jueves, 27 de enero de 2011

Rebelde sin causa

(Rebel without a cause, Nicholas Ray, Estados Unidos, 1955)

Para terminar con mi educación, vi este clásico del cine de los años 50. Nunca antes lo había visto a pesar de su fama y es un peliculón. La historia es simple: James "Jimbo" Stark es un joven problemático, acaba de mudarse a otra ciudad junto con sus padres para escapar de las broncas que tenía (aunque más bien su madre quiere huir del "qué dirán"). Lo arrestan por borracho, es rechazado por una núbil, se hace amigo de un inadaptado y vuelve a meterse en líos con los bravucones locales. Esta película lo tiene todo: peleas con navajas, competencias en coches robados rumbo a un barranco, chicas guapas, copetes parados y mucha actitud. Es más, en la escena inicial, tiene un changuito de cuerda, ¿qué más puede uno pedir?


Pero por si fuera poco, también tiene una gran historia. Retrata a una juventud sin rumbo, sin ejemplos a seguir, sin ambiciones, sin un mañana, cuyos padres pusilánimes no pueden enseñarles lo que es ser un hombre o carecen del interés en saber cómo les va. Esta descripción no se limita a los jóvenes de los años 50, sino que puede aplicarse a cualquier generación posterior que padece de diferencias con sus padres, que cuestiona los valores comúnmente aceptados y que se desespera ante la aparente imposibilidad de lograr algo distinto, ante el inminente destino de convertirse en lo que más odian y terminar igual que sus progenitores.


Estos jóvenes tienen muchas causas para rebelarse, mas carecen de la disciplina para encauzar su ímpetu. Cometen crímenes porque están aburridos, pero lo hacen para probar su honor (no para enriquecerse por medios ilícitos ni para simplemente recalcar lo absurdo de la existencia). Sin embargo, Jim quiere entregarse y recibir el castigo correspondiente, harto de esconderse y seguir hipócritamente las normas de la sociedad, poniendo a prueba la moral que le han inculcado desde que nació. Su enojo está justificado, su angustia responde al conflicto neurótico de aceptar que el mundo real nunca se parece al mundo ideal que nos metieron en la mente a la fuerza.


En la comandancia de policía, Jim conoce a otro chico con problemas, John "Plato" Crawford. Este joven me recordó muchísimo al sociópata Holden Caulfield, protagonista de la novela El guardián del centeno (The catcher in the rye, J. D. Salinger, 1951). No sabe cómo relacionarse con el resto de la gente y es peligrosamente inestable. Poco a poco empieza a ver en Jim a la figura paterna de la cual carece. Sin darse cuenta, éste último asume el rol paterno que su amigo proyecta en él, intentando demostrarse a sí mismo que ser un buen ejemplo a seguir es algo fácil, realizable. No obstante, el destino le enseña crudamente la lección de que nadie es infalible, todos somos realmente impotentes ante ciertas dificultades y a veces tendremos que aceptar que no tenemos lo que se necesita para salvar otra vida.


El icónico papel de James Dean resultó ser profético. En una parte está discutiendo con su padre y éste le dice que en diez años recordará este momento y le parecerá insignificante en retrospectiva, a lo que Jim responde que no tiene diez años, lo que necesita es una respuesta en ese momento. Más adelante, platicando con Judy (la núbil que lo rechazó pero se da cuenta de que en realidad se comportaba como una auténtica perra sin querer serlo, sólo por pretender), le dice que al despertar deseó que ese día fuera muy bueno, pues podría no tener un mañana. Como bien sabemos, Dean murió trágicamente en un accidente automovilístico poco tiempo antes de que la película se estrenara, quedando inmortalizado como la personificación de la juventud eterna.

La película empezó a ser rodada en blanco y negro, pero decidieron hacerla a color. Gran acierto, ya que de lo contrario no contaríamos con la imagen de esa inolvidable chamarra roja.

Para terminar con otra nota necrótica, esta cinta también contó con la primera aparición en pantalla de Dennis Hopper, quien falleció hace menos de un año y a quien recordamos con gran admiración.

1 comentario:

  1. Ahhh, me encanta esta película. Qué bueno es ver al actorazo de James Dean, quien nunca sufrió el paso del tiempo. ¿Qué hubiera sido de él en los 70's?

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