jueves, 31 de marzo de 2011

Millenium 2: La chica que soñaba con un cerillo y un galón de gasolina

(Flickan som lekte med elden, Daniel Alfredson, Suecia, 2009)

Meh.

Berlin: Sinfonía de una gran cuidad

(Berlin: Die Sinfonie der Großstadt, Walter Ruttman, 1927)

Como parte del proyecto Bandas sonoras, organizado por la Cineteca Nacional y el IMER, se proyectó hace unas semanas esta cinta vanguardista, reminiscente al posterior Hombre con la cámara de Dziga Vertov (Chelovek s kino-apparatom, Unión Soviética, 1929). El filme relata, a manera de sinfonía en cinco actos o movimientos, el transcurso de un día en la ciudad alemana del período entre guerras.


La película cuenta con un gran valor documental, ya que nos muestra imágenes de una ciudad ahora inexistente. A pesar de formar parte de una corriente de vanguardia, la cinta ha envejecido bastante y ya no da la apariencia de haber estado adelantada a su tiempo.


Los primeros tres actos, que muestran el amanecer, la llegada de la gente a la ciudad y el inicio de las jornadas laborales, están realizados con una estética casi documental. Para los dos últimos actos, que abordan el atardecer y la vida nocturna, se recurre a un uso más narrativo de la técnica del montaje, creando mayor significado en las imágenes.


No me llamaba tanto la atención esta función, pero Gru es un gran fanático de El gabinete, quienes estuvieron a cargo de la musicalización en vivo. Gracias a su recomendación, se convocó a la Neurobunch completa y fuimos a la proyección ("acompañados" por una especie de versión bizarro de la Neurobunch).


Fue una de las ocasiones en que disfruté más de la música que de la película. La mezcla de ritmos de jazz con rock experimental creaba deliciosas atmósferas para la cinta. Mi única queja fue que me sacaban de onda las pausas entre tema y tema a media proyección, dando la impresión de tracks en un disco en lugar de un score continuo para cada acto.

Invierno profundo

(Debra Granik, Estados Unidos, 2010)

La realizadora de esta cinta se dedica a sacudir a las buenas conciencias norteamericanas desde la trinchera del cine independiente. Con este, su segundo largometraje, aborda el tema de las drogas no desde la perspectiva de la adicción sino desde la de la manufactura y tráfico, con las repercusiones que traen a una comunidad.

Jennifer Lawrence (quien, a mi parecer, nació para protagonizar a Empowered) interpreta a Ree, una chica de diecisiete años con muchos pantalones. Vive con su madre discapacitada y sus dos hemanitos. Su padre estuvo en prisión por tener un laboratorio de metanfetaminas y ahora, que obtuvo la libertad condicional, está desaparecido. Si no se presenta ante la corte en dos semanas, su familia será expulsada de la casa (pues la usó para cubrir su fianza). Entonces nuestra protagonista se da a la tarea de encontrarlo a como dé lugar, vivo o muerto.

Ree enseña a sus hermanos a cazar.

En su búsqueda debe visitar a gente peligrosa e inestable: su tío Teardrop, adicto a la cocaína y propenso a arranques violentos; las mujeres de la familia Milton, lideradas por Merab, familiares lejanas que están a cargo del narcotráfico local; y por último, el evasivo Thump Milton, patriarca criminal. Al hacer preguntas que nadie quiere responder, remueve la aparente tranquilidad del sur de Estados Unidos y revela un mundo oscuro de muerte y manipulación.

Buscando tumbas al ras de la tierra.

Sin embargo, a mi parecer, el tema central de la película es la familia y los valores. A pesar de que los personajes son delincuentes de la más baja calaña, reconocen en el esfuerzo de Ree -quien comparte la misma sangre que ellos- lo justo de su causa y la ayudan (no sin antes propinarle una golpiza de miedo). Teardrop agrede físicamente a la joven para disuadirla de abandonar su búsqueda mas, al darse cuenta de su determinación, se une a ella aún poniendo en riesgo su libertad y su vida. Incluso la misma Ree, al saber que su padre está ausente, asume que éste murió antes que pensar en la posibilidad de que haya desertado a su familia.

