miércoles, 6 de julio de 2011

El país de los hablistas


Amma, Primera Mujer, Madre de Cuantos Son y Cuantos serán, despertó en la oscuridad, cuando nada más existía, pero no le tuvo miedo y trató de tocarla. Y la oscuridad, complacida, engendró al mundo para las manos de Amma, para que sus ojos pudieran ver y sus pies anduvieran. Y cuando Amma dio su primer paso hubo la distancia; cuando dio el segundo, el tiempo, y cuando dio el tercero, y vio que todo alrededor era hermoso y nuevo, hubo en ella el deseo: el ansia de lo que está lejos.

Así comienza el cuento La verdad, primero de los diez que conforman este libro de Alberto Chimal publicado por Libros del Umbral en 2001. Este mismo fragmento también apareció como un pie de página al final de Vecinos de la Tierra, libro que ya fue reseñado en este, su blog de confianza. Al igual que en dicho libro, en El país de los hablistas se pueden distinguir los inicios del estilo de Chimal aunque aquí ya está más cimentado y su capacidad para construir realidades dentro del género de lo fantástico e imaginativo.

Los relatos incluidos giran en torno a un mismo tema: las historias. La importancia de las mismas, el papel que juegan a lo largo de la existencia de la humanidad, su capacidad de prefigurar y reconfigurar la realidad. O al menos esa impresión me dio.

El mencionado La verdad nos cuenta un mito de la creación, el cómo el mundo empezó y cómo los humanos empezaron a creer más en la ficción que en la realidad evidenciada por sus sentidos. Historia del plato de sopa nos cuenta la disputa alrededor de una dudosa transacción comercial. En La vida perdurable, dos pícaros entrañables se encuentran atrapados en un predicamento por su infamia, pero recurren al ingenio que los hizo notables en el primer lugar para salir de su presente aprieto. Unos vampiros -o algo parecido- hacen su aparición bajo el nombre de worgoi en El ejército de la luna, cuyo final inevitablemente me recordó al comic dentro del comic de Watchmen, The Black Freighter. El juego más antiguo relata un duelo entre dos brujas, reminiscente al duelo en el infierno librado por Morpheus en el primer volumen de Sandman pero yendo aún más lejos. Fortuna nos cuenta una breve historia de destinos adversos y decisiones amargas. El siguiente relato muestra la inflexibilidad de Los justos, quienes se muestran implacables ante faltas que a su parecer son objetivas. La Historia del Congreso, la desesperada y el ave fabulosa versa sobre la importancia de los sueños. Una maldición antigua se cierne sobre el joven vigía que divisó y amó a La distante, arrastrándolo a la desesperación que eventualmente resulta ser su salvación. Y para terminar, transcribiré el relato final para que puedan disfrutar del mismo:

La partida

Una madre vio morir a su pequeño hijo en aquel temblor espantoso, el que destruyó la ciudad de Appa, pero no pudo resignarse a su muerte y rogó a los dioses que se lo devolvieran. Los dioses, compadecidos, no dejaron que el alma del pequeño entrase en el Otro Mundo y la devolvieron a su cuerpo. Pero ya saben cómo son los dioses: el cuerpo no dejó de estar muerto, no se aliviaron sus múltiples heridas, así que el corazón de la madre pasó de la dicha de tener a su hijo, de no haberlo perdido, al horror de ver sufrir a la pobre criatura, prisionera de su carne lastimada. Y luego vino el asco, sí, el asco, porque el niño comenzó a pudrirse, y los gusanos lo devoraban, y gritaba llamando a la muerte pero, como he dicho, ya estaba muerto. La madre, enloquecida, lo apuñaló una vez, dos, tres, muchas; luego lo apedreó, lo envenenó, lo estranguló... Pero el niño sólo gritaba, sólo sufría. Al fin ella lo tomó entre sus brazos, piel rasgada, huesos rotos, sangre negra, y lo arrojó a las llamas de una hoguera. Y el desdichado ardió, y fue humo y ceniza, y el viento lo dispersó y lo confundió con el aire, y entonces la madre se consoló bien o mal. Pero no debió hacerlo porque en esos restos impalpables estaba aún el alma doliente, y esa alma sigue hoy en el mundo, dispersa pero viva, como lo sabe todo aquel que respira, que abre la boca y siente de pronto la tristeza.

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