(Ruben Fleischer, Estados Unidos, 2011)
Esperaba más de esta película. Por ser del director de Zombieland (Estados Unidos, 2009), por contar con la actuación de Jesse Eisenberg, porque la premisa me parecía interesante o simplemente por tener a dos tipos con máscaras de chango en el poster. Pero nada de eso la mantuvo a flote. Nick es un baquetón que trabaja como repartidor de pizzas y no aspira a nada más en la vida. Esto "cambia" cuando un par de baquetones aún más huevones que él deciden ponerle un chaleco-bomba para obligarlo a robar un banco por ellos. Los personajes son anticarismáticos y carecen de desarrollo. La trama da giros predecibles y gastados. El final me deja igual, no me aporta nada en absoluto y sólo me quitó mi tiempo. Por fortuna, dura menos de hora y media, así que no perdí tanto.
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