La protagonista, hermosa a pesar de las marcas de golpes.

Esta historia de una mujer fuerte enfrentada a condiciones extremas -ella y sus hermanos incluso recurren a comer ardilla, a falta de venados- nos muestra con gran sobriedad y sin ningún exceso la sordidez y los estragos ocasionados por las drogas. Las actuaciones y la tensión dramática, minimalistas y contenidas, nos llevan poco a poco por un recorrido sombrío hasta un clímax emocionalmente intenso. La forma en que la historia está contada la asemeja a los westerns, aunque podríamos llamarle más bien un southern. Incluso se presta a hacer una comparación con True grit (Joel & Ethan Coen, Estados Unidos, 2010), en la que una menor de edad busca hacer justicia, pero Winter's bone la supera y por mucho.

martes, 29 de marzo de 2011

I spit on your grave (original y copia)

(Meir Zarchi, Estados Unidos, 1978; Steven R. Monroe, Estados Unidos, 2010)

En 1978 tuvo un estreno limitado la infame cinta objeto de esta reseña, bajo el título Day of the Woman, aparentemente una película más de explotación bajo el subgénero de "violación y venganza." La trama es sencilla: Jennifer Hills, una joven y bella escritora, decide rentar una casa durante el verano para trabajar en su primera novela. Los lugareños, en principio amigables, la violan brutalmente y la dan por muerta. Tiempo después, ella regresa para vengarse de manera igualmente brutal.

Camille Keaton y Sarah Butler interpretando a Jennifer Hills

La película fue tachada de misógina, fue llamada una obra vil y deprimente, fue atacada por su falta de diálogos y la forma tan simple en que muestra los hechos retratados. A mi parecer, fue incomprendida y se habló más sobre la controversia ocasionada por ella que sobre su contenido propiamente dicho. Sí, los crímenes que muestra son grotescos, pero nunca se busca justificarlos ni mucho menos glorificarlos. Los atacantes son personas normales, no tienen apariencia monstruosa ni mirada que refleje un claro desequilibrio mental, incluso algunos de ellos podrían considerarse apuestos; sin embargo, al menos a mí me resultó imposible verme reflejado en ellos, sus acciones son tan repulsivas que obligan al espectador a darse cuenta de que atrocidades como las mostradas ocurren constantemente y sus perpetradores son gente común y corriente. La forma lacónica de presentar los hechos los hace más realistas y difíciles de asimilar.

El "amigable" Johnny, protagonizado por Eron Tabor y Jeff Branson, respectivamente.

Ahora, más de treinta años después, salió a la luz un remake. La principal pregunta es: ¿tiene sentido hacer semejante refrito? Yo digo que sí. Por una parte, se actualiza la historia y se le agrega mayor complejidad: el papel de los medios audiovisuales, el voyeurismo inminente en la pornografía y la invasión de la intimidad, la postura cerrada de la sociedad hacia el consumo recreativo de drogas, la corrupción de las figuras de autoridad. Además, la historia se ve beneficiada con mejores actuaciones y con una estructura que genera una mayor tensión dramática. Pero lo más importante es el triste recordatorio de que, aún hoy en día, la situación de las mujeres no ha mejorado tanto como debiera. Siguen siendo víctimas de violencia, se les sigue negando la seguridad y tranquilidad que merecen.

Jennifer, "provocando" a los machos lugareños.

Un acierto en ambas versiones es que no reducen a Jennifer al típico personaje femenino estúpido que pulula en las películas de horror, carente de sentido común y propenso a situaciones absurdamente peligrosas. El único "error" que ella comete es ser lo suficientemente ingenua como para pensar que no le pasará nada si se va sola a un lugar apartado de la sociedad, lo suficientemente bienintencionada para creer que los hombres la respetarán y le darán su lugar. Mientras se desarrollaba el principio de la historia me sorprendí a mí mismo pensando "esta tonta se está poniendo a sí misma en el camino del peligro, pareciera estar buscando que le pase algo malo." Al darme cuenta de mi postura, a la cual nos ha acostumbrado la sociedad en que vivimos, me sentí incómodo.

