lunes, 26 de septiembre de 2011

Fright Night (versión 2011)

(Craig Gillespie, Estados Unidos, 2011)

Tal vez hoy en día poca gente lo sepa, pero este filme es un remake del clásico de 1985 escrito y dirigido por Tom Holland. La película original es una comedia divertidísima que, si bien maneja la historia con muchas carcajadas, no es una parodia ni carece de peligros auténticos para los personajes (muy como lo que hicieron Simon Pegg y Edgar Wright en 2004 con Shaun of the Dead, que se toma muy en serio la trama y los elementos característicos del mito que revisa pero de una forma ligera e hilarante). En esta nueva versión dejan de lado la comedia. Hay algunos momentos graciosos y de vez en cuando nos hace reír, pero definitivamente se sale del género y se inscribe más bien en los anales del suspenso y el horror, con bastante sangre y gore de por medio.


La premisa básica es la misma: Charlie es un joven preparatoriano que descubre que su vecino es un vampiro e intenta detener sus depredaciones. Tiene un amigo (Ed, o Evil) y una núbil (Amy), también está su madre y Peter Vincent, un personaje de la farándula (en la original es un anfitrión de un show televisivo con películas tipo Vincent Price, en el remake un mago de Las Vegas estilo Criss Angel). Y claro, el nefasto chupasangre: Jerry. El único personaje que me gustó cómo retrabajaron es Vincent, al cual le dan una dimensión de humanidad y profundidad menos resonante en la original. Pero el resto de los personajes reciben giros no muy favorecedores. El mismo Jerry pierde todo el glamour y la elegancia para verse convertido en una bestia irrefrenable.


Las primeras dos partes de la cinta son bastante aburridas, se trata sólo de una película de vampiros más. Toma elementos de The Lost Boys (Joel Schumacher, Estados Unidos, 1987) y de 30 Days of Night (David Slade, Estados Unidos, 2007), incluso un elemento visual que me recordó a Jennifer's Body (Karyn Kusama, Estados Unidos, 2009), pero carece de identidad propia. Agrega un par de giros al mito del vampíro -sobre lo de la "invitación"- pero nada espectacular. Tiene más violencia y tensión -la cual llega a ser física- y algunas buenas secuencias, pero hasta ahí.


No obstante, el tercer acto hace que valga la pena. El desarrollo previamente mencionado de Peter Vincent, la estrategia inventiva para derrotar al monstruo y la pelea en la guarida del mismo levantan de buena manera una obra que parecía no poder alcanzar ningún nivel de relevancia. Aunque a la hora de la resolución, el dilema de "¿lo harán o no?" entre Charlie y su novia -sacado directito de la original- carece de sentido en nuestra época. Me sigo quedando con la original.

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