Corría el año de 1992 cuando el mundo de los comics se vio sacudido: los artistas más prominentes de la Marvel, cansados de la falta de libertad creativa y la imposibilidad de conservar los derechos sobre sus creaciones, abandonaron la editorial en grupo para fundar Image Comics, aparente paraíso editorial para el comic de autor. Fuera de los avances en cuanto a derechos de propiedad u derechos creativos, poco fue lo que aportó esta editorial en sus principios, además del boom en las ventas y en la especulación que luego casi terminaron con el mercado de los comics por completo. Las historias publicadas durante sus primeros años se caracterizaron por un arte excepcionalmente estilizado que perpetuó el estilo hiperrealista que se puso de moda cuando estos artistas estaban en las grandes ligas.
Por el lado de las historias, dejaban mucho que desear. Violencia, balaceras, mujeres sexys, tecnología incomprensible, tramas huecas y ropas noventeras eran algunos de los males de los que padecía su narrativa. Más que nada, como se puede notar leyendo el título aquí reseñado y el de Savage Dragon, eran como títulos de Marvel que permitían subirle el tono a la violencia o a la sexualidad. A pesar de tratarse de un universo nuevo, también padecía del "mal" de la continuidad pesada, al crear interconectividad entre toda la sarta de títulos lanzados (nuevamente, imitando lo que se venía haciendo en las competidoras establecidas). Lo que sí es que muchos nuevos talentos iniciaron su carrera en los estudios de Image y, hoy por hoy, han cambiado su línea editorial para brindarnos cosas de mucha calidad y de géneros variados.
Los WildC.A.T.s, que a ratos parecen un simple fusil de los X-Men por su estética, son un equipo de híbridos de humano con una especie alienígena llamada Kherubim, que se unen en la guerra contra la raza antagonista de los Daemonites. De este modo, nos presentan una nueva interpretación del conflicto entre el bien y el mal, el Cielo y el Infierno, con un giro de ciencia ficción. Con grandes dosis de acción y tramas pesadas que a ratos se sienten en exceso complejas, la historia no deja de ser entretenida (aunque no llegue a ser una joya) y me deja con las ganas de leer más del universo Wildstorm. De hecho, las siguientes encarnaciones de los Wildcats (ya sin los incómodos puntitos) se ven interesantes.
La portada del número cero, incluído de manera gratuita junto con el trade.
Al leer este trade (que también me incluyó como extra el número cero, con una especie de precuela) disfruté de la nostalgia que me trae ver el arte de Jim Lee, el cual me recordó la etapa cuando empecé a leer comics. Como todos, y a pesar de que ahora ya no los leo tanto, empecé con los comics de acción y superhéroes.
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