jueves, 27 de enero de 2011

El concierto

(Le concert,  Radu Mihăileanu, Francia, 2009)

El viernes pasado se estrenó esta comedia francesa que cumple su propósito: entretener. Pero no va mucho más allá.

Nos cuenta la historia de Andreï Filipov, otrora director de la orquesta Bolshoï, cuya carrera fue publicamente destruida treinta años atrás. Querían correr a los integrantes judíos de la orquesta mas él no hizo caso y condujo un concierto de Tchaikovsky, el cual fue interrumpido de manera abrupta y trayendo consecuencias graves para más de uno de los involucrados.


En el presnete, Filipov trabaja como conserje en la sala de orquestas en al cual solía dirigir, esperando una oportunidad para recobrar su gloria. Al parecer tiene un trauma por la manera en que su carrera fue detenida, a la manera de un coitus interruptus. Mientras hace la limpieza de la oficina del director, llega por fax una invitación a tocar en el Teatro Châtelet en París. Haciendo gala de una audacia que tiene más que ver con locura que con otra cosa, esconde el documento, reúne a sus amigos y compañeros de antaño y se propone a suplantar a la orquesta verdadera para tocar en Francia y poder por fin cumplir su sueño de tocar el concierto completo. Para esto pide como solista a una violinista de fama mundial, Anne-Marie Jacquet. Ésta no lo sabe, pero algo en su pasado la une a la historia de Filipov y compañía.


Obvio las cosas empiezan a salir mal, tienen que sacar a los músicos casi casi de abajo de las piedras, el grupo de rusos que llega a Paris no son mucho más que una caterva de alcohólicos que ven en el viaje la oportunidad de quedarse a trabajar como ilegales.. Sin embargo, de una manera completamente inverosímil, cierto espíritu de grupo los hace unirse y apoyar el sueño común, haciendo una parodia del comunismo.


La película no nos deja nada a la imaginación, nos lo explica todo y une todos los cabos. Abusa del contrato de credibilidad, llevando las situaciones mostradas al límite de lo plausible. Los riesgos que enfrentan los personajes nunca son amenzas reales, aunque supongo que el enfoque era el de derrotar al enemigo interno más que a los obstáculos de fuera. Las formas en que se presenta esta cinta son demasiado convencionales y el desenlace es muy complaciente, pero el concierto del final es bastante disfrutable. La señora que se sentó a mi derecha hasta aplaudió cuando terminó, ja.

En resumidas cuentas, es una película disfrutable, un tanto aleccionadora, poco creíble, pero entretenida. Recomendable si no hay nada bueno que ver.


No hay comentarios:

Publicar un comentario