lunes, 24 de enero de 2011

Los sueños de la bella durmiente


Gracias a La Rumu, mi principal proveedora de recomendaciones literarias, pude conocer este maravilloso libro de Emiliano González. Autor mexicano nacido en 1955 quien en definitiva merece mayor reconocimiento, al parecer la fama le ha rehuído y permanece prácticamente desconocido; sus libros son muy difíciles de conseguir y, por ende, muy buscados.

Los sueños de la bella durmiente es una colección de cuentos y poemas publicada originalmente en 1978, la cual hizo a González merecedor del Premio Villaurrutia. Y no es poca cosa, los relatos son muestra de una desbordante imaginación, decididamente entregada a la literatura fantástica con influencias, principalmente, de Borges y Lovecraft. La edición original del libro corrió a cargo de El Volador, con un tiraje bastante reducido (una de esas copias reside en la biblioteca de La Rumu, en su cubil felino, pero esa no la presta). Por fortuna, la editorial Aldus, junto con Conaculta, lanzaron una nueva edición en 2005 (mostrada arriba).


Esta nueva edición contiene dos libros, La ciudad del otoño perpetuo y La torre de los espejismos. El cuento principal en el primer libro es Rudisbroeck o los autómatas, que transcurre en la imaginaria y entrañable ciudad de Penumbria, donde siempre son las cinco de la tarde. Un viajero llega a la ciudad e intenta desentrañar los misterios de la misma, topándose con un anticuario excéntrico, un anciano borracho, una obra de gran guiñol con Cristofagia y fenómenos, una historia sobre androides que se enamoran, pinturas vivientes, laberintos y versiones discordantes del origen de Penumbria que nos hacen dudar de la veracidad de la información narrada.

Algunos cuentos y poemas en el libro primero son abiertamente Lovecraftianos (El museo, H. P. Lovecraft y El escarabajo), otros lo son más veladamente (como La danza de Salomé, relato sobre un pintor que me hizo recordar al infame Pickman). También se incluye una bonita historia victoriana de fantasmas (El hombre embozado), un relato sobre sectas de escritores/lectores (La lectura secreta) y otro sobre un perseguidor perseguido en sus sueños por un poema que tal vez es él mismo (El peregrino amarillo).

El libro segundo inicia con un prólogo metaficticio que nos habla del origen del libro mismo, prosiguiendo con ejemplos Borgesianos de relatos sobre bibliografías de autores inexistentes (Los cuatro libros de Garret Mackintosh) o semblanzas de libros exquisitamente escritos (La última sorpresa del apotecario).

Ahora sé que haré todo lo posible por conseguir mi propia copia de este libro y me uniré a la cada vez más numerosa legión de buscadores de libros de Emiliano González. En una nota aparte, cabe mencionar el ligero parecido del autor con mi querido neuroamigo Carlos. Si éste último se pregunta cómo se vería con el cabello largo y una barba hirsuta, sólo le basta con ver la siguiente foto:


Para terminar, transcribiré uno de mis cuentos favoritos en la colección. Que lo disdfruten.

Relación de un esclavo

Construyen el pozo de Babel

Franz Kafka

Esa mañana, por fin, llegamos al cielo. "Tantos siglos de esfuerzo para nada", lamentóun arquitecto, luego de golpear con su martillo el cristal transparente que definía, como nunca antes, a los orbes celestes: era más recio que la indestructible piedra de nuestra torre. Aquel vidrio era límpido, pero atrás podía verse, ay, sólo el mismo azul monótono de siempre.
   Antes de que emprendiéramos el descenso, el arquitecto que había comprobado nuestros temores quiso tomar un camino más corto, lanzándose al vacío con un grito que permaneció unos instantes mkientras, leguas abajo, la mota de polvo que había sido él se disipaba.
   Muchos siglos después (treinta o cuarenta más de los que abarcó la construcción de la torre) nos dimos cuenta de su error y, en consecuencia, del nuestro: la tierra firme anhelada por todos no era menos quimérica que los espacios divinos; la caída del arquitecto sería infinita.
   Desolados, inmóviles en aquel punto, nos resignamos a esperar a la muerte, considerando preferible un simulacro de tierra firme a un pozo sin fondo que, después de todo, era lo único verdaderamente real.

2 comentarios:

  1. Es un librazo, sobre todo la edición de Joaquín Mortiz donde los cuentos se intercalan con poemas y con uno que otro grabado misterioso. También recomiendo (aunque más difícil de conseguir) Casa de horror y de magia. Acá un fragmento: http://mortinatos.blogspot.com/2010/12/el-estanque.html

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  2. Jajaja, es el clon de Carlos o su Gary quién-sabe-qué.
    El libro es sensacional, desborda mundos. Su versión de la última cena no tiene madre.

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