(Nicolas Cuche, Francia-Bélgica, 2010)
Como parte del 15° Tour de Cine Francés, sólo pude ver esta película. La verdad no me interesaba mucho ver ninguna en particular, sólo fui por acompañar a mi madre y a mi hermana. (Bueno, la que sí me interesaba no la pude ver, se me escapó.) No tengo mucho que decir al respecto. Es una comedia romántica que, por fortuna, logra salirse de la mayoría de las fórmulas o clichés del subgénero, pero no del todo.
Julien es un hombre no muy carismático ni apuesto quien, debido a su largo historial de fracasos románticos, está convencido de que le trae mala suerte a las mujeres que deciden amarlo. Irónicamente, es muy exitoso como consejero matrimonial y ha salvado a muchas parejas del divorcio, empezando por sus padres cuando era todavía un pequeñuelo. En la boda de uno de sus logros profesionales conoce a Johanna, mujer excepcional que, para variar, está casada y es inalcanzable. De manera previsible, terminan involucrándose y la historia avanza por diversos caminos, algunos de sobra conocidos y otros menos familiares.
Entre sus fallas se encuentra el hecho de que no se decide en irse por el lado "mágico" o el realista y la indefinición afecta al filme. También se agregan algunas secuencias que, por muy bien logradas que estén, no aportan nada. Y en más de una ocasión recurre al humor más vil y poco imaginativo: el escatológico/sexual. También el ritmo es inconstante, pero en este caso no es una falta mayor pues le ayuda a librar el giro tradicional de la comedia romántica (toda la secuencia de ella-está-molesta-y-él-corre-y-se reencuentra-con-ella-y-se-besan-y-se-abrazan-y-se-reconcilian-y-fin). El planteaminento sobre la naturaleza de las relaciones es a la vez interesante e inteligente pero, de cualquier forma, no la recomiendo. Mas que por la núbil. Y ni está tan núbil, es más bien rara.
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