jueves, 13 de enero de 2011

Más allá de la vida

(Hereafter, Clint Eastwood, Estados Unidos, 2010)

No soy muy fan de Clint Eastwood como director. Admito que he visto pocas de sus películas, pero siempre les encuentro algo que no me agrada. En esta, su más reciente cinta, recurre a técnicas narrativas muy convencionales y sentimentalistas (al igual que en la mayoría de sus trabajos recientes). Hay varias líneas demasiado a la cara, como "a life that is all about death is no life at all" y un típico "no puedes huir de lo que eres." Independientemente de eso (y del muy cursi final), la película es lo suficientemente interesante y entretenida como para no ser un desperdicio total de tiempo.

Nos narra tres historias simultáneamente. Primero tenemos a Marie Lelay, conductora de programas políticos en la televisión francesa, cuyas vacaciones en Tailandia se ven brutalmente interrumpidas por el tsunami de 2004. Eso sí, le admiro a la película que dé inicio de manera tan trepidante y violenta. Marie tiene una experiencia cercana a la muerte y vislumbra lo que hay después de morir, lo que cambia su perspectiva radicalmente. Poco a poco empieza a investigar y decide escribir un libro sobre lo que vivió, enfrentándose a la mentalidad cerrada de la mentalidad imperante en occidente.


La segunda historia es la de Marcus, un niño británico de doce años que pierde a su hermano gemelo y se queda solo cuando su madre decide someterse a rehabilitación para dejar las drogas. Se vuelve retraido y busca desesperadamente comunicarse con su hermano fallecido, topándose con toda una caterva de charlatanes y estafadores.


La tercera línea argumental es la de George Lonnegan, un psíquico cuya vida se ha visto constantemente afectada por su "don" para comunicarse con los muertos, del cual reniega. Su hermano aparentemente lo ve como la gallina de los huevos de oro y le insiste hasta el cansancio que reabra su negocio de psíquico, mientras él sólo quiere llevar una vida normal. Acude a clases nocturnas de cocina italiana, donde conoce a Melanie (interpretada por Bryce Dallas Howard, quien se lleva la película con su desmedida nubilidad). En mi secuencia favorita de la película, George tiene que darle a probar distintos alimentos a Melanie mientras ella tiene los ojos vendados... la pantalla derramaba sensualidad.


Las tres historias van desarrollándose paralelamente, hasta entrelazarse en una feria del libro en Inglaterra. La progresión me pareció bastante bien lograda, y tiene varios momentos conmovedores, como la consecuencia de la "lectura" que le hace George a Melanie. Aunque también abundan los momentos exageradamente cursis. En sí, lo mejor de la película, fue lo núbil que se ve Melanie. Hasta me dieron ganas de meterme a una clase de cocina italiana. Por eso, me despido con otra imagen de ella.

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