La violencia sexual del original, y la intimidación psicológica del remake.

Ahora bien, la primera mitad trata sobre los ataques a la escritora. El original va directo al grano y se centra en el abuso sexual. La nueva versión, en cambio, crea suspenso generando una atmósfera amenazante y, cuando se desatan los ataques, recurre también a la violencia verbal, física y psicológica aunadas a la violencia sexual, haciendo el sufrimiento de Jennifer aún mayor. La forma tan descarnada de esta primera parte, al menos en el remake, es tan grotesca que raya en el mal gusto y en la pornografía de la violencia, realmente perturbadora.

Jennifer, tras haber sido golpeada y ultrajada en repetidas ocasiones.

Algo que también incorpora el refrito es el elemento de la duda: en un principio no se aclara si realmente sobrevivió a los ataques para vengarse o si se trata de una presencia incorpórea que ajusta cuentas desde el más allá. De igual manera, el remake nos muestra los elementos que le ayudan a sobrevivir y algunos de los instrumentos de su venganza, como muestra de ese afán del cine comercial norteamericano de justificar cada punto de la trama.

Las "herramientas" de la retribución: una pistola y unas tijeras de jardinero (imagínense qué corta con ellas).

Por último, se nos presenta la tan mentada venganza. En la versión original, Jennifer usa su sexualidad para atraer a sus víctimas, creándoles un falso sentido de seguridad para después tomarlos desprevenidos. La versión modernizada opta más por planes intrincados al estilo Saw, dando a cada quién la retribución más "adecuada" a su forma de abuso.

En ambas versiones se usa una tina para la venganza.

Es un tema delicado. Cuando Jennifer es golpeada, insultada, humillada y finalmente violada, uno como espectador rechaza la crueldad infringida hacia otro ser humano. Yo me encontré preguntándome cómo alguien podría disfrutar tratando así a otra persona, o viendo actos similares (como el público consumidor de películas snuff). No obstante, a la hora de la vindicación, encontré satisfactorio el sufrimiento de los otrora victimarios. ¿Qué dice esto de mí? ¿Qué dice de nosotros como sociedad? ¿Acaso tenemos una necesidad de crueldad pero algunos necesitamos justificarla para poder disfrutar de ella? Por otra parte, si condenamos los crímenes que comete Jennifer para desquitarse, ¿cuál es la alternativa? ¿Confiar en el sistema judicial? ¿Los castigos impartidos por este son suficientes? ¿Quién decide qué es realmente lo justo?

Y así quedó Johnny...

En resumen, es triste que hoy como hace tres décadas las mujeres no puedan moverse libremente por el mundo sin ser agredidas de una forma u otra: no pueden ponerse una minifalda sin que alguien le grite una guarrada, no puede disfrutar de su sexualidad sin que la tachen de zorra, no puede expresar su feminidad sin ser acusada de provocativa. Ambas versiones de la cinta valen bastante la pena, aunque ambas son difíciles de ver y no para gente de estómago sensible. Y, al menos en mi caso, resultaron ser un fértil material de reflexión.

jueves, 17 de marzo de 2011

2da Antología Caligrama: Cuentos de Horror, Fantasía y Ciencia Ficción


Con mucho orgullo y no sin cierta modestia, me toca reseñar la antología en la que aparece mi primer cuento publicado. Este libro es el resultado de la segunda convocatoria que realizó Editorial Caligrama para un concurso de cuentos de género. El certamen se llevó a cabo en tres etapas: en la primera, trescientos sesenta y cuatro participantes enviaron a la editorial uno o más cuentos de hasta una cuartilla (yo envié seis) y un jurado seleccionó a los que consideraron los mejores; para la segunda etapa, los treinta finalistas escribimos cada quien un relato de tres a cinco cuartillas que estuvo durante un mes en la página de internet de la editorial para que el público en general votara por el de su agrado; los once autores con más votos resultamos ganadores y, en la tercera etapa, escribimos un cuento de quince a veinticinco cuartillas el cual se publicó en la antología.

