jueves, 27 de enero de 2011

De amor y otras adicciones

(Love and other drugs, Edward Zwick, Estados Unidos, 2010)

Algo que me resulta curioso, sociológicamente hablando, del cine de Hollywood es la forma en que expone y refuerza el status quo. Es decir, de una forma a veces sutil y a veces descarada, nos indica qué es socialmente aceptable y cómo se supone que debemos comportarnos. La película que reseño en este post pertenece a una corriente a la que denomino "chick flick incluyente". Otros ejemplos del género son Good luck Chuck (Mark Helfrich, Estados Unidos, 2007) y He´s just not that into you (Ken Kwapis, Estados Unidos, 2009). Estas películas se distinguen de otras comedias románticas principalmente dirigidas al público femenino por la inclusión de mujeres muy atractivas y escenas altamente eróticas para atraer también a un público masculino (o al menos para hacerlas más llevaderas para los hombres que acompañan a sus novias a verlas). Pero no sólo eso, sino que además estas películas muestran un punto de vista masculino, al menos en principio.


Como todas las comedias románticas contemporáneas, nos muestra una "nueva" especie de mujer, la cual también puede usar al hombre para tener sexo en lugar de simplemente ser la abnegada víctima. Esto nos muestra cómo ha cambiado la sociedad en las últimas décadas, no solamente tomando la postura feminista de mujeres comportándose como los hombres sino como mujeres libres que pueden disfrutar de su sexualidad. Con esto en mente, la cinta aquí reseñada nos promete grandes dosis de desnudez femenina y sexo salvaje y animal. Y lo cumple.


Sin embargo, por otra parte, estas películas también nos muestran lo que "se espera" de los hombres. Presenta a personajes masculinos que también son sensibles (sin dejar de ser varoniles), que se dan cuenta que también ellos tienen su corazoncito y "cambian" mágica y milagrosamente en lo que se supone las mujeres buscan. Simplifican la interacción entre hombres y mujeres a esquemas previamente definidos y fácilmente reconocibles. El personaje masculino se convierte en ese mítico "hombre sensible" que surgió en los años 90. La falla de estas comedias románticas "incluyentes" es que al final caen irremediablemente en el punto de vista supuestamente femenino, dejando de lado la intención de mostrar ambos lados de la historia y complaciendo a aquellos en el público que buscan finales rosas.

Dicho lo anterior, pasaré a hablar en forma de Love and other drugs. Basada en el libro Hard Sell: The Evolution of a Viagra Salesman, nos cuenta una historia que empieza en 1996 (quisiera hacer una mención especial al nostálgico y bien logrado soundtrack noventero) con Jamie Randall, un joven que dejó la escuela de medicina, es un casanova y ambiciona tener mucho dinero. Para este fin se vuelve representante de la farmacéutica Pfizer, intentando promover medicamentos nuevos dentro de la comunidad médica. Haciendo uso de tácticas sucias y abusando de su carisma natural, poco a poco empieza a posicionar sus productos. En una de sus visitas a un consultorio conoce a Maggie Murdock, mujer de veintiseis años que padece del mal de Parkinson prematuramente. El acierto de la película es mostrarnos el "defecto" de Maggie desde un principio, evitándonos un patético descubrimiento o una lastimera revelación. Obvio la mujer está guapísima (y qué bien se ve Anne Hathaway) y Jamie se propone a conquistarla.


La chica en cuestión parece ser la mujer ideal para él pues, dado su malestar, no desea involucrarse sentimentalemente con nadie y acuerdan solamente tener sexo. De este punto en adelante, lo que pudiera tener de inventivo u original es descartado y la historia sigue los pasos de la formulita uno por uno. No se preocupen, no les cuento nada que no puedan intuir del trailer: Jamie se enamora de Maggie, ella lo rechaza y hace que se aleje, pero eventualmente él se da cuenta de que no puede vivir sin ella y renuncia a una prometedora carrera para quedarse con ella. El final se ve venir a leguas pero se tarda mucho en llegar, prolongando el sentimentalismo lacrimógeno tal vez un poco más de lo necesario.

No me malinterpreten, no me parece una mala película. Dentro de lo que cabe es bastante buena, logra hacerte reír cuando se lo propone, seguro a más de un@ l@ hará llorar y es bastante disfrutable. Sólo me incomoda un poco que una premisa que podría dar para más se diluya en algo tan complaciente. En general me enojan y me deprimen los finales tan felices. Pero no me puedo quejar, digo, Anne Hathaway. Uff...


2 comentarios:

  1. Excelente reseña como siempre. Haz logrado que leerte sea igual de entrañable escucharte contar anécdotas, felicidades por este nuevo proyecto.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Ya está en las nominadas para la peor de 2010.

    ResponderEliminar