miércoles, 31 de agosto de 2011

Loco y estúpido amor

(Glenn Ficarra & John Requa, Estados Unidos, 2011)

Amor, deseo y seducción: esos son los tres pilares en torno a los cuales se construye este filme. Más allá de una simple idealización de los papeles del hombre y la mujer en una relación, esta película explora las distintas formas de acercarse a la búsqueda de afecto y de sexo por parte de ambos géneros. Todo es desatado por una infidelidad en un matrimonio de casi veinticinco años, la cual desencadena una serie de sucesos que se van enredando de manera orgánica y natural.


Al estar separado de su esposa, Cal Weaver (Steve Carrell) comienza a frecuentar un bar que funge como el terreno de cacería para el casanova profesional Jacob Palmer (Ryan Gosling), el cual se compadece del dolido poco-hombre y decide ayudarle a recuperar su hombría. La esposa Emily (Julianne Moore) contempla iniciar una relación con el amante, pero no se ve muy convencida. El hijo de trece años también vive un romance, de esos idealistas que tal vez sólo puedan tenerse a esa edad. Conforme avanza la historia, Cal logra tener sexo con más de una mujer y Jacob conoce a la horma de su zapato y se da cuenta de que también quiere ser valorado por algo más que su atractivo físico.


Hay amor en todas sus formas: desde el tierno incipiente romance entre dos jóvenes que comienzan una relación enamorándose con todo, pasando por la infatuación obsesiva de un chavito y el amor platónico no correspondido de una chica de diecisiete años hacia un hombre mayor, hasta el amor maduro y consumado entre dos personas que han pasado una vida juntos. Y están los juegos de seducción, las estrategias, las mentiras, las complicaciones, las consecuencias.


En general, es una cinta bastante buena, cumplidora. Una comedia romántica que en verdad tiene romance y también es cómica: en cierta parte cerca del final me hizo soltar una que otra carcajada. El guión está bien trabajado, entrelaza las historias de maneras inesperadas que no se sienten forzadas. Sólo tengo dos quejas. La primera es una cierta postura superficial que parece indicar que la gente bonita sólo puede juntarse con otra gente bonita, haciendo un comentario nada grato sobre el valor de la gente respecto a sus atributos físicos. O al menos a mí me pareció así. La otra cosa que me molestó fue el final, tan desbordantemente cursi y complaciente que me hizo enojar, pensando algo así como "eso no pasa en la vida real." Quizás es sólo mi renuencia personal a creer en las "medias naranjas" y conceptos similares, pero me pasa igual con casi todas las comedias románticas. Pero es bastante recomendable.

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