lunes, 28 de mayo de 2012

Ven y mira

(Idi i Smotri, Elem Klimov, Unión Soviética, 1985)

Se necesitó de una película terrible para hacerme volver a escribir reseñas. Y no me refiero a que sea mala, al contrario: es tan perturbadora en su crudeza que, sin dejar de ser artística, es imposible que el espectador no se vea sacudido por ella.

Una efigie de Hitler manufacturada por un grupo de sobrevivientes.

El año pasado fue cuando por primera vez escuché sobre este filme, cuando su título se utilizó para nombrar un maratón de cine perturbador y violento. Leí un poco sobre ella y supe que era infame por la forma tan cruenta y realista de mostrar los horrores de la Segunda Guerra Mundial y el exterminio de más de seiscientas aldeas en Bielorrusia. La semana pasada se proyectó en una de las sedes alternas de la Cineteca y aproveché la ocasión para verla.

Floria, antes de perder la inocencia.

En resumidas cuentas, la cinta narra la historia de Floria, un joven de catorce años que encuentra un fusil y decide unirse al movimiento partisano para luchar contra los nazis. Cuando uno es de tan corta edad todo parece un juego, ningún problema aparenta ser tan serio como para no tener solución. Este chico es dejado atrás por los soldados y se topa a una jovencita al lado de la cual vive su primer roce con la violencia (del cual no sacan más que un buen susto). Mas al decidir volver a casa acompañado por ella es cuando realmente conocen la desagradable cara del belicismo.

Glasha, su acompañante a través del infierno figurativo.

Como crítico, carezco de palabras para describir la manera tan brutal en que la película confronta al público. No se trata de lo explícito de la violencia, sino de una cualidad más profunda. Aún como asiduo al cine de terror -con la correspondiente tolerancia y quizá una pérdida de sensibilidad ante las escenas fuertes-, puedo decir que es una de las cintas más estremecedoras que he visto, al punto de llevarme al llanto por el sentimiento de impotencia que generó en mí. La única otra película que me ha hecho sentir así fue Noche y niebla (Nuit et brouillard, Alan Resnais, Francia, 1955)

Sin comentarios.

De manera impresionante, el actor protagónico "envejece" al avanzar la película, su semblante se torna en una máscara de horror y desolación. El filme recurre a muchos acercamientos a los rostros de la gente, para mostrar sus emociones sin filtro alguno, logrando un efecto totalmente devastador. Al final, nos presenta una reflexión sobre la imposibilidad de resolver la guerra con más violencia y, en mi interpretación personal, Floria dispara hacia la pantalla, directamente al espectador, en espera de poder destruir su intolerancia (ya que ésta, al parecer, es la única solución al problema. No la intolerancia, sino su fin).

Floria, apenas unos días después.

1 comentario:

  1. Desearia recibir esa película, pues no logro conseguirla en los vídeoclub--contacto ..- gualdaya@gmail.com

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