Independientemente a mi participación en el libro, me alegra mucho poder decir que el nivel de los cuentos incluidos mejoró muchísimo en comparación a los del año anterior. Hay una gran variedad de estilos narrativos y de técnicas, de temáticas y de tratamientos. Y todos los cuentos están muy bien escritos (aunque se alcanzó a escapar una que otra falta ortográfica, pero pasa hasta en los proyectos más profesionales con las editoriales de mayor renombre). A continuación escribiré brevemente sobre los cuentos, con mi humilde opinión de cada uno.

La antología abre con mi cuento, Desapariciones o el Demonio Protector. En efecto, por un error, se les olvidó incluir mi verdadero nombre Pok y aparezco bajo mi apodo de Adrián Manero. Me es imposible hablar objetivamente de mi relato, sólo puedo decir que estoy satisfecho con el resultado y que me pude dar el lujo de escribir algo que no es del todo amigable con el lector. Entrando en el terreno de la Fantasía Oscura, el cuento semeja un fragmento en el diario de un viajero, con un pasado oscuro, que llega a un poblado donde la gente empieza a desaparecer.

El segundo relato es La amenaza Ergonita, de Arturo Ayala. Ciencia Ficción con tintes policíacos, debo decir que me resultó entretenido pero el final me pareció demasiado ingenuo. En fin, es mi opinión personal. Un viajero intergaláctico recorre el cosmos, introduce a su nave a una criatura que amenaza su existencia y termina recorriendo los parajes de un planeta-prisión para detener a dicha amenaza.

Después sigue Jornada Onírica # 27, de Edgar González. Da comienzo con una cita que hace un uso muy original de los dos puntos ( : ), sin embargo al intentar repetir este uso alternativo cae en el abuso. A veces lo usa en lugar de una coma o lo inserta en medio de una oración que, al leerla, no debería llevar una pausa intermedia. El relato es una especie de recuento de un sueño, a ratos ingenioso, a ratos repetitivo. Mi mayor queja es que la estructura es demasiado lineal como para tratarse de un sueño.

A continuación tenemos Infección, de Gibrán Peña. Con un principio que me recordó a personajes de Stephen King, un escritor nos cuenta de su roce con la muerte y cómo éste lo cambió, volviéndolo una especie de foco infeccioso. Presentando una especie de plaga bastante original y nunca antes vista (al menos no por mí), Gibrán nos ofrece un cuento similar a una película de Hollywood: trepidante, muy bien hecho, muy adornado y cuyo único objetivo (como su autor expresó el día de la presentación) es entretener. Y lo logra.

Gilberto García Jr, de Venezuela, nos presenta El último ser humano, relato de ciencia ficción que nos cuenta cómo una sociedad de autómatas, posterior al fin de la humanidad, se esfuerza por entender e imitar al hombre. Cuando descubren a un espécimen preservado interactúan con él para darse una idea, no sin un poco de amargura, de por qué fue que esta especie se condujo a sí misma a su extinción. Se tarda un poco en llegar al final, pero plantea cuestiones harto interesantes y de manera intrigante.

Luego viene El emperador, el poeta y el mago, de Gustavo Ramírez. Bellísimo relato que incorpora los elementos de Xanadu (el palacio de Kublai Khan), el poema de Coleridge que lo menciona y un texto de Borges que relaciona a ambos con el presente cuento, todo esto inmerso en una historia muy íntima narrada a través de dos personajes y un experimento científico para grabar los sueños (reminiscente de Until the end of the world, de Wim Wenders, Alemania-Francia-Australia, 1991). Eso sí, me parece que al final le falta un poco de fuerza, y siento que le faltó una mención al Xanadu de Citizen Kane (Orson Welles, Estados Unidos, 1941).

