniciales) es una superchica cuyo traje le otorga poderes. Posee superfuerza, resistencia, invisibilidad (aunque sólo del traje), dispara rayos, etcétera. Suena bien, ¿no? El problema es que la hipermembrana es extremadamente frágil (como la autoestima de su portadora) y se rompe a la menor provocación, dejando a nuestra damisela sin poderes, prácticamente desnuda y en aprietos, casi siempre atada y amordazada. Dadas las circunstancias, Emp se convierte en el hazmerreir de la comunidad superheróica.


Durante sus aventuras conoce a Thugboy, un truhán que se la liga y eventualmente surge entre ellos uno de los romances más enternecedores que he leído. También conoce a Ninjette, mercenaria alcohólica quien primero intenta capturarla pero prefiere volverse su amiga. El otro personaje de apoyo principal es el Lobo-demonio Enjaulado (mi humilde aproximación al traducir the Caged Demonwolf), quien es un ente de energía pura atrapado en un dispositivo de captura. Surgió como un enemigo y fue capturado por Emp, pero como la zona en la que se ubica el cuartel de los Superhomeys (el grupo al cual pertenece Empowered) no les permite tener a seres cósmicos almacenados, tiene que conservarlo en su departamento, donde se dedica a ver dvds, a sacarle información a todos aquellos con quienes convive (incluyendo a la madre de Emp), a contar hiperbólicas historias heróicas y húmedas haciendo un honorable y horríficamente-inigualable uso de la honesta técnica de la aliteración (aunque a mí no me sale tan bien como a él) y a suplicar que lo dejen contemplar el "sucio apareamiento animal" entre Emp y Thugboy (lo cual siempre le niegan). Su forma de hablar es una mezcla entre H. P. Lovecraft (no por nada se parece un poco a Cthulhu) y Stan Lee, imagínense nomás.
En apariencia es una parodia al género de superhéroes, pero va mucho más allá. Tiene el acierto de no hacer a ninguno de sus personajes simples copias de otros más icónicos, como cualquier parodia acostumbra. Cuenta con grandes dosis de humor y también con grandes dosis de sexo casi explícito (mucho fan-service). Pero lo más importante es el corazón de los personajes: Emp sufre de baja autoestima y carga con el trauma de haber visto morir a su padre cuando sólo tenía diez años, Ninjette huyó de su clan ninja para evitar que decidieran el curso de su vida y para alejarse de las exigencias de su alcohólico padre (al cual cada vez se parece más), Thugboy tiene un pasado oscuro lleno de odio contra los superhéroes. Incluso Sistah Spooky, otra heroína anitpática que odia a Emp y le hace la vida de cuadritos tiene su lado humano y fallido.

En cuanto terminé de leer el primer volúmen supe dos cosas: que estaba enamorado de Emp y que compraría todos los libros que salieran. Hasta el momento van seis volúmenes y un comic suelto que se publicó antes de la salida del último (a continuación les muestro la portada).


Conforme ha avanzado la historia, Emp ha pasado de ser una superheroína incompetente a una chica capaz de patear traseros como en las ligas mayores, aunque todavía no ha logrado hacerse del respeto de sus compañeros. Poco a poco, Adam Warren ha ido expandiendo el mundo ficticio en el cual habitan sus personajes, mostrándonos a la par que a Emp varios de los secretos de la comunidad superheróica.

Introduciendo conceptos de Ciencia Ficción muy ingeniosos, usando arte estilo manga en blanco y negro, desarrollando tramas complejas a un ritmo ni apresurado ni tedioso, mostrando secuencias de acción que no le piden nada a cualquier otro comic del género y proporcionando siempre el buen humor que logra sacarle a uno varias carcajadas, Empowered se ha convertido definitivamente en uno de mis comics favoritos de todos los tiempos. Es un placer releerlo y muero de ganas por saber en qué acabará. Lo único malo es que los últimos libros han sido publicados con más de un año de separación entre cada uno, así que habré de esperar bastante antes de recibir mi siguiente dotación. Y quién sabe qué tan larga planea hacer la serie el autor.


miércoles, 19 de enero de 2011

My soul to take

(Wes Craven, Estados Unidos, 2010)

Tras cinco años de no dirigir ningún largometraje y dieciseis de no dirigir un guión escrito por él mismo, Wes Craven regresa con esta cinta que en México le pusieron Espíritus. Había visto el trailer y me despertó una curiosidad malsana. Se veía bastante malona, una slasher movie que no se enteró que los años 80 terminaron hace varias décadas, con un soundtrack nü metalero que quedaría mejor en los 90. En resumen, una película anacrónica, fuera de tiempo.

