jueves, 28 de abril de 2011

31 Foro Internacinal de la Cineteca - Una joven y bella esposa


Continuando con la programación del Foro, toca turno a la reseña de Una joven y bella esposa (Naomi, Eitan Tzur, Israel-Francia, 2010). Ilan Ben-Natan es un hombre de cincuenta y ocho años, catedrático de Universidad en Haifa, que está casado con la aludida en el título. Y en efecto, es muy joven y muy bella, digamos que una versión israelita de Scarlett Johansson.


Cuando Naomi empieza a estar ausente y a dar explicaciones ambiguas sobre dónde ha estado, Ilan sospecha lo peor. Con esto da inicio una historia de paranoia, desconfianza, celos, secretos y crímenes que quedan impunes. La trama utiliza elementos recurrentes en la filmografía de Woody Allen, sobretodo en Crimes and Misdemeanors (Estados Unidos, 1989) y Match Point (Estados Unidos, 2005). Otro tema relevante es el de la naturaleza de las personas en sus distintos roles sociales: como una mujer núbil,  como un esposo, como una madre.


Es difícil hablar de ella sin revelar elementos importantes, así que sólo mencionaré que las actuaciones son de primer nivel. Hay muchas escenas en las que no se dice ni un diálogo pero las miradas de los personajes nos revelan de manera exacta lo que están pensando. Y la tensión manejada logra cautivar la atención del espectador, haciéndolo preguntarse qué pasará a continuación. Muy recomendable, todavía la alcanzan en la Cineteca (hasta el sábado) y posteriormente en el recorrido que hace el Foro por algunos cines comerciales.

Un hombre solitario

(Solitary Man, Brian Koppelman & David Levien, Estados Unidos, 2009)

¿Cómo es que un buen hombre se puede convertir en un completo bastardo? Es más fácil de lo que muchos imaginan. Esta película nos cuenta las desventuras de un hombre que se acerca a los sesenta años de edad, el cual acabó con su exitosa carrera como vendedor de autos al cometer varios fraudes, terminó con un armonioso matrimonio por culpa de varias infidelidades y continúa empujando los límites en un sendero autodestructivo, como para ver qué tan bajo puede caer.

Michael Douglas dándole consejos para ligar a Jesse Eisenberg.

A pesar de que la cinta no explora su pasado a cuadro, nos queda claro que Ben Kalmen (Michael Douglas) era un tipazo. Ahora, en cambio, se dedica a ligarse a cuanta mujer guapa se cruce por su camino, vive de préstamos de su hija y favores de su novia, hija de un importante e influyente empresario. Para pagar por las recomendaciones que le consiguió, Ben quedó en acompañar a la hija de su novia, una tentadora Lolita de dieciocho años, a su entrevista en la Universidad.

Dieciocho años: joven, hermosa, firme y tentadora. Y con más colmillo del que aparenta.

El filme explora las consecuencias de los actos, sobretodo cuando éstos son cometidos para satisfacer impulsos viscerales sin reflexión alguna. También nos habla del temor a la vejez y a la muerte, a ese terrible momento en que uno se da cuenta de que no es inmortal ni invencible. El personaje principal le da la espalda a sus escrúpulos pues éstos no le salvarán la vida. Apoyada en un elenco bastante sólido y con varias situaciones dramáticas bien llevadas a cabo, la cinta es interesante pero no llega a las profundidades que podría alcanzar en cuanto al qué tan bajo puede llegar un hombre ni qué tanto puede llegar a redimirse.


Eso sí, le aplaudo que empiece con una canción de Johnny Cash. Bien hecho.

Sin límite

(Limitless, Neil Burger, Estados Unidos, 2011)

La premisa inicial es interesante: ¿qué pasaría si hubiera una droga que te permitiera explotar todo tu potencial cerebral? Principalmente, te daría acceso a toda la información almacenada en tu memoria, aumentaría la velocidad de tus sinapsis y te ayudaría a reconocer patrones en todo. Las consecuencias son obvias: mayor enfoque, concentración impecable y el desempeño de un genio. Si me preguntan, estaría más que tentado a usarla. Eddie Morra la prueba y, con su ayuda, termina una excelente novela en cuatro días. Pero eso no es todo, aprende varios idiomas, se mete al mundo de las finanzas y hace una fortuna, recupera a su novia y pone su vida completa en orden. O al menos eso parece.

