(Todd Phillips, Estados Unidos, 2011)
No tengo mucho que decir sobre esta película. Siendo una supuesta secuela de La cruda, parece más bien un remake. O una copia "calcada" de la original. Porque los puntos argumentales y la estructura del guión son exactamente idénticos, los personajes son los mismos y las situaciones a las que se enfrentan son demasiado parecidas. No obstante, a pesar de parecer algo que ya vimos, las diferencias nos mantienen intrigados por descubrir cómo es que ocurrió el desastre esta vez.
En esta ocasión, los estragos son aún mayores: daños permanentes, una posible muerte, tratos con gente más peligrosa. Por ende, el hecho de que al final puedan regresar a su realidad cotidiana resulta aún más difícil de creer. Además, el papel que esta cinta (y la anterior) le otorga a las mujeres es bastante marginal y denigrante... aunque no se puede esperar menos de una película protagonizada (y creada) por hombres.
Generalmente, cualquier cosa que tenga un chango me resulta buena automáticamente. Aunque éste no sea el caso, hay que hacerle justicia al changuito diciendo que el desgraciado es una de las mejores cosas en el filme. Y no deja de ser divertida, aunque no me sorprendió tanto como la primera.
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