Pero la curiosidad fue mayor que la aversión, decidí verla. Y salí gratamente sorprendido.

Sí, es mucho de formulita. Sigue los pasos de cualquier otra slasher movie, pero lo hace bien, con conocimiento del sub-subgénero. Sí, las actuaciones no son de lo mejor, pero los personajes son lo suficientemente variados y ligeramente intrigantes como para no sentirse planos. Sí, el final es un poco flojo, pero no tumba la película.


La premisa inicial es que un asesino serial muere (o más bien desaparece, pues nunca encontraron su cuerpo) en la misma noche en que nacen siete bebés. Dieciseis años después, al verse interrumpido el ritual que año con año hacen los adolescentes para "alejar" al Destripador (como dieron en llamarle al asesino) por la policía, uno a uno empiezan a morir los chicos nacidos esa noche.

El giro interesante es que el asesino original tenía personalidad múltiple, por lo que cometió los crímenes sin tener completa consciencia de ello y era al menos parcialmente inocente. Algunas de sus personalidades intentaban detener al homicida entre ellos. Se especula que cada uno de los siete corresponde a una de sus personalidades, haciendo de uno de ellos un monstruo.

Conforme se desarrollaba la trama, me mantuvo preguntándome si el asesino era un fantasma incorpóreo, el mismo fantasma poseyendo a uno de los chicos, uno de los chicos impulsado por la locura o el fanatismo, el Destripador original que realmente sobrevivió todo ese tiempo o alguien más que aparentemente no tuviera relación con el caso.

Craven revisa algunos de sus temas recurrentes, como la sexualidad en adolescentes o los miedos de la gente de los suburbios. Algunas escenas son reminiscentes a Pesadilla en la calle del infierno (Estados Unidos, 1984), desde las locaciones residenciales hasta una secuencia en la caldera de una alberca. Sin embargo, no recurre a valores explotativos ni a clichés; no hay desnudez gratuita ni se muestra a jovencitas núbiles gritando mientras corren por sus vidas.


Tal vez el mayor acierto es el planteamiento de la siguiente noción: crecer es solamente pretender. Pretender que a uno no le importan las cosas, que no lo lastiman, que las entiende. Y de tanto pretender, terminan por volverse ciertas, o lo más cercano a ciertas. Me pregunto si algún día dejamos de pretender en realidad...

En su conjunto, me pareció bastante agradable la cinta. Disfruté mucho viéndola, es divertida, tiene algunos sustos, uno que otro giro ingenioso, un ritmo vertiginoso y, por fortuna, sólo una canción de nü metal (el resto era sólo para el trailer). Eso sí, aclaro, sólo la recomiendo como simple entretenimiento y para fans del cine de horror, en particular de las slasher movies o de la filmografía de Craven.

El turista

(Florian Henkel von Donnersmarck, Estados Unidos, 2010)

Simplemente no me la creo. No entiendo cómo el director que nos trajo La vida de los otros (Alemania, 2006) pudo escribir y dirigir una película tan aburrida y sin chiste. Remake de la película francesa Anthony Zimmer (Jérôme Salle, Francia, 2005), la cual no he visto pero tampoco promete gran cosa, trata sobre los esfuerzos de la Interpol y Scotland Yard por capturar a un evasor de impuestos de ligas mayores. Para lograrlo, vigilan a su otrora amada Elise (Angelina Jolie), mas ésta sigue indicaciones del buscado de liarse con un hombre al azar para hacerles pensar que es él y hacerlos seguir una pista falsa. También unos mafiosos quieren ajustar cuentas con el elusivo criminal.


Supuestamente es una mezcla de comedia romántica y thriller, sin embargo nunca logra despegar. Ni tiene gracia, ni hay química entre los actores, las situaciones amorosas se dan demasiado fácilmente y carece por completo de acción. Aburrida, lenta, estéticamente fría y estéril, retrata una Venecia que no se siente italiana, un Johnny Depp un tanto demacrado y desaprovechado y una Angelina Jolie que ni siquiera con su belleza levanta la película.

