lunes, 28 de noviembre de 2011

Primeras partes (casi) siempre fueron buenas


El pasado mes de octubre, como es costumbre, la Neurobunch y allegados nos reunimos en la afamada KGB para llevar a cabo nuestro maratón casero de cine. Esta vez decidimos revisitar aquellas primeras partes de sagas que poco a poco fueron desvirtuándose o mutando hasta convertirse en algo que casi nada tiene que ver con sus orígenes.


Antes de arrancar, tuvimos una pequeña función especial. Nuestro querido Carlos Meléndez, director estrella, proyectó para nuestro beneficio el primer capítulo de la serie Herida abierta, titulado El huésped. Pudimos disfrutar de dicho trabajo antes que nadie, pero lo reseñaré con mayor detenimiento cuando hable de su proyección dentro de Noctambulante.


Ya entrados en gastos, vimos otro trabajo de Carlos: Foco rojo. Este cortometraje fue realizado como parte del 48 hour film project México, el cual reunió a catorce grupos de participantes y, sorteando géneros, dio ciertos lineamientos para realizar filmes de máximo siete minutos. Cabe mencionar que el resultado de los esfuerzos de Mr. Blue (la productora de Carlos) fue merecedor del premio del público, entre otros. Sigan esta liga si quieren verlo ustedes mismos.


Para entrar en materia con el tema del maratón, arrancamos con Viernes 13 (Friday 13th, Sean S. Cunningham, Estados Unidos, 1980). Como con casi todas las slasher films, es interesante ver la postura moralista que condena el sexo entre adolescentes. Debido a un descuido de jóvenes consumidos por la calentura de sus hormonas, un jovencito murió ahogado. Desde entonces, una presencia vengativa se dedica a exterminar a quienes dan rienda suelta a sus pasiones carnales. Y a los que no también. Curiosamente, esta primera entrega no recurre a elementos sobrenaturales y forma parte más bien del género de terror, el cual fue abandonado por el horror desde la segunda parte.


Luego tocó su turno a Pesadilla en la calle del infierno (A nightmare on Elm street, Wes Craven, Estados Unidos, 1984), la cual cuenta con la primera actuación de un Johnny Depp muy chavito. La primera vez que vi este filme, el año pasado, tenía tanto sueño que me sentía como los personajes, pensando "no te quedes dormido, no te quedes dormido." Esta vez pude disfrutar mucho más de la magia de Craven, el cual se ha convertido en principal portavoz del subgénero slasher desde hace varios años. De nuevo son adolescentes calenturientos quienes se ven acosados, pero esta vez la amenaza es de origen sobrenatural y busca vengar un crimen de los padres al invadir el espacio onírico de sus víctimas. Lo mejor de la película es el planteamiento de que un sueño nunca es sólo eso.


Continuamos con The Texas Chain Saw Massacre (Tobe Hooper, Estados Unidos, 1974), quizá la primera película en la cual un demente armado con una sierra eléctrica corretea a una chica que grita desaforada a través de un bosque. "Inspirada" en el caso real de Ed Gain, lo impactante de este filme es su nivel de realismo casi documental, el cual convenció a muchos espectadores en su época de que estaban presenciando algo verídico. Si bien no me encanta pues considero que le falta historia -se limita a presentar a un grupo de personajes que nunca se desarrollan y mueren rápida y brutalmente-, su importancia histórica es innegable.


Para terminar, vimos la primera de Chucky, el muñeco diabólico (Child's play, Tom Holland, Estados Unidos, 1988). Ignoro si ese era su título en español, pero así es como todos la conocemos. Holland, de quien también conozco Fright Night (Estados Unidos, 1985), hace un excelente trabajo experimentando con una cámara en primera persona desde la perspectiva del diminuto asesino. Un criminal de la peor calaña es herido mortalmente y, para preservarse, transfiere su esencia a un muñeco. Posteriormente, intentará hacerse con un cuerpo nuevo, eligiendo al niño que dichoso recibió al malhabido juguete como obsequio. En general, las siguientes dos secuelas me parecían bastante buenas también, pero esta primera parte es excelente y autocontenida. Me recordó esas tardes cuando la pasaban en el canal 5 y no podía evitar quedarme pegado al televisor.

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