El pasado veinticinco de marzo se llevó a cabo en el Centro Cultural José Martí, como el último viernes de cada mes, el maratón nocturno de cine organizado por Jorge Grajales. Esta vez la programación consistió en películas que intentaron capitalizar el éxito taquillero de ciertas películas conocidas por todos. Las versiones iban desde fusiles malhechos de bajo presupuesto hasta superproducciones, pasando por una que otra versión hindú con musicales incluidos.
La noche empezó con Vahsi Kan (Çetin İnanç, Turquía, 1983), lo cual se traduce más o menos como "sangre salvaje" y que es una versión muy libre de Rambo (First Blood, Ted Kotcheff, 1982). Al igual que las secuelas de la original, se trata de una película de acción que poco tiene que ver con el tema de la primera: las dificultades de un soldado veterano para reincorporarse a la sociedad. A diferencia de las producciones estadounidenses, está cinta de bajísimo presupuesto está plagada de momentos de humor involuntario.
La segunda función fue Run (Derek W. Cheung, Hong Kong, 1994), el remake asiático de El Mariachi (Robert Rodríguez, Estados Unidos, 1992). Filmada en México, nos cuenta la historia de un guitarrista chino que viaja por nuestro país para curarse su corazón roto. Casualmente, pasa por un diminuto pueblo con más chinos que mexicanos y lo confunden con un asesino que porta sus armas en un estuche para guitarra. Tal vez supera a la original -la cual nunca me gustó-, excepto por la aburrida parte en que desarrollan la historia de amor.
Continuamos con Mahakaal (Shyan & Tulsi Ramsay, India, 1993), la cual hace "homenaje" a la serie de películas de A nightmare on Elm Street (Wes Craven, Estados Unidos, 1994) y sus secuelas. Algunas escenas son copiadas prácticamente cuadro por cuadro, y la historia es casi la misma... hasta que empiezan los bailables. Por fortuna o por desgracia, el Freddy Krueger indio no participa en los números musicales, aunque sí cuenta con un horrible mullet. La explicación de cómo funciona la "maldición" del shakaal (creo que así le llaman al demonio en cuestión) es bastante diferente, adaptada a la cultura politeísta de la India. Bastante entretenida y ligera, cuenta incluso con un detestable personaje cómico que parodia a Michael Jackson.
A la hora más difícil tocó turno a Süpermen dönuyör (Kunt Tulgar, Turquía, 1979), algo así como "el regreso de los supermanes." Si la del Rambo turco era de serie B, esta sería más bien de serie Z, de tan poco presupuesto con que fue hecha. Con apenas una hora de duración, nos muestra por medio de malas actuaciones y situaciones resueltas muy fácilmente una copia del Superman de Richard Donner (Estados Unidos, 1978), confundiendo al personaje titular con el Capitán Marvel y con un equivalente de Lex Luthor que es más bien un alquimista y desintegra a un gato. Si la frase de la original era "creerá que un hombre puede volar," las escenas de vuelo en esta copia malograda va más bien con la expresión "¡creerá que un muñeco puede volar!"
Para terminar la sesión de fusiles se proyectó Kaante (Sanjay Gupta, India, 2002), una reversión bollywoodense de Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, Estados Unidos, 1992) que también toma elementos de otras películas. Innecesariamente larga y tediosa, pierde aquello que hace de la original una excelente película. Aquí se muestra por completo el asalto al banco, en una aburridísima secuencia de quince minutos de puro balazo sin sentido. Además, uno se sopla las dos horas y media de película y a final de cuentas termina igual, sin siquiera variarle un tantito. Eso sí, al ser de la India no podían faltar los musicales, en este caso la mayoría son por parte de unas strippers que nuca pierden la ropa en un club lleno de hindús, pero también hay un número cantado y bailado por los ladrones, tan rudos y varoniles que se ven.
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