Predecible y boba, su pésimo guión no alcanza a sustentar la credibilidad de los sucesos mostrados ni a mantener el interés del espectador, al menos no el mío. Y el improbable final se veía venir desde mucho antes de la mitad de la película.

No la recomiendo por ningún motivo, a menos que quieran castigar a alguien mandándolo a verla.

martes, 18 de enero de 2011

Frankly, my dear, I don't give a damn!


El pasado sábado se llevó a cabo el primer maratón nocturno de películas organizado por la neuropandilla. Como cada primer o segundo sábado de cada mes, nos reunimos en Boca del Lobo Beach (también conocido como el Cubil Felino, o la casa de La Rumu) para pasar la noche viendo películas, platicando, comiendo pizzas y pasando un buen rato.

Cada mes escogemos un tema diferente. Como mis amigos son de la opinión de que necesito subirle al menos dos rayitas de maldad a mi actitud con las núbiles, hicieron una selección de películas pensando especialmente en mí, para que aprendiera de los ejemplos mostrados. Todas las películas fueron muy disfrutables.


Empezamos con Ninotchka (Ernst Lubich, Estados Unidos, 1939), divertida comedia satírica que nos muestra a la Unión Soviética de Stalin bajo una perspectiva muy crítica. Trata sobre unos enviados soviéticos que intentan vender las joyas de una duquesa rusa depuesta, la cual se encuentra también en París cuando intentan llevar a cabo la venta y ella envía a su amante/socio, el conde d'Algout, para seducirlos con las delicias de Occidente y persuadirlos de ceder al menos la mitad de las ganancias. Dadas las dificultades, la URSS envía a otra negociadora, una con fama de ser inquebrantable.

Greta Garbo da vida al personaje titular, quien se topa con el conde sin que ninguno de los dos sepa que el otro es el "enemigo" a vencer. Poco a poco, d'Algout logra derretir la barrera emocional que Ninotchka había erigido a su alrededor, aunque las consecuencias puedan llegar a separarlos.

Esta película se escogió para que aprendiera a seducir a las núbiles que se hacen las difíciles a base de encanto y galantería.


La noche prosiguió con All about Eve (conocida en México como La malvada, Joseph L. Mankiewicz, Estados Unidos, 1950), en la que una joven admiradora de la talentosa actriz teatral Margo Channing (interpretada por Bette Davis en su mejor actuación según algunos) se acerca a su ídolo y se vuelve su asistente y confidente para poco a poco usurpar su lugar, intentando seducir a cuanto hombre fuera necesario para alcanzar el éxito deseado.

Mi escena favorita es cuando se acerca a Bill, pareja de Margo, y se le insinúa. Él sólo le responde "cuando quiero algo lo busco, no me gusta que venga a mí."

Una breve aparición de la guapísima Marilyn Monroe se roba la película.

El objetivo de esta película era que aprendiera a reconocer a las malas mujeres, para alejarme de ellas a toda prisa.


La tercera función fue la maravillosa Un tranvía llamado Deseo (A streetcar named Desire, Elia Kazan, Estados Unidos, 1947), adaptación de la obra teatral de Tennessee Williams. Dramononón sobre una mujer, Blanche (Viviaan Leigh), quien llega a Nueva Orleans buscando a su hermana tras haber dejado atrás una serie de escándalos en su pueblo natal. Alcoholismo, amoríos prohibidos, el suicidio de su marido y el deseo de seguir siendo atractiva a los hombres van llevando la frágil psique de Blanche al borde del colapso.

Entra entonces a su vida Stanley, su cuñado, interpretado por Marlon Brando en un papel que revolucionó las técnicas de actuación. Guapo, intimidantemente varonil, fornido e irremediablemente patán, a él sólo le interesa el dinero que cree que Blanche posee y que en su mente le corresponde. Un hombre que no toma un no por respuesta, violento, que no se detiene ante nada, cierto evento sutilmente insinuado al final de la película logra ocasionarle a su cuñada el ataque de nervios que se avecinaba.

Durísima película que me hizo reflexionar sobre los males del machismo desmedido. Ésta me la pusieron para que aprendiera cómo poner a una mujer en su lugar (con la recomendación de no llegar a los extremos mostrados).


