martes, 19 de abril de 2011

Sucker Punch

(Zack Snyder, Estados Unidos, 2011)

Esta película divide opiniones: sus fans son ciegamente adoradores y sus detractores se ensañan echándole tierra. Yo prefiero irme por un término medio. Para empezar aclaro algo: odio a Zack Snyder. Es muy bueno en lo que hace, pero lo que hace es cine hueco, eminentemente visual y de gran espectáculo pero vacío a fin de cuentas. Y no me gusta lo que hace. Su remake a Dawn of the Dead (Estados Unidos, 2004) es quizás lo mejorcito que ha hecho, aunque pierde el comentario social que hacía Romero en la original. Su adaptación a 300 (Estados Unidos, 2007) me parece detestable, de por sí el comic de Frank Miller no me gusta mucho. Y lo que hizo con Watchmen (Estados Unidos, 2009) es similar a lo que hizo Peter Jackson con la trilogía de Lord of the Rings (Estados Unidos-Nueva Zelandia, 2001-03): un esfuerzo loable y con una producción impecable que, sin embargo, nunca llegará a la altura del material fuente. La de Ga'Hoole ni siquiera la vi, paso sin ver.


Dicho lo anterior, sobra decir que no me esperaba nada de Sucker Punch. La vi por obvias razones: Emily Browning, Jena Malone, Vanessa Hudgens y la promesa de verlas con ropas ajustadas y/o reveladoras. Todo el trasfondo de burdeles, dragones, zombis nazis, samurai gigantes, robots, etc. no me llamaba tanto la atención. Bueno, lo de los burdeles sí.

La historia tiene como aparente protagonista a Babydoll, una joven de supuestos veinte años que se peina como si tuviera quince y se maquilla como puta. Tras la muerte de su madre, su avaricioso padrasto se enfurece al ver que le dejó toda su fortuna a sus dos hijas, por lo que decide "cobrarse a lo chino." Tras intentar fallidamente ultrajar a la susodicha, se va por la indefensa hermana menor pero, en un giro inesperado, Babydoll mata accidentalmente a su hermana al intentar salvarla de tan terrible destino, por lo que es internada en una institución mental donde la corrupción receta lobotomías a diestra y siniestra.


Ambientada anacrónicamente en lo que parece ser la década de los años 50 ó 60 (lo cual no aporta nada a la narrativa), nunca se aborda el por qué una joven veinteañera aún depende económicamente de su padrastro y éste puede decidir por ella. En el sanatorio hay una psicóloga "humanista" que ayuda a las pacientes a liberarse de su opresora realidad creando una vida distinta con ayuda de su imaginación... curiosamente, su "escape" consiste en una realidad aún más oscura en la cual las chicas son prisioneras en un burdel, en el cual se ven obligadas a bailar y a prostituirse (¿?) Dentro de este segundo nivel de realidad, Babydoll conoce a compañeras con nombres igual de improbables: Amber, Blondie (que de rubia no tiene nada) y las hermanas Sweet Pea y Rocket (quizás los únicos personajes medianamente desarrollados). Cuando se ve obligada a bailar, se refugia dentro de otra capa de realidad inventada en la cual hace frente a peligrosas misiones reminiscentes a videojuegos más bien aburridos, los cuales sólo tienen una mínima correspondencia con lo que ocurre en la "realidad" que no es real...


A continuación revelaré elementos de la trama que pueden arruinar la película para quienes no la hayan visto (y pretendan verla): Lo que me "sorprendió" fue que Snyder no se tocó el corazón para acabar con la mayoría de sus personajes. Predeciblemente, una de las chicas traiciona al grupo y descubren su plan de fuga: para ponerles un alto tras la muerte accidental de Rocket, el padrote/guardia mata a Amber y también a la traicionera Blondie, por qué no. Quedando sólo dos de las chicas, Babydoll libera a Sweet Pea y "descubre" que debe sacrificarse para salvar la vida de su compañera, de modo que todo lo ocurrido valga la pena. Así las cosas, resulta que la "alucinación" del burdel era sólo de Sweet Pea, quien era en realidad la protagonista del filme. Lo cual no explica por qué las demás compartían su mundo imaginario, si es que acaso lo hacían, así como también compartían los de Babydoll (mas nunca demostraron conciencia de éstos).

Algo típico en Snyder es irse por el lado blando de la sordidez: en lugar de mostrarnos la violencia y el abuso que ocurrían en la clínica (implícita o explícitamente), prefiere plantearnos algo supuestamente más sórdido aún -el burdel- pero de una manera muy casta, sin desnudos, sexo ni nada que se le parezca. Y a la hora de masacrar a sus personajes, resulta irrelevante pues la mayoría tienen tan poco desarrollo que no nos importa si viven o mueren.

No obstante, sería absurdo esperar algo más profundo de esta cinta. En lo personal, excedió las casi nulas expectativas que tenía y me entretuvo lo suficiente, mas no la volvería a ver.

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