El séptimo relato es La balada de los últimos héroes, a cargo de Imanol Cinta. En éste, un juglar aprende la verdad amarga tras los legendarios hechos sobre los cuales canta. Al conocer sobre la terrible maldición que pesa sobre un héroe auténtico, él mismo queda condenado a cargar con la verdad sin poderla divulgar. Me gustó mucho la forma en que Imanol nos muestra el lado humano que casi nunca podemos ver en las mitologías.

Toca turno a Karime Cardona, con Korothma, relato de influencias lovecraftianas que narra la búsqueda de una mujer, primero por encontrar a su padre desaparecido, luego por descubrir qué le arrebató la cordura al mismo tiempo que debe evitar que su propia sanidad mental la abandone en medio de una conspiración y una competencia milenarias. Me gustó bastante, aunque siento que el último capítulo está de más.

Katherine Galo contribuyó al volúmen con En el pub de Zarzaduendes. Debo confesar que, al escucharla hablar sobre su relato de duendes traviesos y magos trabajadores en la presentación del libro, me esperaba algo más bien malón. En general me fastidia que cuando la gente escucha "fantasía" de inmediato piensa en dragones, magos, espadas y cosas por el estilo, siendo que la Fantasía es un género amplísimo. Me dio gusto encontrarme con un cuento muy disfrutable y bien escrito, según yo con influencias de Harry Potter. Mi única duda es por qué un mago tiene que recurrir (constantemente) al uso de una escopeta.

El cuento que sigue, Redes, de Víctor Solorio, es a mi parecer el mejor de todo el libro. En un marco de Ciencia Ficción dura, con conceptos maravillosos y complejos pero muy bien explicados y nada confusos, presenciamos las historias de tres personajes que se interrelacionan de manera más bien casual. El cuarto segmento nos recuerda de una manera hermosa que todo está en la perspectiva con que veamos las cosas. Fue todo un deleite leer este conmovedor y descarnado relato.

Para cerrar la antología tenemos Ángel de agua, de Ximena Rodríguez. No me gustó nada, así que mejor no diré nada al respecto.

Ahora sólo queda esperar que este concurso siga llevándose a cabo año con año y que mejore cada vez más hasta volverse un certamen importante para la literatura de género. Y, en el plano personal, que yo pueda seguir teniendo éxitos en mi carrera como escritor, claro está, con el apoyo de todos aquellos que me han acompañado hasta ahora y los que se unan en el camino.

Rango

(Gore Verbinski, Estados Unidos, 2011)

Como muchos de los proyectos desarrollados por Nickelodeon, podría decirse que esta película no está por completo dirigida al público infantil. Con mucho humor negro y situaciones un tanto violentas, logra diferenciarse de lo que generalmente se le ofrece a los niños, lo cual es un acierto. Siempre he sido de la idea de que a los pequeños no se les debe tratar como a idiotas, ya que tienen la capacidad de entender y disfrutar mucho más de lo que les damos crédito.


La mejor forma de definir este largometraje animado sería con la etiqueta de "western metafísico." Un camaleón doméstico con una desbordante imaginación vive frustrado en su pecera, acompañado por un pez de cuerda, el torso desnudo de una Barbie, una palmera de hule y un insecto muerto. Este lagarto pasa sus largas y aburridas jornadas refinando sus talentos histriónicos, interpretando fragmentos de obras de Shakespeare ante un público tan imaginario como el resto de su elenco. Durante un recorrido vacacional en el coche de sus dueños, un "bache" trastorna por completo su realidad, arrojándolo por la ventana al desierto de Nevada.