Para teminar la velada disfrutamos de Some like it hot (desatinadamente traducida como Con faldas y a lo loco, Billy Wilder, Estados Unidos, 1959). Esta divertidísima comedia le quita el sueño a cualquiera, con un ritmo tan ligero y fluído que ni se sienten las dos horas de duración.

Un par de músicos desempleados y con deudas son testigos en Chicago de una ejecución por parte de mafiosos, por lo que para salvar sus vidas deciden disfrazarse de rubias y unirse a una banda de mujeres que tocará en Florida. Sobra decir que todas están guapísimas, en especial Marilyn Monroe como Sugar Kane, por lo que nuestros protagonistas sufren por no poderse ligar a ninguna de ellas.

Llegando a Florida, Jerry (ahora Daphne) se vuelve objeto de los avances amorosos de un viejito raboverde y millonario, mientras que Joe alterna entre sus papeles de Josephine y Junior, un joven millonario que intenta robar el corazón de Sugar. Todo se complica cuando los mafiosos llegan a una convención precisamente al mismo hotel en el que ellos se hospedan.

Situaciones que arrancan carcajadas, camisones que provocan suspiros y complicaciones que mantienen el interés en la trama, todos los cabos son atados de manera competente en menos de cinco minutos.

No sé bien por qué escogieron esta película, ya que nunca me disfrazaré de mujer ni me haré pasar por un millonario para ligarme a una núbil. Pero me encantó la película..

Todas las cintas de la noche fueron de Estados Unidos, todas ellas en blanco y negro también. Es sorprendente ver cómo en esas épocas nadie se devanaba los sesos por encontrar el hilo negro ni por reinventar nada y sólo se concentraban en producir filmes de una gran calidad, aún dentro de los estándares convencionales.

La noche no nos alcanzó para más, pero me prestaron la de Rebelde sin causa (Rebel without a cause, Nicholas Ray, Estados Unidos, 1955) para que termine mi educación y, cuando vaya a salir con una chica, me pregunte: WWJDD? (What would James Dean do?)


Splice

(Vincenzo Natali, Canada, 2009)

Hace varios meses vi el trailer de esta película. La premisa sonaba interesante, una pareja de científicos realizan empalmes genéticos para crear nuevos seres vivos y deciden ingertar genes humanos en un experimento a escondidas. La criatura resultante se desarrolla rápidamente y se convierte en una amenaza. Se me antojaba mucho verla.

Tras una larga espera (gracias a nuestros queridos amigos en las eficientes distribuidoras), por fin se estrenó en nuestro país la cinta. La neuropandilla se organizó para ir el mero día del estreno, dando fe a su fanatismo por cualquier cosa que incluya el nombre de Guillermo del Toro (en este caso como productor ejecutivo). A diferencia del resto de mis neuroamigos, a mí no me gustó nada.

Reconozco que cuenta con buenas actuaciones y las bases científicas resultan creíbles. Dren, la niña-monstruo, está muy bien hecha (gracias a Greg Nicotero). Los detalles de la producción y la dirección de arte están muy bien logrados, por ejemplo el laboratorio y el departamento geek de los científicos no carecen de detalles sabrosos. Pero la historia...


Desde el principio, la pareja de científicos rockstar, que son populares, saben vestir bien y carecen de dificultades para relacionarse con otras personas me resulta difícil de creer. Su búsqueda científica me parecce más obsesiva que apasionada. Hay un montón de situaciones en la historia que por puro sentido común podría hacerle ver a cualquiera que debían ponerle un alto al experimento y la mera curiosidad científica y las ganas de saber hasta dónde llegarán las cosas no alcanzan a justificar sus acciones.

El personaje de Adrien Brody, Clive, me resulta completamente pusilánime. Su defecto de personalidad me parece más bien una ausencia de personalidad. No me parece congruente la postura de ninguno de los tres personajes, Clive, Elsa (Sarah Polley) e incluso Dren (Delphine Chanéac). El hecho de que la monstruita aprenda a escribir con una gramática impecable rebasa los límites de lo creíble. La secuencia en que Ginger y Fred, los experimentos previos de la pareja, se atacan mutuamente frente a un auditorio repleto quedaría mucho mejor en una comedia de serie B. Estos y otros detallitos fueron sacándome poco a poco de la película, alienándome e impidiendo que disfrutara de la historia.

