domingo, 18 de septiembre de 2011

Miss Bala

(Gerardo Naranjo, México, 2011)

Gerardo Naranjo es muy bueno retratando la realidad social de nuestro país. En Drama/Mex (México, 2006) nos muestra a la juventud del Acapulco contemporáneo; los personajes son detestables, pero realistas y humanos. No he visto Voy a explotar (México, 2008), pero tengo entendido que es bastante buena al presentar a adolescentes confundidos -y pretendo verla pronto-. En este, su más reciente largo, le toca el turno a la realidad mexicana contemporánea: el narco.


Laura Zúñiga era una chica normal. Bueno, quizá más guapa que la norma, pero era una joven sencilla, estudiosa, de familia, vamos. Decidió participar en concursos de belleza y ganó varios certámenes importantes. Pero su temporada en la cima fue breve: en diciembre de 2008 fue arrestada junto con otros siete individuos en posesión de armas y muchos dólares. No, no me equivoqué de apellido ni de historia, sólo estoy citando la historia real en la cual se basa ligeramente la película.

La mirada de este tipo es auténticamente maligna...

La Laura ficticia se apellida Guerrero y quiere participar por primera vez en Miss Baja; es ingenua e idealista, trabajadora y cariñosa con su hermanito. Pero todo se va al diablo cuando el narco se involucra. Envuelta en situaciones más allá de su control, pasa de ser simple testigo a pieza sometida por ambos bandos en la "guerra" a cómplice reticente impulsada por el temor y la necesidad de proteger a otros, para por último convertirse en víctima resignada de su propia impotencia.


Más de una vez intenta hacer lo que considera correcto, seguir sus valores, pero siempre aprende la misma lección de la manera difícil: una vez que el crimen organizado llegó a tu vida, le perteneces en cuerpo y alma, quieras o no. No es sino hasta que te entregas voluntariamente cuando crees que nada puede empeorar... pero aún quedan sorpresas desagradables en espera.


La secuencia final hace uso de escenas muy similares a las vistas en los medios cuando se dio el arresto de Laura Zúñiga en 2008, creando una resonancia y un sentido de realismo implacables. Además, la trama hace un sutil comentario sobre la cultura que engrandece la belleza femenina a un aspecto sobredimensionado que puede ser fácilmente manipulado, comprado y traficado como otros bienes, se puede utilizar como un arma, un instrumento de poder y de sometimiento.


La violencia utilizada en el filme no es nunca explotativa, sino brutal y franca. La constante tensión a la cual es sometida el personaje principal es un claro reflejo del ambiente que se vive en ciertas partes de nuestro país hoy en día. Por lo general no me gustan las historias sobre el tema, siento que a veces se aprovechan de la relevancia del mismo para escandalizar, pero en este caso me parece que el resultado nos hace reflexionar de la manera dura (como debe ser con el arte) sobre un tema ineludible y la propensión que tienen los inocentes a pagar por los auténticos culpables. Todo es un circo, un espectáculo montado y planeado y a nosotros sólo nos queda especular y esperar que nunca estemos en medio.

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