Ahí descubrimos (tras un breve pero inspirado homenaje a Hunter S. Thompson y a la cinta Fear and loathing in Las Vegas, de Terry Gilliam, Estados Unidos, 1998) que el obstáculo que ocasionó su actual predicamento es en realidad un armadillo atropellado (¿que cómo diantres sobrevivió?), quien recorre el desierto en una búsqueda espiritual e inicia a nuestro protagonista en su propio camino hacia el "Espíritu del Oeste." Tras una pesadilla surrealista, conoce a Beans, una campesina que lo conduce al pueblo de Dirt. Todos los residentes de éste son particularmente grotescos y huraños. Una vez que llega a la cantina del lugar, el pequeño camaleón flacucho decide aprovechar la oportunidad para reinventarse, eligiendo para sí el nombre de Rango y dándose la reputación de un temerario imparable.


Y eso es sólo el principio. Una serie de casualidades lo llevan a ser el nuevo sheriff de Dirt, ocupación infame por su baja expectativa de vida. Entre una conspiración que no termina de cuajar, duelos inverosímiles, persecuciones por hordas de topos retrógradas (que seguro se casan entre primos) y la iluminación por medio de alucinaciones en el desierto, la película tiene buenos momentos y otros que lo dejan a uno rascándose la cabeza y preguntándose qué diablos acaba de ocurrir. Rango va de incompetente suertudo a héroe legendario, pasando por cínico fraudulento.


La trama tiene algunos cuantos huecos inexplicables y situaciones que no tienen repercusión (como el ojo gigante bajo la tierra), además de que el final abusa del contrato de credibilidad (hubiera preferido que quedara la duda de qué tanto fue alucinación y qué tanto fue verdad). Independientemente de estas fallas, con tintes de Sergio Leone y de Carlos Castaneda, el largometraje se puede disfrutar lo suficiente pero no llega a ser memorable. Les recomiendo verla con las voces originales en inglés, en particular me encantó en trabajo de Isla Fisher con el acento sureño de Beans.


lunes, 14 de marzo de 2011

Cine bizarro


El segundo Noctambulante de este año, como resulta evidente en el poster del mismo, fue dedicado principalmente al cine de bajo presupuesto, también llamado de serie B. Desde clásicos hasta propuestas recientes, la programación fue muy variada y antojable, haciendo difícil escoger entre las dos áreas de proyección. Yo me decidí por pasar toda la noche en el área 1, cuya selección de películas reseñaré a continuación.


A las ocho en punto de la noche se dio inicio con Sgt. Kabukiman NYPD (Lloyd Kaufman y Michael Herz, Estados Unidos, 1991). Un policía neoyorquino obtiene los poderes de un ser milenario, convirtiéndose en el "superhéroe" titular. Con una estructura pesada como la mayoría de las películas de Troma, muy exagerada y extrema en ciertas cosas, propio de los 90. Entretenida sin llegar a divertida, graciosa sin llegar a ocasionar carcajadas.


Luego pasaron la película turca Dünyani Kurtaran Adam (Cetin Inanc, Turquía, 1982), también conocida como la "versión turca" de Star Wars, pues se pirateó escenas del Episodio IV que ni vienen al caso y las usó para contar una historia sin sentido y aburrida. Monstruos de peluche, espadas de cartón malas actuaciones y soundtracks robados de otras películas (Raiders of the lost ark entre otras). Interesante como curiosidad pero hasta ahí.


Después fue el cortometraje The horribly slow murderer with the extremely inefficient weapon (Richard Gale, Estados Unidos, 2008) que, además de tener un GRAN título, está buenísimo. Me hizo reír mucho, en lugar de hablar de él lo compartiré con ustedes:




La cuarta función fue Pervert! (Jonathan Yudis, Estados Unidos, 2005). Empieza muy bien como un homenaje a Russ Meyer (con mucha desnudez femenina y senos enormes por doquier) pero se vuelve una cosa extraña que no viene al caso, desentona con el principio y me recordó a otras películas que hacen lo mismo pero mejor, como Bad Biology (Frank Henenlotter, Estados Unidos, 2008). Hubiera preferido que la solución al misterio fuera algo más bien mundano.


