viernes, 22 de abril de 2011

Carnaval grotesco


El pasado viernes 1 de abril, como cada mes, se llevó a cabo el Noctambulante organizado por los amigos de Pánico de Masas. Esta vez repitieron la sede de Enero en el Centro Cultural La Pirámide, por la zona sur de la ciudad, y la programación se dedicó a lo grotesco en distintos aspectos: había un área con películas de monstruos gigantes y las otras dos a fenómenos, carnavales malignos y payasos diabólicos. Como es mi costumbre, y a pesar de haber varias películas que no había visto en las otras áreas, decidí pasar toda la noche en una sola. Como las primeras dos cintas ya me las sé casi de memoria no las vi, pero de todas formas las reseño.


El área 2 dio inicio a su programación con Freaks, clásico estadounidense de Tod Browning realizado en 1932. Este filme, controversial en la época de su estreno por haber utilizado a actores con deformidades reales, destruyó la carrera de Browning pero ahora es valorada como un símbolo contracultural y como una auténtica obra de arte. La historia de una hermosa trapecista que se casa con un enano por interés y posteriormente se enfrenta a la venganza de la comunidad de seres marginados por sus características físicas tiene secuencias que, en manos de un director menos competente darían risa, pero el realizador logra crear auténtico terror en su audiencia.


La segunda función fue Santa Sangre (México-Italia, 1989), por mucho la película más entendible de Alejandro Jodorowsky. Esta cinta surrealista nos cuenta la vida de Fénix, quien vivió su infancia en el circo de su padre y presenció cuando éste le fue infiel a su madre y fue descubierto, lo cual desencadenó un violento confrontamiento entre ambos padres. Como un adulto en una institución mental, es "liberado" por su madre y reconstruye su vida buscando a la mujer ideal, pero su progenitora lo lleva a cometer terribles crímenes.


Luego tocó su turno a Balada triste de trompeta (España, 2010), la esperadísima nueva obra de Álex de la Iglesia. Debo decir que me decepcionó un poco. Sus más recientes trabajos, La habitación del niño (España, 2006) y The Oxford murders (Estados Unidos-Reino Unido, 2008), mostraban a un cineasta maduro que de todas formas conservaba su característico humor negro al contar magistralmente historias de gran suspenso. Su nueva película resulta un exceso y al mismo tiempo un retroceso, podemos ver al mismo Álex de la Iglesia del corto Mirindas asesinas (España, 1991) o la interacción psicótica entre personajes de Muertos de risa (España, 1999), pero con una producción exagerada que nada le aporta a la narrativa.


Nos cuenta la historia del hijo de un payaso el cual se siente condenado a nunca hacer reír a nadie. Cuando crece se une a un circo, liderado por otro payaso que sí es popular y controla al resto de los integrantes (y a su guapa novia trapecista, Natalia) por medio del temor que les infunde. La mencionada novia lleva con él una relación de codependencia y ve en el recién llegado a alguien que puede hacerle frente a su hombre. Por medio de la seducción y diversas confrontaciones, este trío se ve inmerso en una espiral de competitividad, obsesión y locura, buscando demostrar quién es el mejor de los payasos para salvar o conservar a la chica, aunque esta no desee ser premio o víctima del juego. La belleza de Carolina Bang levanta bastante la película, mas no lo suficiente.


La cuarta cinta proyectada fue Life and death of a porno gang (Mladen Djordjevic, Serbia, 2009). En ella, un joven director de cine que no consigue apoyo para sus proyectos decide trabajar en el cine porno para hacer dinero. Sin embargo, sus tendencias artísticas lo llevan a experimentar con sus obras, lo cual resulta en fracasos comerciales y en deudas con su productor. Para salir de aprietos, se une a un grupo de teatro para hacer un porno-cabaret, el cual es prohibido en la ciudad. Sin agüitarse, el grupo de singulares personajes optan por llevar su espectáculo de gira por recónditos pueblitos serbios, donde los lugareños contemplan perplejos su propuesta y, en represalia, los sodomizan. Gradualmente, la degeneración del grupo va en aumento. Esto se exacerba cuando un alemán les ofrece incorporar elementos snuff a sus obras. Cada uno de los miembros de la pandilla tienen una especie de iniciación en el asesinato, perdiendo de vista los límites sociales, morales y éticos que alguna vez llegaron a imponérseles.


A pesar de contar con personajes bastante interesantes y una propuesta descarnada y visceral, no disfruté de la película. En general no me gustan los filmes que sobreexplotan la sordidez para escandalizar al público, es algo que se justifica para contar una buena historia pero a mi parecer lo que esta cinta nos cuenta es demasiado poco comparado con los niveles de explotación que maneja. Esto, aunado a las pretensiones artísitcas del realizador, hizo que me costara trabajo apreciar la obra e incluso llegó a fastidiarme.


La penúltima función del área 2 fue Clownhouse (Victor Salva, Estados Unidos, 1989). Casey, un niño de unos diez años que aún moja la cama, padece de fobia a los payasos. Para ayudarlo a superar su temor, sus hermanos deciden llevarlo al circo, por qué no. Pero casualmente, ese mismo día escaparon tres locos peligrosos de un manicomio, se metieron al circo y mataron a los payasos residentes para sustituirlos. Una vez que los hermanos dejan el circo, por algún extraño motivo los payasos asesinos deciden seguirlos a su casa, donde los persiguen incansablemente buscando acabar con sus vidas.


A pesar de las situaciones inverosímiles y el planteamiento burdo, la ligereza con que es llevada a cabo la película y su corta duración hacen de ella una buena experiencia. Definitivamente no es una buena cinta y está plagada de lugares comunes, pero cumple con el simple cometido de entretener a su público.


Para terminar la noche, se proyectó Baby Blood (Alain Robak, Francia, 1990). Esta rara y extremadamente violenta película precede al hoy popular cine "extremo" francés, con mucho gore y violencia. Bianca vive en el circo de su esposo pero busca escapar del abuso que éste vuelca constantemente en ella. Un leopardo recién llegado al circo muere misteriosamente, al parecer tras haber explotado. Sin que nadie lo supiera, un parásito que añora evolucionar venía dentro del felino y, tras liberarse de su cuerpo, se introduce en el vientre de Bianca. Una vez sabiéndose embarazada, huye del circo y se pierde entre la confusión de la ciudad, los hombres que la buscan por su belleza y la voz en su interior que la lleva a cometer crímenes para alimentarse de sangre.


Si no fuera por la aguda voz en off de la criatura, la película podría ser algo mucho mejor. La propuesta es bastante original e innovadora, pero no está tan bien manajada. Conforme avanza la acción, las secuencias se vuelven cada vez más exageradas y llegan a rebasar el límite del contrato de credibilidad. Me da la impresión de que este filme se vería muy beneficiado por un remake con mucha mayor mesura en la realización y un poco de buen gusto, evitando así los momentos en que uno como espectador no puede más que rascarse la cabeza y preguntarse cuál era la intención del realizador, si quería dar risa, miedo, invitar a la reflexión, todo eso al mismo tiempo o algo completamente diferente.


Dentro de quince días será el próximo Noctambulante, el cual tendrá una programación de lujo con puras películas de la Hammer. En definitiva, no me lo perderé y les recomiendo que ustedes tampoco.

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