Eddie en su etapa de "soy escritor y por eso soy fachoso"... igual que quien escribe este blog.

La película comienza con un Eddie al borde del suicidio, preguntándose qué salió mal y cómo, con su nivel de inteligencia, no pudo verlo. No soy ningún genio, pero puedo ver al menos tres errores graves en su proceder:

1) Si estás usando una droga ilegal y experimental lo último que quieres es llamar la atención, así que debes ser discreto.
2) Si te relacionas con mafiosos rusos, es claro que estás atrayendo problemas.
3) Si ya le pediste dinero a uno, al menos págale.

Podríamos explicar estas fallas en su pensamiento como efectos de lo que, a fin de cuentas, sigue siendo una droga y conlleva la búsqueda de emociones. Ultimadamente, la droga aumenta ciertas percepciones y capacidades pero no te hace más inteligente en verdad. Bueno, es eso o simplemente huecos en la trama, ustedes elijan. Otro detalle peculiar es que hay gente con ese nivel de inteligencia que no necesariamente son socialmente accesibles ni exitosos en los planos financiero y amoroso/sexual.

La guapa Abbie Cornish, aunque brillando menos que en Sucker Punch.

La película podría haber llegado más lejos, pero aunque muestra algunas consecuencias negativas de la dependencia a fármacos no se mete de lleno a la psicología del adicto. También podría haber hecho un comentario crítico sobre la industria farmacéutica, lo cual le daría otro nivel de lectura. Sin embargo, el acercamiento elegido por los realizadores fue menos ambicioso y más por el lado del mero entretenimiento.

Lo que sea de cada quien, cumple con su cometido. Con una trama dinámica, un actor principal que maneja de manera creíble la transformación de su personaje y efectos visuales muy ingeniosos para sugerir la percepción alterada de la realidad a través de la droga, se convierte en una experiencia que hace pasar un rato ameno. Para terminar, los dejo con un anuncio falso y un sitio de internet utilizados para promocionar la película (en Inglaterra, al menos).

La chica de la capa roja

(Red Riding Hood, Catherine Hardwicke, Estados Unidos 2011)

Al parecer, doña Hardwicke ya encontró su nicho y su público: películas bobas, con pésimas actuaciones y efectos especiales deplorables, para jovencitas impresionables que gustan de romances baratos. Aunque su opera prima fue la propositiva y arriesgada Thirteen (Estados Unidos, 2003), el éxito de su anterior película -Twilight (Estados Unidos, 2008)- cambió para siempre su carrera... para mal.

Vi esta película por pura curiosidad malsana, para saber qué tanto apestaba. Ni siquiera se esfuerzan en disimular las similitudes con Twilight, una chica y dos galanes -uno bien portado y otro "peligroso"-, romance prefabricado y comportamientos masculinos altamente idealizados e improbables. Lo malo es que, a diferencia de la saga de vampiros gays que brillan y hombres lobo que se niegan a usar playeras, ésta no llega a ser tan mala que es buena. Con una trama aburridísima que literalmente da sueño, un misterio que sólo marea y no despierta interés auténtico, situaciones absurdas que se toman demasiado en serio (como la parte de "que dientes tan grandes tienes, abue"), personajes planos y una moral más bien simplona, ni siquiera sirve para divertirse al burlarse de ella.


Además de estas fallas, también podemos agregarle huecos injustificables de principio a fin, una total carencia de erotismo explotativo, anacronismos por doquier, un innecesario apego al cuento de Caperucita Roja (con lo de las piedras en el estómago), un soundtrack mediocre y un desenlace que resulta inesperado porque precisamente así está planteado, pero no sorprende a nadie. Y la incorporación de un hombre lobo en lugar del tradicional Lobo Feroz no le agrega nada a la situación.