Queen of blood (Curtis Harrington, Estados Unidos, 1966) me gustó mucho, lo malo es que no ha envejecido tan bien que digamos y su ritmo pesado pudo más que yo. Es sobre un grupo de astronautas que van a rescatar una nave alienígena que se averió en su camino hacia la Tierra y se estrelló en Marte, sólo para descubrir que su tripulante sobreviviente es una vampiresa alienígena. Se toma su tiempo en contar la historia y lo hace con mucha seriedad, estéticamente me recordó a Barbarella (Roger Vadim, Francia-Italia, 1968) pero con mejores resultados y el final es excelente. También esta película, para ahorrar en presupuesto, "recicla" unas cuantas escenas de un par de películas rusas no muy conocidas.


Infestation (Kyle Rankin, Bulgaria-Estados Unidos, 2009) se llevó la noche: un buen día, sin mayor explicación, unos escarabajoides gigantes invaden la Tierra y un grupo de gente intenta defenderse de ellos. Es como Skyline (Hermanos Strause, Estados Unidos, 2010) pero bien hecho y con bichos en lugar de aliens. Y el truco que aplican al mero final me encantó. Si bien los personajes son un tanto estereotipados, el ritmo que maneja logra capturar la atención de los espectadores y mantiene una tensión ligera pero intrigante y divertida al mismo tiempo. Y es un ejemplo más de que en circunstancias extremas (como el holocausto zombie, una invasión alienígena o una plaga de insectos gigantes) los flojos, mediocres e inadaptados logran siempre salir adelante.


Para terminar, One eyed monster (Adam Fields, Estados Unidos, 2008). Tema similar a la conclusión de Pervert! (y supongo que también al Ataque del pene mutante del espacio que se proyectó en el área 2), "actúa" el infame Ron Jeremy como él mismo hasta que una entidad del espacio exterior se posesiona de su pene, se separa de él y empíeza a matar al resto del elenco que participaba en el rodaje de una película porno más. Meh, más o menos. Tiene algunos buenos chistes (como cuando una actriz está ensayando sus diálogos... ¡y se le olvidan!) pero me pareció demasiado bien portada para ser sobre el mundo del porno.

Con eso dio final el evento, ahora espero con ansias a que el día de mañana anuncien la programación del siguiente.

Presunto culpable

(Roberto Hernández y Geoffrey Smith, México, 2009)

Dramatis personae:

La víctima: José Antonio "Toño" Zúniga; comerciante, cantante y bailarín acusado de un crimen que no cometió.

La damisela en desgracia: Eva Gutierrez, novia del acusado (al centro, entre las primas del mismo)

Los héroes: el abogado defensor Rafael Heredia

y los realizadores del documental, Roberto Hernández y Layda Negrete.

Los villanos: Víctor Daniel Reyes Bravo, el "testigo,"

el juez Héctor Palomares,

la agente del MP, Marisela Miranda Galván

y el comandante José Manuel Ortega Saavedra, de la policía judicial.

Este variopinto elenco de personajes nos presenta un drama de la vida real que, gracias a la controversia que ocasionó fuera retirada de las salas como por cinco minutos, se ha convertido en todo un evento cinematográfico. Supongo que no hace falta decir mucho del tema: un joven aparece muerto, se arresta a otro, un familiar del primero "reconoce" al segundo como el perpetrador (tras haber platicado con ciertos elementos de la policía judicial que, casualmente, llevaron a cabo el arresto) y el sistema judicial condena al presunto culpable a veinte años de prisión. Un par de abogados bienintencionados se proponen mostrarle a México las fallas en dicho sistema.

