En 1968 llegó a las salas cinematográficas Night of the Living Dead (George A. Romero, Estados Unidos), co-escrita por Romero y John Russo, aunque al parecer éste último casi no colaboró en la última versión del guión. A la hora de querer hacer una secuela, cada uno de los creadores tenía ideas diferentes de hacia dónde querían llevar la historia: mientras que Romero quería hacer cine de horror más bien serio con cierta crítica social, Russo prefería irse por el lado de la sátira y el horror/comedia. A la mera hora, decidieron hacer cada quien su propia serie de secuelas.
Las películas de Russo usan "of the Living Dead" en sus títulos, a diferencia de las de Romero que son simplemente "of the Dead". El comic aquí reseñado fue creado por Russo, en colaboración con el escritor Mike Wolfer y el artista Dheeraj Verma, a modo de secuela a la película del '68. A pesar de no formar parte oficialmente de la continuidad de las películas, se menciona que la primera cinta está basada en hechos reales, al igual que en Return of the Living Dead (Dan O'Bannon, Estados Unidos, 1985).
Es 1971 y un pueblito cercano a Pittsburgh aún no se recupera del todo por el brote de zombis sufrido tres años atrás. Sally Birkman regresa al rancho de sus padres tras su reciente divorcio. El sheriff local lleva a cabo una redada en un laboratorio médico donde un tal Doctor Melrose experimentaba con zombis usando fondos del gobierno. Algunos redivivos fueron transportados a otras instalaciones antes de la redada, pero un par de pandilleros motociclistas los liberan al intentar robar lo que ellos pensaban era el contenido valioso del camión en el cual viajaban. Entre Sally, su padre, el sheriff, los pandilleros y un montón de personajes cuyos nombres son irrelevantes, la historia no logra que nos preocupemos por ninguno de ellos. Lo que les ocurra nos resulta irrelevante.
Por si fuera poco, el trade objeto de esta reseña contiene cinco números adicionales a la miniserie en los cuales se revela que el Dr. Melrose y su hijo están estudiando a un zombi aparentemente distinto a los demás al cual llaman Deadhead. Este zombi hippie parece tener inteligencia y logra dirigir a los demás. Se nos cuenta una historia de cómo un militar que estuvo en Vietnam dejó las armas por las flores y se fugó con su novia, sólo para ser atacado por unos rednecks. Inexplicablemente después de morir regresa a buscar venganza, aunque nunca queda claro si su regreso fue lo que ocasionó la plaga zombi original o si es al revés. A esto se agrega la historia de un grupo de hippies en camino a San Francisco cuyo camión queda varado en un bosque repleto de muertos vivientes. En esta segunda parte hay aún más personajes y están aún menos desarrollados. Además de mosquitos que propagan la infección, no hay gran innovación en el mito de los zombis y la historia se siente inconclusa, sin que sepamos el destino final de Deadhead o de los pocos sobrevivientes.
Aunque el comic deja de lado el tono absurdo de las últimas películas e intenta acercarse más al comentario social de la original, los resultados son mixtos. Maneja buena tensión y buen ritmo, tiene buenas situaciones de horror, pero introduce tantas líneas argumentales que no le da tiempo de resolverlas satisfactoriamente. El arte tiene abundantes desnudos y situaciones sexuales propias de una película de serie B. El arte no es del todo de mi agrado, muy al estilo del resto de los títulos publicados por Avatar las páginas carecen de márgenes o separaciones entre las viñetas, lo cual genera confusión en la narrativa gráfica.
No sé si sacarán secuelas a este título, pero no me interesaría leerlas. Y me enteré que harán una adaptación fílmica, dirigida por el mismo Russo. Tal vez el resultado de la película sea mejor que el del comic.
Interesantísíma y aguda reseña-critíca, mi querido Pok... felicitaciones! Y aunque a ti no te convenció del todo, la verdad a mi si se me antojó echarle una leída... jeje
ResponderEliminarSaludos !
Qué bien que se te antojó leerlo, significa que hice un buen trabajo escribiendo mi reseña.
ResponderEliminarSi la idea es que, me gusten o no, la gente lea o vea las cosas que reseño.
¡Saludos!