(Seth Gordon, Estados Unidos, 2011)
Supongo que fui una víctima de la mercadotecnia. Tenía ganas de ver esta película sin saber siquiera de qué trataba, al parecer la premisa y los carteles fueron suficientes para despertar mi interés. Soy de la idea de que un filme con semejante título tiene mucho potencial para proporcionar un entretenimiento catártico, por desgracia dichas posibilidades no fueron bien aprovechadas por la cinta aquí reseñada.
Para empezar, me pareció machista. Los tres protagonistas son hombres (bastante estúpidos, por cierto), de modo que la temática es abordada desde una perspectiva exclusivamente masculina. El único personaje femenino es uno de los "villanos," pero el filme se centra en explorar el aspecto sexual del mismo, reduciéndola a un papel menor y acartonado.
Además, toda la idea de "tres tipos que se ven involucrados en aprietos y situaciones absurdas haciendo gala de su incompetencia al enfrentarlas" me suena demasiado similar a la esencia de ¿Qué pasó ayer? (The Hangover, Todd Phillips, Estados Unidos, 2009) y me molesta que sea tan transparente el intento de capitalizar en un éxito probado con cierto público.
Por último, los personajes me parecieron insoportables, las situaciones demasiado inverosímiles, lo "arriesgado" es demasiado conservador, lo "políticamente incorrecto" no llega a ser ofensivo y el humor negro que podrían haber usado se ve reducido a un humor simplón y aburrido, demasiado bien portado. No la recomendaría aún si mi vida dependiera de ello, ni siquiera por la participación de Kevin Spacey (a quien respeto mucho) y de Jennifer Anniston (que se ve súper bien).
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