lunes, 20 de junio de 2011

Livin' la vida loca


En esta ocasión, el tema del neuro-maratón para el mes de julio fue la locura. De una lista de cerca de veinte distintas películas, hicimos una selección para pasar la noche viendo manicomios, alucinaciones y demencia. (Para quienes no sepan de qué hablo, les comento de volada que entre un grupo de amigos autodenominado la Neurobunch organizamos una vez al mes un maratón nocturno de cine; hay buena compañía, buena charla, buenas películas, pizzas caseras, café, refresco, etc.; si se les antoja asistir, no duden en hacérmelo saber.)


Para empezar, vimos Equus (Sidney Lumet, Reino Unido-Estados Unidos, 1977), basada en la obra de teatro del mismo nombre que fue centro de una reciente polémica por la participación de Daniel "Harry Potter" Radcliffe como el protagonista. La historia es narrada por un psicólogo cuya visión del mundo -y de la utilidad de su profesión- se han visto destruidas tras su encuentro con el joven Alan Strang, quien fue puesto bajo su cuidado tras dejar ciegos a seis caballos con una hoz. Una historia en la que la represión sexual se une a la culpa católica para trastornar la auténtica pasión y convertirla en algo dañino que necesita ser eliminado. No dudo que Alan Moore se haya inspirado en esta obra para la secuencia en que Rorsarch le revela su origen al psicoanalista, derrumbando así su mundito de orden y pulcritud.


Proseguimos con Crónicas de un asesino en serie (también conocida como Memories of murder o bien Salinui chueok, Bong Joon-ho, Corea del Sur, 2003), la cual fue la excepción de la noche pues no se trataba de un retrato de la locura... pero teníamos muchas ganas de verla. Un grupo de policías provincianos se ven incapaces de resolver una serie de crímenes debido a sus limitados recursos. Al igual que (como se rumora) ocurre en México, estos "detectives" recurren a golpear a un sospechoso hasta que éste admita culpabilidad. Las cosas cambian cuando envían a un policía de Seúl para ayudar con la investigación. Basada en el primer caso conocido de asesinos seriales en ese país, también adapta el guión de una obra teatral inspirada en los mismos hechos.


La siguiente función fue Atrapado sin salida (One flew over the cuckoo's nest, Milos Forman, Estados Unidos, 1975), con la que quizás sea la mejor actuación de Jack Nicholson. Basada en la novela del mismo nombre, nos cuenta la historia de un criminal de poca monta al cual internan en un psiquiátrico para ver si su agresividad es ocasionada por un desequilibrio mental. Viéndose en relativa libertad, McMurphy se la pasa de lo lindo confrontando con su caos al orden encarnado en la enfermera principal, Mildred Ratched. Un montón de locos que más bien necesitan comprensión, un intento de fuga, una fiesta nocturna, los métodos inhumanos con que se acostumbraba "curar" los malestares mentales y un personajazo increíble -el Chief- se van entrelazando hasta culminar en un confrontamiento con la vida misma en riesgo. Todas las actuaciones son estupendas, es una de esas películas obligatorias para todo buen cinéfago.


Como empezamos tarde y las tres películas duran poco más de dos horas cada una, el sol nos sorprendió al salir antes de lo que hubiéramos deseado, impidiéndonos ver más. Fue por eso que pedí algunas "para llevar" y continué en casa tras unas cuantas horas de sueño. Continué con Jacob's Ladder (Adrian Lyne, Estados Unidos, 1990), thriller psicológico sobre un veterano de Vietnam que regresa de la guerra para descubrir que su hijo menor falleció durante su ausencia. Esto lo lleva a abandonar a su esposa y a sus otros dos hijos, dejar su prominente carrera para trabajar como cartero y a vivir sumido entre la depresión, la paranoia y visiones demoníacas. Mezclando una conspiración militar con drogas experimentales y flashbacks sobre la guerra, la película es memorable por el final "inesperado" que, al menos yo, vi venir desde el principio.


La última función en mi segunda parte al maratón fue Lunacy (ŠíleníJan Švankmajer, República Checa-Eslovaquia, 2005). Adaptando libremente un par de cuentos de Edgar Alan  Poe y tomando elementos de la literatura del Marqués de Sade, el director checo hace uso de algunas herramientas del cine de terror para reflexionar sobre la locura y las formas de tratarla. La blasfemia y el libertinaje, ¿son síntomas de desequilibrio? Después de todo, ¿qué es normal y quién lo decide? Tal vez la aparente cordura es sólo otra forma de insania, quizás todos en el mundo estamos locos.

Para terminar esta reseña, compartiré con ustedes un cortometraje de Švankmajer que viene como extra en el dvd. Tampoco tiene que ver con la locura, pero está muy divertido.

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