Me parece triste que dos elementos con tanto potencial sean desperdiciados con tanto descaro. Por una parte, el cuento original. En sus múltiples versiones hay gran riqueza y contenido, además de que el subtexto para advertir a la juventud de los riesgos de la sexualidad da para mucho (en esta versión, el mensaje se vuelve "sé una puta y acuéstate con el lobo, deja que te coma). Incluso una actualización del tema subyacente podría dar mejores resultados. El segundo elemento mal aprovechado es el hombre lobo. Siendo una criatura que puede tener un gran conflicto dramático, siento que nunca se le ha hecho debida justicia en la pantalla de plata. O el acercamiento realista, de los cientos de casos en que hubo confesiones firmadas (bajo tortura) usadas como chivos expiatorios para ocultar a los verdaderos culpables de terribles crímenes, también podría haberle dado riqueza. Pero definitivamente no lo logró.

martes, 26 de abril de 2011

(César del Álamo, España, 2009)

Esta película española formó parte del Festival Macabro del año pasado. Ana Paula y Miguel la vieron y me hablaron maravillas de ella, pero desafortunadamente no pude verla entonces. Afortunadamente, el Film Club Café organizó una proyección con videoconferencia al terminar la función como parte de los festejos por su quinto aniversario.


La sinopsis mencionaba que la historia tenía una fuerte influencia de Brian De Palma y que en la película, asesino, víctima e investigador tienen mucho en común. En lo personal, el cine de De Palma no es de mi total agrado y temía sentirme timado como cuando veo una de sus películas. Por fortuna, el manejo del guión evita la vuelta de tuerca innecesaria y desde el principio deja las cosas en claro.


Luisa es una joven mujer que vive con su novio y se preocupa por la influencia que han tenido sus padres en ella. Debido a ciertos problemas que tuvo en el pasado, consume medicamentos de efecto no especificado. Cuando su novio deja la casa, el teléfono suena ominosamente y ella lo contesta. Posteriormente despierta, con otra ropa y sin recordar nada de lo ocurrido las horas anteriores. Un vídeo le revela que ella misma, o más bien otra personalidad que habita en su interior, cometió una serie de atroces asesinatos, incluyendo un ataque a su novio quien se encuentra moribundo a la puerta del piso. Entonces Maira (¿o es Luisa? ¿Y quién diablos es Inma?) debe averiguar cómo solucionar su predicamento.


No les arruino nada al decirles que se trata de una cinta de personalidad múltiple. Lo interesante aquí es cómo, a través del manejo de las imágenes y los colores, se nos presenta una estructura no lineal que sin llegar a confundir al espectador reconstruye los sucesos y pone las piezas en su lugar. La actuación de Maya Reyes merece una mención especial, pues logra hacer que una idea compleja funcione a la perfección. También fue muy agradable poder charlar con el realizador tras la proyección. Fue interesante conocer que la cinta se filmó con un presupuesto realmente bajo, pues casi no se le nota. También el tema de la distribución "alternativa" es algo que sería bueno revisar en nuestro país.


Cuando uno tiene expectativas muy altas antes de ver una película se corre el riesgo de quedar decepcionado y salir pensando "¿qué le vieron?" Ese no fue el caso con , pues cubrió y excedió mis expectativas.

Girls & Goddesses: The Pin-Up Art of Joseph Michael Linsner


Recientemente "leí" este libro de arte, el cual consiste casi por completo en ilustraciones y casi no tiene palabras. Lo incluyo bajo la etiqueta de "viñetas" pues, a pesar de no contar con ellas, está compuesto por ilustraciones de un gran artista de comics.

Linsner es conocido principalmente por haber creado a Dawn, personaje que aparece en tres miniseries que él  mismo ha escrito y se consiguen en formato de trade. Su arte se caracteriza por retratar a hermosas mujeres, así como por incorporar elementos fantásticos. Algunas ilustraciones de este libro muestran a la mencionada Dawn, así como a otros personajes suyos: Dark Ivory y Sinful Suzi.