En lo personal, no me gustó que la curiosidad científica diera paso al involucramiento emocional. Opino que gente como Clive y Elsa no deben tener hijos, nunca. Y por más que lo intentara, jamá podría ver como humana a semejnate criatura, ¿ustedes sí?


Ya para el final el guión abandona el aspecto psicológico-emocional de los personajes y da paso a una serie de secuencias malísimas de acción, en eso sí estuvimos todos de acuerdo.

En resumen, si bien no es una mala película y tiene varias cosas loables, tampoco la considero una buena película. Digan lo que digan.

lunes, 17 de enero de 2011

Peter & Max: A Fables novel


Para terminar con el tema de Fables, presente en los posts anteriores, me toca hablar brevemente de la novela. En efecto, para llevar el mundo de las Fábulas más lejos, su creador Bill Willingham decidió escribir una novela de prosa (con unas cuantas ilustraciones a cargo de Steve Leialoha, entintador de la serie regular) con el propósito de acercar a quienes no leen cosas que tienen dibujitos y globos de diálogo a los maravillosos mundos que ha escrito durante los últimos ocho años.

Los protagonistas de la novela son Peter Piper (yes, the one who picked a pickled pepper) y su hermano mayor Max, quien crecería para convertirse en el flautista de Hamelin y en un villano como pocos. El libro empieza con una introducción al mundo de las Fábulas, aclarando algunos aspectos que nunca se habían explicado en el comic. Conforme avanza, va alternando entre el tiempo presente y el pasado en las tierras natales, desarrollando simultáneamente la historia de la infancia de Peter en el momento de la invasión del Adversario y años posteriores y la del regreso de Max a nuestra realidad mundana, con la amenaza que esto implica.

Sin embargo, tras los primeros seis capítulos, se pierde esta estructura regular entre pasado y presente lo cual me desanimó un poco, ya que disfruto de las novelas con una estructura definida y recurrente. Además, la primera mitad de la novela no me estaba gustando mucho, me estaba resultando un poco aburrida y me recordaba un tanto a las novelas de Gregory Maguire (Wicked, Confessions of an ugly stepsister), al cual no disfruto para nada. Al igual que Maguire, Willingham estaba creando una historia demasiado realista para personajes de fantasía, con implicaciones políticas y toda la cosa. También me estaba resultando difícil de creer la transformación de Max de un adolescente cualquiera en un auténtico monstruo.

Creo que para el capítulo doce la cosa empezó a tomar buen ritmo y la historia empezó a fluir más naturalmente. De ahí hasta el final la disfruté muchísimo, realmente me angustiaba el destino de Peter cuando inevitablemente enfrentara a su hermano, sufrí con la tragedia ocurrida a Bo Peep y me sorprendió el desenlace, que me pareció muy bien llevado a cabo y, aunque debí haberlo visto venir, me resultó impredecible. Debo decir que agradecí el final no fuera cruel, como el resto de la novela. En resumidas cuentas, valió la pena el largo recorrido.

Acaba de salir hará apenas cosa de un mes la edición de pasta blanda, a un precio mucho más accesible (de haber sabido, me esperaba para ahorrarme unos cuantos pesos, pero me ganaron las ganas de tener mi hardcover...)

Jack of Fables, Cinderella

Si leyeron el post anterior, más o menos sabrán de qué va este. La serie de Fables resultó tan popular que un solo título dejó de ser suficiente. Uno de los personajes principales había dejado la comunidad de Fabletown para después ser vetado, lo cual probó ser el pretexto ideal para lanzar una nueva serie regular.

Co-escrita por Bill Willingham junto con Matthew Sturges, conocido suyo de un taller literario, el nuevo título se dedicó a narrar las aventuras de Jack. Sí, el mismo de las habichuelas mágicas, el asesino de gigantes, quien por un tiempo fue Jack Frost y también fue Jack O'Lantern. Personaje detestable, se cree el más poderoso y atractivo de todas las Fábulas, considera que sólo le falta ser el más rico y se dedica una y otra vez a acumular grandes cantidades monetarias con el menor esfuerzo posible.

Volúmen 1: The (nearly) great escape.

