jueves, 3 de febrero de 2011

El Avispón Verde

(The Green Hornet, Michel Gondry, 2011)

No soy ningún experto en El avispón verde, así que no puedo quejarme de si la película es fiel o no al espíritu del personaje. Este vigilante ha tenido muchas encarnaciones a través de las décadas, desde la radionovela original de los años 30, pasando por películas para televisión, comics y, tal vez su versión más conocida, la serie de televisión de los 60 con Van Williams y Bruce Lee. En todas estas variaciones hay temas que se han mantenido: Britt Reid es director del periódico The Daily Sentinel y por las noches opera como el Avispón Verde, su ayudante/chofer/sirviente Kato lo acompaña en sus aventuras día y noche, sus actividades se desarrollan fuera de la ley, la secretaria de Reid se llama Lenore Case y el coche del Avispón, the Black Beauty, cuenta con armamento pesado y artefactos diversos. En esencia, este justiciero forajido se dedica a combatir principalmente a corruptos delincuentes de cuello blanco, fingiendo ser un villano él mismo para poder involucrarse fácilmente con ellos y poder hacerles frente.


Hasta ahí parece que la más reciente adaptación se apega a los lineamientos preestablecidos para el personaje. Sin embargo, también hasta ahí llega lo disfrutable de la película. Co-escrita y protagonizada por Seth Rogen (quien también funge como productor ejecutivo), el guión está plagado de situaciones demasiado fáciles y chistes tontos. Los hechos que llevan a los personajes a tomar sus decisiones son excesivamente claros, se nota que sólo fueron incluidos en la trama por ser necesarios pero no se mantienen por sí mismos. El humor que intentaron meterle con calzador se siente demasiado bobo, me dio la impresión de estar viendo una película dirigida a un público infantil (mas no es el caso). La única vez que logró hacerme reír fue por las razones equivocadas, de tan mala que era una situación cerca del final.


Rogen no sólo no es creíble como un hombre de acción, sino que representa a Reid como un heredero inmaduro que sólo quiere echar desmadre. Él y Kato son un par de amigos (cuya amistad surge de la nada) divirtiéndose un rato y nada más. Y el Avispón Verde mismo es mostrado como incompetente, tonto y un completo hazmerreír. La secretaria, interpretada por Cameron Diaz, carece de encanto, atractivo o química con cualquiera de los otros dos co-protagonistas. Y para terminar con el elenco principal, Christoph Waltz es un desperdicio de actor; su villano es una mera caricatura, en ningún momento resulta intrigante o amenazante, es completamente plano y tampoco muestra un lado humano o vulnerable.


Michel Gondry hace un trabajo competente tras la cámara, hay un par de secuencias de acción muy bien coreografiadas y visualmente atractivas. También cerca del final, la secuencia en la que Reid ata los cabos sueltos hace uso de una narrativa visual casi surrealista, muy agradable, característica de la obra de Gondry. No obstante, me da la impresión de que si hubiera podido involucrarse más en el guión el resultado final podría ser mucho mejor. Es un dato poco conocido que Gondry fue la primera opción considerada para dirigir la versión fílmica del Avispón, allá por 1997 cuando por primera vez se planteó el proyecto y él todavía no dirigía ningún largometraje. A través de los años la realización se fue posponiendo y pasó por varias manos, entre los mencionados estuvieron Kevin Smith (cuya experiencia en el terreno de los comics y la comedia lo habrían hecho, a mi parecer, una mejor opción) y Stephen Chow (que hubiera dirigido a la vez que interpretado a Kato, otro realizador con más tintes cómicos que Gondry). Ahora sólo me queda curiosidad por leer el comic que escribió Smith para Dynamite Entertainment, para darme una idea de cómo habría quedado su filme.


Para terminar, sólo puedo agregar que me encantó la secuencia de créditos finales. Si toda la película hubiera tenido el desplante de colores y la frescura del diseño de los mismos me hubiera encantado. Supongo que la serie de los 60 también podía ser bastante boba, pero se puede entender como un resultado de una mayor ingenuidad propia de la época. Hoy en día, las bobadas no pueden justificarse de igual modo y los intentos de actualizar al personaje se perdieron por completo.

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