La mayoría de las ilustraciones son desnudos, haciendo honor a su reputación como artista de pin-ups. En la introducción, Linsner nos cuenta sobre sus primeros encuentros con esta forma de arte cuando tenía cuatro años de edad y veía a escondidas las Playboy de su papá. Desde los seis años empezó a dibujar mujeres desnudas (con sus crayolas) pero su mamá siempre lo regañaba. A los doce, cuando una vez más lo cachó dibujando una, le dijo que se lo enseñara a su papá. A éste le gustó tanto que le pidió lo terminara y lo puso en su lugar de trabajo con orgullo. Desde entonces dejó de avergonzarse al retratar la belleza femenina.


También escribe sobre su parte preferida en el cuerpo de una mujer: la cara. Dice que una sonrisa bonita y el brillo de una mirada lo derrotan por completo. Y se nota en sus ilustraciones. El cuidado y detalle que pone en las expresiones, las miradas, los dientes, hacen de cada ilustración un trabajo digno de admirarse. Además de que no descuida para nada el resto, a saber, el cabello, la complexión, las sombras, cada línea del cuerpo.

Este es apenas el segundo libro de arte relacionado a comics que compro. Y lo considero una gran inversión.

lunes, 25 de abril de 2011

Mi casa es su casa (sobretodo si está embrujada)


Para dar inicio al segundo año de maratones caseros de la Neurobunch y compañía, esta vez cambiamos de sede a la nueva casa de Ana Paula y Miguel, también conocida como la KGB (Kitty & Gruñis Beach, o si lo prefieren, Kitty & Gruñis, Bitch!). Y qué mejor manera de estrenar departamento que viendo películas de casas embrujadas, ¿no creen? Luego dicen que somos extraños...


Bien, pues la acción empezó con un clásico, The Amityville Horror (Stuart Rosenberg, Estados Unidos, 1979). Supuestamente basada en hechos reales, cuenta la historia de la familia Lutz: una joven madre de tres, Kathy, recién casada con su nuevo marido George. Éstos compran una enorme casa que cubre sus necesidades y además la consiguen barata por su mala fama, ya que un año atrás los anteriores ocupantes fueron masacrados en ella.


Renventando el cliché de la casa embrujada, esta película se mantiene vigente gracias a su maravilloso soundtrack y a una buena tensión dramática que logra cautivar el interés del espectador mientras se desenvuelve el misterio. Sin gran despliegue de efectos especiales, se apoya más en la bien desarrollada trama. Y la guapísima Margot Kidder nos hizo sudar en más de una ocasión.


Después tocó su turno a House on Haunted Hill (William Castle, Estados Unidos, 1959), en la que un excéntrico millonario decide hacer la fiesta de cumpleaños de su cuarta esposa en una mansión embrujada. Para incentivar a los asistentes, ofrece diez mil dólares a cada uno de los que pasen la noche completa en el lugar... o a sus herederos, si es que no sobreviven. Una serie de intrigas y una muy mala relación con su nada amorosa esposa llevan a la historia por lugares inesperados, con uno que otro susto.


La película es francamente malona, con unos huecotes en la trama imposibles de justificar, pero entretiene. Y vale la pena verla, si no por otra cosa, por la presencia de Vincent Price como el organizador del evento. Se le hizo un remake en 1999, pero ni por equivocación lo vería.


La cinta que se robó la noche fue Wait Until Dark (Terence Young, Estados Unidos, 1967), aunque esta no es de fantasmas sino la excepción a la regla. Trata sobre unos narcotraficantes que quieren recuperar un envío de heroína oculto en una muñeca, la cual fue a parar al departamento de una mujer ciega y su esposo. Haciendo que el marido se ausente, tres rufianes deben engañar a Susy para que les ayude a encontrar a la muñeca, mas ella empieza a sospechar y con ayuda de una vecinita se da cuenta del peligro que corre.