En el primer volúmen es capturado por la gente de The Golden Boughs, un supuesto lugar de retiro que es más bien una prisión para Fábulas en la cual poco a poco los van borrando de la memoria de los mundies. Dado que el personaje titular es tan desagradable, me fue difícil tragar este comic, sobretodo porque se separa mucho del tono y temática abordados en Fables. Mi error fue buscar más de lo mismo. Este título cuenta con un humor muy peculiar y la idea es precisamente que Jack sea detestable. Uno se divierte con sus desventuras y sus delirios de grandeza. Jack demuestra cierta conciencia metatextual de su condición de personaje ficticio, lo cual será explicado más adelante en la serie. Se presenta a nuevos personajes, quienes tendrán una gran relevancia en el Great Fables crossover, volúmen 13 de la serie regular de Fables.

Volúmen 2: Jack of hearts

En un nuevo intento de volverse millonario sin esfuerzo, siguiendo sus tendencias de social climber (no por nada se volvió famoso escalando una planta gigante), Jack se casa con la atractiva heredera de un importante casino... Mas los contínuos esfuerzos de las hermanas Page, guardianas de Golden Boughs, aunados a un giro inesperado en su suerte, le impiden conservar su fortuna.

Volúmen 3: The bad prince

Este tomo se publicó simultáneamente al volúmen 10 de Fables, The good prince. La historia no tiene casi relación alguna, simplemente es una manera de burlarse de lo que las otras Fábulas están haciendo. También con esta entrega comienza el grandioso Brian Bolland a ilustrar las portadas del título, dándole su propia voz y estilo.

Volúmen 4: Americana

Por fin se revela qué diablos cargaba Jack en su portafolios, al cual nunca dejaba solo ni por un minuto. Todo era parte de un plan (otro más) para volverse inconmensurablemente rico, que involucra una expedición hacia Americana, la tierra natal de las Fábulas americanas.

Volúmen 5: Turning pages

Empieza con un western, con una aparición especial de Bigby Wolf, en el cual se nos muestra que Jack es un verdadero y completo bastardo. La segunda mitad del tomo concierne a las hermanas Page, amplía la información concerniente a los Literals y sienta las bases, de una manera muy metaficticia, para los eventos venideros.

Volúmen 6: The big book of war

Con sus acostumbrados delirios de grandeza, Jack regresa a Golden Boughs para dirigir a las Fábulas presas en una guerra contra Bookburner, otro Literal con no muy buenas intenciones para con la gente de fantasía. Además, se revela el origen genealógico de Jack, lo cual explica su habilidad para dirigirse a los lectores. Al final del tomo, la amenaza de los Literales es tan grande que no queda más que contactar a la gente de Fabletown, desencadenando el mencionado Great Fables crossover.

Volúmen 7: The new adventures of Jack and Jack

Una vez concluido el crossover, el título toma una nueva dirección. Un nuevo Jack Frost recorre las tierras natales de las Fábulas en busca de aventuras para hacerse de un nombre como héroe, mientras Jack empieza a sufrir transformaciones inquietantes.

Y hasta aquí vamos. Al menos hasta dentro de semana y media, que se publica el volúmen 8, The fulminate blade.


Para terminar con este post, también quisiera reseñar brevemente la otra miniserie que surgió de Fables, Cinderella: From Fabletown with love.


Escrita por Chris Roberrson, otro amigo del taller literario de Willingham, e ilustrado por el talentoso Shawn McManus. Cinderella, principal -y altamente letal- espía al servicio de Fabletown, toma una misión derivada de las consecuencias de la guerra. Con ayuda del gato con botas (quien prefiere lo llamen Marqués de Carabas), Jenny Wren (un ave incansable) y Dickory (ratón con poderes sobre el tiempo), Cindy debe desentrañar una red de tráfico de objetos mágicos, descubriendo que el intercambio va en ambas direcciones, facilitando el surgimiento de un gobierno totalitario y militarizado en las tierras natales bajo el mando del personaje menos esperado.

Como toda historia de espionaje, no podía faltar el romance, en este caso encarnado en la persona de Aladdin. Aunque, hago constar, me pareció un punto en contra la ausencia de escenas eróticas, aunque fueran softcore. Digo, son características de los espías. Y no pido nada explícito, pero que no me lo dejen meramente insinuado...

Esperemos que en la secuela, Fables are forever, se rectifique esta falta.