(Hævnen, Susanne Bier, Dinamarca-Suecia, 2010)
Bier es una de mis directoras favoritas. Si me preguntan, es quien mejor sabe hacer drama hoy en día. Ya antes había utilizado una mezcla de temática social y conflictos familiares, pero aquí lo hace de mejor manera. Haciendo una reflexión sobre el papel de la violencia como origen, solución y consecuencia de los problemas, no hay respuestas fáciles en esta cinta. Un hombre quiere demostrarle a su hijo y a un amigo de éste que la violencia no resuleve nada y que no hay que temerle, pero su voz carece de resonancia cuando él mismo está ausente la mayoría del tiempo y cuando el otro chico, hijo de alguien más, alberga un rencor que no escucha razones. La pérdida de un ser querido puede cambiarlo todo y sólo un roce más con la muerte puede ayudarnos a entender un poco mejor las cosas. Lamentablemente, cuesta trabajo creerle a los adultos (o a los artistas) cuando pretenden decirnos que todo va a estar bien.
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