Basada en una obra de teatro pero bien adaptada al lenguaje cinematográfico, la historia está cimentada en sólidas actuaciones y en un ritmo implacable que no da descanso al espectador mientras se angustia por el destino de Audrey Hepburn.


Para aguantar el sueño en la hora más difícil de la madrugada, escogimos una película ligerita. Carlos insistía en que Casper (Brad Silberling, Estados Unidos, 1995) era una joya incomprendida y menospreciada. Yo no tenía recuerdos gratos de ella, además de que nunca me cayó bien el personaje, pero dada la insistencia de mi amigo (y que, de no ser en un maratón, sé que nunca la habría vuelto a ver) decidimos incorporarla a la programación.


Admito que es bastante divertida y tiene algunas situaciones graciosas que me hicieron reír. Varios de los personajes tienen bastante riqueza, Bill Pullman es un actorazo y la joven Christina Ricci se ve muy linda. Lo único malo es que la mayoría de las escenas en las que sale el personaje titular apestan, y es difícil ignorar al protagonista al evaluar una película. Mas fuera del final excesivamente cursi y meloso, no me arrepiento de haberla visto.


Para cerrar con broche de oro, vimos Poltergeist (Tobe Hooper, Estados Unidos, 1982). Nunca antes la había visto y sentía mucha curiosidad por ella. Con la icónica imagen de una niña güerita frente a una televisión con estática, empieza la historia de la mencionada cría que puede escuchar las voces de fantasmas a través de la televisión. A través de fenómenos sobrenaturales, estos entes se manifiestan y se apoderan de la infante, dejando a su familia desesperada y buscando formas de recuperarla.


Producida por Steven Spielberg, hay que reconocer que ese hombre sabe cómo hacer cine y cuándo dejarle el mando a alguien más adecuado. La cinta muestra claramente la influencia de este productor así como del director. En un momento, la historia se asemeja a Close encounters of the third kind (Steven Spielberg, Estados Unidos, 1977) pero con espíritus en lugar de alienígenas. Aunque también hay una presencia auténticamente maligna que no tiene buenas intenciones para con la pequeña. Con buenos momentos de horror y efectos especiales que no han envejecido de la mejor manera, vale la pena ver esta película.

La sangre de un poeta

(Le Sang d'un Poete, Jean Cocteau, Francia, 1930)

Tuve el gusto de formar parte del público en una de las funciones musicalizadas de este clásico del Surrealismo. Ya antes había visto el mediometraje (en un maratón del Galerón, qué tiempos aquellos) pero esta vez contó con el atractivo adicional de la música compuesta por Steven Severin, quien fuera bajista de Siouxse and the Banshees. Como se nos dijo antes de la proyección, Severin ha musicalizado otras películas con anterioridad. La música que utilizó para la obra de Cocteau consistió principalmente en atmósferas electrónicas que evocaban sentimientos de rareza y estupefacción muy adecuadas al material en la pantalla.


Es difícil hablar de este filme pues, como toda buena obra surrealista, carece por completo de lógica y de sentido. Es común confundir al Surrealismo con el mero uso de una lógica onírica, pero esta corriente vanguardista iba mucho más lejos. La esencia del Surrealismo era la subversión, tanto política como social e intelectual. Es por esto que se buscaba deshacerse de la causalidad en la narrativa, para provocar reacciones violentas en el público.


La sangre de un poeta cumple con este cometido. Dividida en cuatro partes, las primeras dos nos muestran a un artista que tiene ciertas desventuras; la tercera parte cambia radicalmente a la historia invernal de un grupo de niños que termina en muerte y la última nos muestra una partida de póquer sobre el cadáver de un niño, bajo la mirada de aristócratas aburridos. Las interpretaciones que se pueden hacer de esta cinta son infinitas, aunque yo prefiero la postura de otro surrealista, Luis Buñuel, de disfrutar lo que se ve sin intentar descifrarlo de manera exhaustiva.

Lecciones de vuelo...


... ¡que sí sirven!

