(Mark Mylod, Estados Unidos, 2011)
Definitivamente un placer culpable. Con una premisa un tanto machista -la cual tacha de "golfa" a una mujer que acumule más de veinte parejas sexuales en toda su vida-, me resulta curiosa la manera en que las comedias románticas confunden y hacen ambiguos los límites entre amor, sexo y matrimonio. Ally, preocupada por haber tenido relaciones sexuales con diecinueve hasta el momento -en la eterna búsqueda del príncipe azul-, decide elegir bien al vigésimo para casarse con él y estar dentro del límite de lo aceptable. Sin embargo, una noche de tragos acaba con sus esperanzas, por lo que decide buscar entre sus ex novios a alguno que haya "mejorado" y se haya convertido en un buen partido. En el trayecto recurre a su vecino patán para que le ayude a rastrearlos. Como es de esperarse, el patán también tiene sentimientos y creo que no le arruino nada a nadie al revelarles que al final terminan juntos. Predecible y bastante ingenua, es no obstante bastante divertida. No me puso de malas como otras películas del mismo subgénero, creo incluso que es la mejor comedia romántica que he visto este año. Aunque peca por completo de ser chick flick, poniendo al hombre "ideal" para muchas mujeres: con su lado indomable, patán y peligroso, pero en el fondo tierno y detallista. De esos que no existen.
En resumidas cuentas, me hizo reír, pasé un buen rato, y Anna Faris se ve MUY bien. Su cara es extraña, su voz puede llegar a ser fastidiosa, pero el cuerpazo que luce en esta cinta -apoyado por el vestuario que eligieron para ella- la hace ver maravillosa. Suficiente razón para echarle un ojo, al menos a mi parecer.
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