No se me antojaba nada, fui a verla más por curiosidad que por otra cosa. Esperaba que fuera algo ridículo y mal hecho plagado de momentos de humor involuntario. El resultado fue un documental bastante competente, pero un tanto mañoso. Fui a ver la película acompañado por una amiga abogada, la cual me aclaró que: a) no es "mala suerte" que le vuelva a tocar el mismo juez, es el procedimiento común; b) no es mala onda o mala voluntad que el juez no estuviera presente en el primer juicio, en realidad no es un requerimiento pues para eso hay muchos otros funcionarios; y c) el proceso judicial no tenía muchas herramientas con las cuales demostrar la inocencia del acusado pues el procedimiento administrativo ya venía bastante maleado, pero el documental no distingue claramente uno y otro y mancha a ambos. El hecho de que el abogado defensor asignado por el Estado en el primer juicio tuviera una cédula falsa es un problema mucho más grave que no es revisado a profundidad.


Cinematográficamente hablando, la cinta abusa de los primeros planos con la cara de una persona hablando, al grado de crear incomodidad en el espectador. La imagen no está nada cuidada y algunos momentos llegan a ser tediosos por una mezcla de idiotez por parte del testigo en pantalla y falta de criterio a la hora de editar. Pero vale la pena echarle un ojo, más que nada para enterarse y formarse su propia opinión.

Fish Tank

(Andrea Arnold, Reino Unido, 2009)

Mia tiene quince años. Tiene problemas en la escuela (la acaban de correr de la más reciente). Viste con pants y un hoodie. Le gusta bailar al ritmo de hip hop y siguiendo sus propias coreografías (pero al estilo b-boy, no como esas golfas que bailan como putas). No tiene amigos (Keely ahora se junta con las mismas golfas). Se lleva mal con su hermana menor Tyler (que es tan vacía como el resto de la gente). Su madre no la quiere y la maltrata (vieja alcohólica). Vive en una casa de interés social en Essex, su futuro no luce muy prometedor.


Está enojada con el mundo, siente que nadie la comprende. Tiene la audacia de la juventud, que intenta corregir los males que percibe sin darse cuenta del resto del panorama. Cuando ve a una yegua encadenada en un patio, en los huesos, intenta liberarla sin ponerse a pensar en cómo podrá ésta sobrevivir lejos de sus dueños, quienes en apariencia la están matando de hambre. Dichos dueños la descubren y la agreden, le quitan su mochila, tirando al suelo sus cds, su discman, sus bocinas: sus herramientas de escape.


De repente, un respiro en medio del caos, un oasis. Connor, el nuevo novio de su madre, no parece ser una mala persona. Es amable con ella, le gusta cómo baila, la anima a seguir sus sueños. Además, no duele verlo, al contrario. Cuando está con su madre, hasta ella la trata bien, hasta parecen una familia. Él es protector, afectuoso, cómplice y confidente, empático. Responde a las necesidades de Mia sin que tenga que expresarlas, parece saber lo que ella está pensando, lo que le hace falta.


De ahí en adelante, la película toma rumbos primero predecibles, luego inesperados. Lo que uno se imagina que va a pasar, pasa. Lo que uno sospecha se va a revelar, es revelado. Pero después el recorrido de Mia va por caminos poco conocidos, eludiendo toda predicción y sorprendiendo sin llegar a extremos inverosímiles ni cayendo en lugares comunes. Las acciones de la protagonista la llevan a atravesar la oscuridad para surgir victoriosa de regreso a la luz, victoriosa pero cambiada. Con menos inocencia, más criterio; carente de ingenuidad pero más determinada en sus cometidos. Su futuro sigue amenazado por obstáculos enormes, pero ahora ella tiene la fuerza para hacerles frente.


La cámara en mano da la sensación de inmersión en el mundo que se muestra frente a la pantalla, volviendo al espectador testigo presencial de los sucesos. Las actuaciones son muy auténticas, con particular mención a Katie Jarvis en su debut como actriz. Tras tomarme una píldora de Wikipedia me enteré de que la película fue filmada cronológicamente, de modo que los actores no sabían lo que pasaría con los personajes la siguiente semana, lo cual logra crear la atmósfera de cotidianeidad y rutina opresora de la cual se tiene esperanzas de huir. El resultado es una rebanada de vida en la sala de cine. Muy recomendable.