Les Vampires

(Louis Feiullade, Francia, 1915-1916)

Desde hace muchos años había querido ver esta serie. De hecho, desde que vi Irma Vep, de Olivier Assayas (Francia, 1996), cuya trama gira en torno a un director francés contemporáneo que quiere hacer un remake. La Cineteca Nacional proyectó la serie completa en tres ocasiones y, afortunadamente, tuve el gusto de poder acudir a la última.


Les Vampires se trata, como ya mencioné, de una serie de películas -diez en total- que se filmaron y se estrenaron en los cines franceses entre noviembre de 1915 y junio de 1916. Con una duración que va de los quince minutos hasta una hora, nos cuentan la historia de una pandilla de criminales que se hacen llamar Los Vampiros y siembran el terror en París, cometiendo desde robos hasta asesinatos. Las fuerzas policíacas no han podido detenerlos y es así que un periodista, Philippe Guérande, empieza a investigar los crímenes.


Con ayuda del siempre cómico Oscar Mazamette, quien originalmente trabajara para los Vampiros pero se uniera al reportero para pagar una deuda de honor, Guérande toma varios casos. A veces logra frustrar los planes de los delincuentes, en ocasiones estos logran escapar y siempre pone en riesgo su vida, llegando a ser capturado más de una vez.


Por parte del lado en contra de la ley, tenemos a los Vampiros y su líder, el Gran Vampiro. Sin embargo, nada es seguro para nadie, y tres diferentes personajes asumen el cargo de Gran Vampiro cuando su predecesor es capturado o cuando muere. También cuentan con los grandes talentos de Irma Vep (si se fijan, su nombre es un anagrama de vampiro), una femme fatale que por medio de disfraces, sigilo y astucia lleva a cabo la mayoría de los planes de su grupo. Además, hay otra facción criminal liderada por el español Juan-José Moreno, quien compite con los Vampiros por la supremacía del bajo mundo parisino.


Esta serie es realmente visionaria, muy adelantada a su tiempo. Los temas son tratados de manera sofisticada y no se toca el corazón al mostrar la violencia con que los villanos cometen sus actos (aunque con gran sutileza). El sentido de peligro se percibe como real, tanto para los personajes como para sus actores: la realización favorece escenarios naturales en lugar de sets y los stunts que deben llevar a cabo son muy arriesgados, incluyendo caminar por azoteas, saltar desde grandes alturas o bajar "volando" a un escenario de teatro.


Otro aspecto vanguardista de las películas es que cuentan con manejos de cámara innovadores, además de tener un muy buen ritmo (y eso que la edición casi no recurre al montaje). La acción es tan fluida que, a pesar de que la proyección a la que asistí no contaba con ningún tipo de musicalización, casi no se sienten las seis horas cuarenta minutos que dura de principio a fin. Sería interesante ver estos filmes como se realizaron, en entregas, pero verlos de corrido es también una buena experiencia.


Incluso a la hora de usar "efectos especiales" esta obra de Feuillade sobresale: cuando llegan a aventar un muñeco de trapo por una ventana -simulando que es uno de los personajes- está tan bien filmado que casi no se nota. Es increíble pensar que una película con casi cien años de haber sido filmada logra este efecto mucho mejor que algunas otras más recientes, independientemente del presupuesto invertido en ellas. Un ejemplo más de que hacer las cosas bien no necesariamente cuesta más caro.

Un trabajo completamente recomendable, búsquenlo con su pirata de cabecera o estén atentos por si algún día se vuelve a hacer una función en cine.

domingo, 24 de abril de 2011

31 Foro Internacinal de la Cineteca - Lucía, La mujer que cantaba, Cuatro estaciones, Jean Gentil


El pasado miércoles dio comienzo el Foro y, como todos los años, me propongo ver la programación completa. Con el fin de que puedan leer mis recomendaciones a tiempo y alcanzar a ver las películas que les interesen, paso a reseñar brevemente las primeras cuatro.

