El pasado lunes 11 de abril tuvo lugar en la Cineteca Nacional un mini maratón de películas de este renombrado director italiano. Algunos lo aman y lo han llamado visionario, otros lo odian y lo consideran sobrevalorado. Lo que sea de cada quien, la obra de Argento consta de más de veinte películas a lo largo de casi cuatro décadas y si bien no todas sus películas son joyas y algunas no han envejecido muy bien que digamos, vale la pena darle una revisada (en especial para los fans del cine de horror y de crimen).
El pequeño ciclo dio inicio con El pájaro de las plumas de cristal (L'uccello dalle piume di cristallo, Italia-Alemania del Oeste, 1970), al primera en la temática "trilogía animal" y su opera prima. Desde sus principios, Argento demostró un gran dominio en el manejo de la cámara, con ángulos, secuencias y montajes innovadores, además de un interesante y llamativo uso del color. La música a cargo de Ennio Morricone (en su etapa de free jazz) le da otro valor agregado a la cinta.
Para su primera película, Argento se mete de lleno al giallo, subgénero que en Italia equivale al film noir norteamericano. Un escritor americano con bloqueo creativo visita Italia y es testigo de un intento de asesinato. Al involucrarse en la investigación policíaca, conoce a personajes pintorescos y se ve cada vez más inmerso, poniendo en riesgo su vida y la de su novia. La vuelta de tuerca cerca del final no se siente trillada ni forzada.
A continuación se proyectó Suspiria (Italia, 1977), quizás su trabajo más conocido. Esta famosísima cinta de horror es la primera en la trilogía de "las tres madres" y ha sido muy influyente. La primera vez que la vi me pareció sobrevalorada, pero en posteriores vistas he aprendido a tomarle el gusto. La estética del color es muy importante, así como la música original del grupo Goblin. Una estudiante de ballet llega a una lujosa academia en Alemania pero descubre que ésta es el centro de poder de una antigua y poderosa bruja.
La tercera función es la que se ha convertido en mi película favorita del autor, Phenomena (Italia, 1985). Mezclando elementos de giallo y de horror, pero sobretodo de fantasía oscura, este filme construye una realidad oscura y grotesca con reglas tan bien planteadas que ningún exceso parece estar de más. A pesar de ciertos elementos propios del cine de serie B, la originalidad y el buen manejo del guión hacen que sea fácil hacerlos a un lado para disfrutar de la historia.
Una muy joven y bella Jennifer Connelly interpreta a la hija de un actor famoso que es llevada a una exclusiva escuela en Suiza. Sin embargo, un asesino serial ha atacado a varias adolescentes en el área circundante. Con ayuda de un entomólogo en silla de ruedas, su chimpancé ayudante y los insectos -con los cuales tiene un lazo especial-, Jennifer Corvino descubre y hace frente al temible enemigo. Con un asesino misterioso, una guapísima adolescente y un chimpancé, no hay cómo fallar.
Para terminar la programación del día se proyectó El síndrome de Stendhal (Italia, 1996), con la actuación de la hija de Argento, Asia. El título hace referencia a un síndrome real, el cual consiste en los síntomas padecidos por alguien que contempla una obra de arte y es sobrecogido por la magnitud y el impacto de la misma. La detective de policía Anna Manni viaja a Florencia tras la pista de un violador múltiple y asesino serial. Tras recibir una llamada anónima visita un museo donde se supone que encontraría al criminal, pero se desmaya al contemplar las pinturas.
Cuando está recuperándose, es atacada por el hombre al cual buscaba. Sin embargo, el asesino no la mata después de violarla sino que la hace presenciar otra violación-asesinato antes de escapar. Para hacer frente al trauma de haber sido victimizada, Anna rechaza su feminidad y se vuelve retraída y violenta, hasta que vuelve a ser capturada por el villano. Pero esta vez las cosas salen diferente y ella lo hiere, mas su cuerpo nunca es hallado en el río al cual cayó. Poco a poco Anna continúa con su vida, recobrando su sensibilidad y el dominio de su cuerpo y su sexualidad, pero ocultando algo que crece en su mente.
Asia Argento actúa de manera un tanto exagerada, repitiendo el papel de loquita peligrosa que ha hecho en varias películas. Fuera de eso, me gustó mucho cómo manejó la transición de su personaje yendo del lado femenino al masculino y de regreso. También me gustó el uso de efectos por computadora para crear las interacciones entre Anna y las pinturas que tienen un efecto peculiar en ella, dándole un toque fantástico a una historia más bien de crimen. Pero la revelación al final me resultó predecible y cansada.
Lo único malo de estos maratones que hacen en la Cineteca es que no se maneja ningún tipo de precio especial, se paga el precio normal por cada una de las películas que uno vea lo cual dificulta las cosas.
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