(Derek Cianfrance, Estados Unidos, 2010)
Estrenada en nuestro país bajo el título Triste San Valentín: Una historia de amor, esta cinta independiente pasó tristemente desapercibida por muchos durante su corta estadía en la cartelera comercial. A pesar de la desafortunada traducción del título (ya que blue no solamente es triste sino mucho más, y valentine no hace referencia específicamente al día festivo mencionado), el subtítulo que lo acompaña es adecuado ya que la obra es precisamente eso: una auténtica historia de amor.
Alternando escenas del presente -en el cual su matrimonio se dirige vertiginosamente hacia una muy posible disolución- y del pasado -en el cual se conocen e inician una relación idílica-, se nos cuenta la historia de Dean y Cindy. El contraste entre las escenas de felicidad desbordante y de amarga decadencia hace de la película una experiencia un tanto incómoda pero satisfactoria. Para resaltar esta diferencia entre las etapas de la relación, las tomas del pasado fueron filmadas en 16 mm para darle un toque de antigüedad y las actuales fueron grabadas en formato digital, tomando la apariencia de realidad casi documental.
Al igual que la más reciente película de Abbas Kiarostami, Copia fiel (Copie conforme, Francia, 2010), esta cinta independiente nos muestra de la manera más honesta posible lo que es el amor. Es algo hermoso, que nos llena y nos hace felices, pero que también tiene discusiones, desacuerdos, arranques de ira... y un final. Si somos completamente honestos, debemos admitir que así es el amor en la vida real, no como nos lo pintan en las películas de la corriente principal.
A diferencia de las comedias románticas, aquí se nos presenta un hombre de verdad. Las chick flicks están plagadas de ejemplares de ese extraño y mítico espécimen que es el hombre sensible: comprensivo, cariñoso, paciente, romántico, detallista, estoico y siempre presente cuando su chica lo necesita. Con esto no quiero decir que en el mundo no existan (existamos) hombres así, sólo que este tipo de cintas no muestran el otro lado siempre presente en la vida. Blue Valentine cuenta con Dean Pereira, traído a la vida por Ryan Gosling, quien es un hombre con todas las cualidades mencionadas pero que también tiene su lado humano: carece de grandes aspiraciones, no tiene una educación formal y, cuando está caliente, busca insistentemente un encuentro sexual aún si no es lo idóneo, sin dar mucha importancia a los deseos de su mujer.
Además de este comportamiento desconsiderado del hombre principal de la película, algunos ejemplos de otros personajes me hicieron avergonzarme por el resto del género masculino. Está por ejemplo el patán del novio de prepa de Cindy, o también su compañero de trabajo que en lugar de valorarla por su desempeño sólo busca ligársela, sin importarle que sea casada.
Cindy Heller es protagonizada por Michelle Williams, en el que a mi parecer es el mejor papel hasta ahora en su carrera como actriz. En lo personal, Williams no es una mujer que sea de mi agrado físicamente hablando, pero en esta película se ve muy bien precisamente porque se ve como una mujer convencional, sin estar exageradamente arreglada o maquillada. Su actuación, al igual que la de Gosling, es de un excelente nivel. Algunos de los diálogos entre ambos fueron improvisados, para darle mayor verosimilitud a la interacción entre sus personajes.
La historia no resalta mucho los aspectos "positivos" del personaje femenino, pero sí muestra su lado sensato y centrado, buscando seguridad en la compañía de un hombre al cual posteriormente rechaza por considerarlo, no sé, ¿mediocre? No obstante, al menos según yo, aún estando al borde del colapso de su matrimonio y estando harta de su marido se nota que ella aún lo ama, lo cual exacerba la dificultad a la que hace frente.
Como mención adicional, cabe resaltar el hecho de que la música para la película fue compuesta por el grupo Grizzly Bear, cuyo rock indie experimental me agrada bastante. Por donde se vea, hay motivos de sobra para darle una repasada a esta película. Si no pudieron verla en el cine, búsquenla. No se arrepentirán.
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