Lucía (Niles Atallah, Chile, 2010)

Esta película más bien "retratista" nos muestra la vida cotidiana del personaje titular, una joven mujer que vive con su padre en el Chile actual. Atrapada en una casa derruida de la cual sin embargo sigue encariñada, podría decirse que Lucía representa a las nuevas generaciones chilenas. Los choques de opinión con su padre y el asunto sobre la vista deficiente de éste también reflejan el contraste generacional entre aquellos cuyos sueños fueron destrozados por el golpe de estado de Pinochet (cuyo funeral es mencionado de pasada en la cinta) y sus sucesores. Ésta es una de esas películas en las que aparentemente no pasa nada, pero esto sólo nos prepara para el golpe emocional del final. Con algunas secuencias filmadas de manera experimental, parecidas al stop-motion, la propuesta estética del filme cuenta con una dirección de arte muy detallista y elaborada. Recomendable, mas no imperdible.

La mujer que cantaba (Incendies, Denis Villeneuve, Canadá-Francia, 2010)

Cinta que seguramente estará entre las mejores que habré visto este año, nos cuenta una historia auténticamente trágica con excesos que están tan bien manejados que funcionan. Desde el impactante principio, en el que la cámara enfoca la perturbadora mirada de un niño mientras lo rapa un soldado (con música de Radiohead para acompañar) me capturó por completo. ¿Qué pasaría si al morir tu madre te enteraras de que tu padre sigue vivo y de que tienes un hermano? Y si la última voluntad de tu progenitora fuera que los encontraras, ¿lo harías? Eso es lo que lleva a los gemelos Jeanne y Simon a un viaje hacia sus raíces, para descubrir el pasado de su madre y cómo la guerra en Medio Oriente y la intolerancia religiosa han transformado sus vidas. Con muchos momentos devastadores, la forma no lineal en que se desarrolla la trama hace que las piezas vayan cayendo en su lugar ante el espectador antes que frente a los personajes, haciendo que nuestra lástima por éstos sea auténtica. Esta película todavía estará lunes y martes en la Cineteca, y a partir del 29 de abril estará en varios cines comerciales. En serio, hagan todo lo posible por verla, no se arrepentirán.

Cuatro estaciones (Le quattro volte, Michelangelo Frammartino, Italia-Alemania-Suiza, 2010)

Para hablar de esta película es mejor transcribir la sinopsis: "Entre documental y ficción, esta ópera prima, poética y llena de humor, nos ofrece una mirada sutil sobre la vida y naturaleza de la Italia rural. Nos muestra con gran delicadeza, a través de cuatro episodios, la historia de cuatro protagonistas (hombre, animal, vegetal y mineral): un viejo pastor muy enfermo, aferrado a remedios tradicionales; el nacimiento y primeros días de un cabrito;  las etapas de vida de un castaño, y la vieja costumbre, en los bosques de Vibo, de transformar la madera en carbón." La propuesta suena muy interesante, pero juro que si no hubiera leído el párrafo anterior no le habría entendido nada. Una película bastante difícil, con cero diálogos y bastante pesada que, no obstante, se puede disfrutar (si uno no tiene mucho sueño). Recomendable sólo como una curiosidad.

Jean Gentil (Laura A. Guzmán e Israel Cárdenas, República Dominicana-México-Alemania, 2010)

El personaje titular es un haitiano radicado en República Dominicana quien, a pesar de hablar cinco idiomas y tener una licenciatura en su haber, no puede conseguir trabajo. Mostrando la progresión de zonas conurbadas al hacinamiento poblacional, para después dejar la ciudad hacia las zonas selváticas en busca de oportunidades cada vez menos prometedoras, el filme refleja la desesperación de un hombre cuya fe se tambalea entre más avanza. A pesar del comentario que hace sobre la situación económica que puede extrapolarse a cualquier país latinoamericano, la carencia de ritmo y el excesivo afán por mostrar el costumbrismo tal cual es hacen de la película algo difícil de ver. No es mala, pero no la recomendaría.

Con esto doy por terminada esta publicación, conforme vea más películas las iré reseñando y recomendando cuando se dé el caso.