(Andrew Niccol, Estados Unidos, 2011)
Haciendo literal la idea de que el tiempo es dinero, esta cinta nos presenta un mundo en el que al cumplir veinticinco años de edad tienes un año disponible con el cual "pagas" por las cosas. Como te cobran en tiempo de vida, si no administras bien el que tienes o si no ganas más, al quedarte sin "dinero" caes muerto. De este modo, los pobres se ven condenados a vivir al día, mientras que los ricos acumulan tiempo a lo estúpido. Usando la premisa pseudo-socialista de que en el mundo hay suficiente riqueza para todos si ésta fuera bien distribuida, Justin Timberlake seduce/secuestra a la hija de un banquero importante y emprende una campaña a la Robin Hood para hacer llegar tiempo a quienes lo necesitan. Convirtiéndose en una especie de Bonnie y Clyde futuristas, la prófuga pareja intenta corregir los males de la sociedad. Interesante premisa, curiosa crítica social, buena acción y un final demasiado complaciente para mi gusto, hacen de esta cinta algo disfrutable pero para nada indispensable.
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