viernes, 26 de agosto de 2011

Firmado con un klínex


Otro de los textos que analizamos en el taller de cuento impartido por Eduardo Antonio Parra fue el que abre este libro, titulado Rompecabezas, sobre una pareja de arquitectos que tienen una pelea de aquellas que son difíciles de olvidar. De paso aproveché para comprar el libro y leerlo completo.

Trece cuentos brevísimos, muy experimentales, algunos bastante difíciles de comprender, todos muy exigentes para con el lector. Con un excelente uso de la economía de la palabra, Élmer Mendoza crea imágenes precisas en la mente de su audiencia. Su narrativa es poderosa y eficiente, tiene unas cuantas frases muy inspirada y la mayoría de los relatos son asombrosos.

En Si te vas a enamorar que sea de alguien así, un hombre y una mujer se encuentran en una cafetería tras el suicidio de ésta y discuten sobre el futuro de su relación en un sólo párrafo que entrelaza los diálogos de ambos sin pausa entre ellos. El cuento que da nombre a la compilación es sobre un detective que intenta descifrar la oleada epidémica de mujeres hermosas que se quitan la vida, descubriendo una aparente conspiración y lo que parece un romance. Cuerpo narra las transacciones de una mujer de dudosa belleza con aquellos hombres que la desean.

Postal para Diego Luna nos cuenta, de manera supuestamente cinematográfica, la curiosa historia de un trailero en su último/primer viaje. Luego, en Gard, un francés y un italiano se enfrentan en un bar por medio de distintos usos del título resultantes de agregarle, quitarle y modificarle letras y significados. La casa de las sirenas versa sobre un asesinato por motivos amorosos, políticos y poéticos que nadie quiere evitar. Plop es un pseudopoema tan fugaz como incomprensible y ambiguo. Una pareja pone en riesgo sus vidas y desgastan su relación en un hermoso y retorcido juego de expectativas mutuas y desafíos a la monotonía en Regalo de cumpleaños.

Mi favorito, La secta de Gutemberg, nos presenta un mundo dominado por los Nolectores en el cual los lectores de diversos autores conspiran y atentan contra la vida del líder de sus aborrecidos enemigos. En Fiesta se hacen presentes muchos escritores mexicanos contemporáneos, con breves líneas de sus obras como parte de una interminable tertulia/conversación. El libro cierra con La decisión, un relato de obsesión y suerte que tal vez en realidad no lo es.

Me salté uno de los cuentos, con la intención de compartirlo con ustedes. Que lo disfruten:

Ytsé

No se conocían. Fueron los uniformes vistosos, el olor a gasolina, la adicción al ruido y al humo lo que los hizo coincidir en la barra del Café Marimba aquel verano de Dios del que no quisiera acordarme. Eran motociclistas.
     La familia de Andrés se había enriquecido vendiendo manzanas para cerdos al horno. El padre de Álvaro ejercía de enterrador. Merx era extraterrestre y Raúl estaba decidido a mantenerse virgen el resto de su vida. Se oía una balada rock de las más horribles. Bebían whisky y hablaban de motos, llantas, bujías, lubricantes, rutas, climas, curvas y asuntos personales, cuando ella apareció.
     Cuatro corazones taquicardia.
     Yorch, sírvenos por favor, exigió Álvaro, quien bebía whiskyontherocks y era el más ansioso.
     Ella era de Cabizbaja, ustedes se han de acordar.
     Les echó una media mirada de la cintura para arriba, otra media de la cintura para abajo y siguió como si la brisa.
     Raúl, para evitar tentaciones, pensó en abandonar el lugar. Andrés tuvo una erección inmediata. A Merx le faltaba un brazo y supo que eso sería determinante. Álvaro apuró su trago y pidió el siguiente.
     Ella tenía una cita con una amiga norka instalada muy cerca de ellos, que continuaban conmocionados, pensando qué fácil es ser idiota en esta vida.
     Les concedió dos medias miradas más y por poco enloquecen.
     Nada ocurrió mientras la recién llegada y su amiga conversaban. Salvo el silencio de la sangre ardiendo.
     Cuando ella fue al baño supieron que el destino que los acababa de unir también los acababa de separar.
     Merx quedó eliminado por cuestiones raciales.
     Raúl, muy confundido, propuso juegos para que de ahí surgiera el afortunado. Lo excluyeron aduciendo la importancia de ser firme en los propósitos y que el suyo era muy particular, que demostraba lo grande que era.
     Merx, muy excitado, exigió competir, pero fue en vano.
     Raúl abrió su computadora y compartió la información sobre Cabizbaja: gente peligrosa, pendenciera y muy hermosa. La base de su economía es el comercio de órganos con otros planetas.
     Andrés y Álvaro intentaron convencerse mutuamente de desistir. Inútil. Merx, lleno de tristeza, se apartó; otra cosa sería si estuvieran en su planeta.
     Álvaro y Andrés decidieron jugarse el liderazgo en lo que mejor sabían hacer: correr motos. Dos vueltas al circuito serían suficientes y allá fueron. Las ducati a punto. Raúl sería el juez.
     Una hora después regresaron: uno exultante, el otro realmente derrotado.
     Cuando llegaban, Merx salía con la chica llevándola de la cintura con su único brazo.
     Protestaron, hey, hey, ¿qué te pasa imbécil? No tienes derecho.
     Ytsé, expresó ella con tanta energía y ojos menos bellos que flamígeros, que dejó sus oídos vibrando. Ave María purísima.
     Merx, mirando al frente, con ese porte abusivo de los triunfadores, la condujo con señorío.
     Entonces, qué remedio, despejaron, más valía llevar la fiesta en paz.
     Una hora después la amiga, cuyo país acababa de salir de una guerra, abandonó el lugar con un gesto de ahí se ven. Pronto escucharon la explosión de una nave que se largaba.
     Aguardaron.
     No resistieron y fuero por Merx. Lo encontraron sin brazos, sin piernas y sin un par de órganos internos; pero con una sonrisa que los motivó a dejarlo así, para no afectarla.

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