miércoles, 29 de junio de 2011

Vecinos de la Tierra


Este es uno de los primeros libros de Alberto Chimal, por ende un tanto difícil de conseguir. Yo tuve la fortuna de poder tomarlo en prenda de la biblioteca de mis amigos Ana Paula y Miguel. Se nota su pertenencia a la etapa temprana de sus escritos pues la prosa no es tan pulida como en obras más recientes y resulta un poco pesado, pero ya se ve desde aquí el potencial del autor para crear mundos fantásticos sólidos y completos.

El libro es uno de esos que pretenden ser volúmenes antiguos y apócrifos, creando la impresión de estar leyendo un documento histórico de otro mundo o de un tiempo remoto y hace mucho desaparecido, con todo y referencias a otros tomos ficticios. Consiste en un listado incompleto que describe cincuenta de los dos mil trescientos setenta y cinco pueblos que conforman a la gente del mundo. Se nos cuentan sus rituales y tradiciones, lo que los hace diferentes de los demás y similares al resto de nosotros. Para terminar esta breve reseña, transcribiré mi pueblo favorito:


Odio

Los birrah* creen que el mundo es hostil a la vida de los hombres; que contra ellos, para destruirlos, todas las cosas, todos los seres, aun los cielos y cuanto está sobre los cielos libran una guerra sorda y constante. Por eso, dicen, cae el rayo. Por eso pican las abejas, muerden los perros, albergan veneno las setas y los tallos de macuz. Por eso se rompen los cántaros, arden las casas, se quiebran los mástiles, rugen las aguas cuando el mar sepulta a las embarcaciones. Por eso el deterioro y la muerte. (Duermen poco durante la infancia, pues tardan en comprender que el infortunio llega a pesar de la vigilia.)
     Pero ninguno de ellos se resigna a su hado. Cada dolor, accidente o desgracia les parece una afrenta que ha de vengarse. Así, tienen por ley no poseer objeto alguno y destruir los de otros; dar muerte a todo animal, tronchar y quemar toda planta que encuentren; derramar venenos en las aguas, echar sal en la tierra, dispersar en el aire polvos infectos y humos pestilentes...
     Vagan desnudos por Yermo Sin Sol y esperan que un día, como sus profetas les han presagiado, nazca entre ellos un campeón que se levante y destruya al universo.

* "Los Que Nos Vengamos"

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