El Noctambulante de este mes estuvo un poco accidentado, pero no me adelanto. Comenzaré por mis reseñas a las películas y después haré las críticas a la organización. Se llevó a cabo en el Centro Cultural Venustiano Carranza, un cine "a la antigüita" con pantalla grande y muchos asientos, de esos que ya no hay y se les extraña. Un muy bonito espacio que espero sea aprovechado en ocasiones posteriores.
El maratón estuvo dedicado, como el nombre lo indica, al cine extremo del lejano oriente; la mayoría fueron realizada en la década pasada y se incluyó un "clásico" también. La noche comenzó con Meat Grinder (Cheuuat gaawn chim, Tiwa Moeithaisong, Tailandia, 2009), una cinta de horror/arte que relata la vida de una mujer quien fuera víctima de abuso en su infancia y en su edad adulta se dedica a matar gente para cocinar su carne y venderla en su restaurante de sopas, a la Sweeney Todd (Tim Burton, Estados Unidos, 2007... o tal vez prefieran la versión teatral original, de 1979). A favor: la fotografía está muy bien trabajada y llega a ser algo hermoso, la música crea los ambientes necesarios a lo largo de la película y a veces se prescinde por completo de los diálogos. En contra: hay flashbacks en blanco y negro pero no hay distinción entre el pasado de la niñez y el pasado reciente lo cual causa confusión, la protagonista es reducida al cliché de la víctima que se vuelve victimaria y la última hora de metraje sobra por completo -ya sabemos a dónde va pero recorre el camino a velocidad de tortuga. En resumen: más o menos.
La segunda función en el área 1 fue I saw the devil (Akmareul boattda, Ji-woon Kim, Corea del Sur, 2010), la mejor película de la noche. Una historia de venganza en la que un asesino serial mata a la prometida de un agente del servicio secreto, lo cual desencadena una persecución seguida de una letal competencia de ingenios que me recordó a No country for old men (Joel & Ethan Coen, Estados Unidos, 2007). Ambos personajes son unos auténticos hijos de puta que no se detendrán ante nada para demostrarle al otro quién manda, sin importar que otros paguen el precio.
La noche continuó con una de las más recientes películas de Takashi Miike, 13 Assassins (Jūsannin no Shikaku
, Japón-Reino Unido, 2010). Ubicada en el japón feudal, más específicamente a finales de la era de los samurai, está basada en hechos reales. El hermano del actual Shogun e hijo del anterior es un degenerado de primera que mata y viola a voluntad. Si consigue el puesto de consejero que se le otorgará al regresar a la capital, será intocable. Es por esto que un samurai es contratado en secreto para asesinarlo; éste a su vez recluta los servicios de otros once. Sobornando a la gente de distintos pueblos, cierran el paso a la guardia del villano para obligarlos a atravesar un poblado en el cual tienden la emboscada. En el camino se topan con un cazador que les ayuda a atravesar por las montañas, uniéndose al grupo como el treceavo asesino. Todo el planteamiento y desarrollo es un tanto pesado, pero una vez que da inicio la batalla la acción fluye vertiginosamente sin llegar a aburrir por un solo segundo. A pesar de la gran duración de la pelea, está tan bien coreografiada y filmada que ni se siente. Sin duda un filme que vale la pena ver, los fans de Miike pueden estar confiados de que aún siendo una película de época cuenta con algunos detalles propios de la retorcida mente del director.De este momento en adelante la noche fue de mal en peor. La cuarta función fue Big Tits Zombie (Kyonyū doragon: Onsen zonbi vs storippaa 5, Takao Nakano, Japón, 2010) y creo que el título lo dice todo. Será una sátira a la cultura pop japonesa o lo que quieran, pero también es una mala película. Malas actuaciones, mal guión, malos efectos visuales, mal maquillaje... en fin, tan mala que no pude evitar quedarme dormido. Cuando desperté ya estaban los créditos en pantalla y, la verdad, no me molesta no saber en qué acabó.
Y para terminar, el "clásico" House (Hausu, Nobuhiko Obayashi, Japón, 1977). Lo pongo entre comillas pues hay películas aún más viejas que podrían haber formado parte de la programación. Una jovencita y sus amigas van a pasar el verano a casa de una tía, la casa está embrujada y se las come. Fin. Esa es la historia, pero la realización es un debraye delirante sin pies ni cabeza, con pésimas actuaciones y unos efectos especiales más burdos que nada. Podrá decirse en su defensa que debemos considerar la época en que fue filmada pero eso no es pretexto para hacer las cosas mal, hay películas anteriores que son mucho mejores. Con decirles que el gato de la tía parece ventrílocuo, pues se escuchan sus maullidos sin que éste mueva la boca en ningún momento. Pésima, absurda y aburrida, una pérdida de tiempo.
Ahora mis quejas sobre el maratón. Para empezar, la programación: teniendo que escoger sólo diez películas de todo lo que se ha filmado no sólo en Japón sino en toda Asia, siento que la selección podría haber sido de mejor calidad. Estoy de acuerdo en que es bueno conocer distintos tipos de películas, pero extraño los tiempos en que la calidad de la programación de los Noctambulantes tenía más aciertos. Luego, las fallas técnicas: al comienzo de la primera función, no llevando más de diez minutos en la película, el proyector falló y se perdió la imagen; tardaron bastante en darse cuenta y corregirlo, pero volvió a fallar y fue necesario poner otro cañón entre las butacas para continuar las proyecciones. Entiendo que no todo puede salir perfecto y que siempre puede haber una que otra falla, pero no deja de ser una experiencia negativa. Tercero, la organización: al término de Big Tits Zombie se les durmió el gallo y nadie paró la película, al grado que terminaron los créditos y nos echamos casi veinte minutos del detrás de cámaras (en japonés sin subtítulos, MUY entretenido). Y al terminar la última función, no hubo nadie para despedir a la sala, invitarnos al siguiente Noctambulante ni pedirnos que recogiéramos nuestra basura. ¿Qué pasó? Pareció una falta de profesionalismo. En general ninguna de estas fallas me parece terrible, pero todas juntas me dejaron con un mal sabor de boca. Espero no vuelva a repetirse.
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